
El agnóstico patrón de velero Fabrice Amedeo encontró la fe navegando en los tempestuosos mares del Cabo de Hornos
"Al entrar en el Cabo de Hornos, cuyos mares son particularmente complicados, mi confianza está por los suelos. Me encontré con una tempestad cada 48 horas, cruzaba olas de seis metros de altura..."