
Portaluz. Luis Santamaría del Río
24 Abril de 2025Con el fallecimiento, el pasado 21 de abril, del Papa Francisco, que ha conmocionado a la Iglesia católica y al mundo entero, se han detenido las rotativas -empleando la terminología clásica de la prensa en papel- para llenarlo todo con la información, el análisis y los comentarios sobre su figura, el balance de su papado y el nuevo horizonte que se abre para la Iglesia católica al plantear la sucesión del obispo de Roma.
Entre otros diversos y abundantes contenidos presentes en varios medios de comunicación, en estos primeros días se encuentran los relativos a supuestas profecías que habrían anunciado, mucho tiempo atrás, la muerte del pontífice argentino. Unos augurios nada reconfortantes que unen al hecho histórico una seria posibilidad de acontecimientos negativos, que nos llevarían incluso al fin de los tiempos. ¿Qué hay de verdad en todo ello?
El bulo de Nostradamus
En toda información sobre estos temas que quiera llamar la atención no puede faltar el vidente Nostradamus, un personaje del siglo XVI que es recurrente. Utilizado para "predecir" el fin del mundo en 1999 y 2012, y citado cada poco para cualquier gran evento -sobre todo si son catástrofes o hechos luctuosos-, no ha faltado entre muchos titulares que hemos podido leer estos días. "¿Un Papa negro? La profecía de Nostradamus está más cerca que nunca" (Libertad Digital) o "Las profecías de Nostradamus anunciaron la llegada de un anticristo tras morir el Papa... ¿y una tercera guerra mundial nuclear?" (20 Minutos) son algunos de los más llamativos.
Los artículos son totalmente prescindibles. Su calidad, objetividad, oportunidad y rigor periodísticos, nulos. En resumen, vienen a decir que el visionario francés habría predicho en sus famosas Centurias que tras la muerte de "un Papa anciano" subiría al solio pontificio "un Papa negro" y, con él, llegaría el fin de los tiempos, con todos los detalles apocalípticos (anticristo y demás) incluidos. Al leer afirmaciones de este calado, la reacción más normal va entre la risa -¿un Papa anciano? ¿acaso no es lo habitual?- y la indignación -que un Papa negro traiga el acabose no deja de sonar a racismo-.
Lo más sorprendente es que no sólo se trata de un contenido mediático sensacionalista y vulgar... sino que, además, se basa en una falsedad. Aparte de que las supuestas "profecías" de Nostradamus carecen de fiabilidad, y todos esos presuntos "aciertos" no son más que retorcidas elucubraciones hechas a posteriori... lo cierto es que un análisis exhaustivo de los escritos del "vidente" nos muestra que no existen tales afirmaciones. Sí hay varias alusiones a los pontífices, e incluso algunas asociadas a su muerte. Pero ni rastro de papas negros o ancianos. En el lenguaje actual, asistimos a "fake news" en toda regla.
San Malaquías... que no falte
Aunque si hablamos de las profecías en torno a la Santa Sede y a quien la preside, el convidado obligado no es otro que san Malaquías y su célebre lista de lemas papales. Esta vez ha sido relegado a un segundo puesto, tras las noticias ya mencionadas en torno a Nostradamus. Pero no puede faltar ese texto que se atribuye a san Malaquías de Armagh, un obispo irlandés del siglo XII que fue buen amigo de san Bernardo de Claraval. Importante referente de la vida monástica, adquirió fama como visionario y hacedor de milagros.
Pero por lo que más es conocido es por una lista de 112 papas que comenzaría por Celestino II, contemporáneo del obispo irlandés. Por mencionar los últimos lemas latinos que les habría adjudicado a los últimos pontífices que hemos conocido, estarían "De labore solis" para Juan Pablo II y "Gloria olivae" para Benedicto XVI. El siguiente lema, "Petrus Romanus", sería el correspondiente a Francisco, recién fallecido. Y cuenta el número 112, por lo que se termina la lista. No sólo eso: el texto de san Malaquías añade que dicho obispo de Roma reinará "en la persecución final de la Iglesia", y "después de esto la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido Juez juzgará a su pueblo. El fin".
Es decir... que si hacemos caso a la profecía de san Malaquías, Francisco habría sido el último Papa y, con él, llegaría el fin de los tiempos. Sin embargo, aquí seguimos, con las exequias del santo padre Bergoglio y los preparativos del cónclave que le dará un sucesor. Sin embargo, aquí hay una hábil trampa: la apariencia de legitimidad y autoridad, por tratarse de unas predicciones hechas por alguien canonizado (declarado santo por la Iglesia). Lo que hace de esta profecía un material más "peligroso" a nivel de superstición, pues puede ser asumido, por ignorancia, por los propios creyentes.
No: no se trata de un texto escrito por san Malaquías de Armagh. El obispo irlandés murió en 1148, según leemos en el Martirologio Romano (el "catálogo" oficial de los santos y beatos). Y la primera noticia histórica que se tiene de la lista de papas es de 1595. Ningún ejemplar anterior, pero tampoco ningún testimonio previo que hable de su existencia. Fue un historiador benedictino de finales del siglo XVI quien publicó el texto, atribuyéndoselo a san Malaquías. ¿Lo encontró o lo escribió él? No lo sabemos. Pero se trata de una atribución apócrifa, sin razón alguna de peso que nos lleve a pensar a la autoría del santo obispo del siglo XII.
Cuidado con las revelaciones privadas
Para terminar este repaso, cabe hacer una observación importante: también las profecías que desde el punto de vista de la Iglesia católica tienen visos de autenticidad -dentro de las denominadas "revelaciones privadas", que nunca pueden sustituir o contradecir la revelación pública contenida en la Biblia y en la Tradición de la Iglesia- pueden utilizarse de forma retorcida, generando confusión y temor. Y en los últimos tiempos se está haciendo de forma muy habitual, dañando a la comunidad creyente.
En el caso del papa Francisco, esto se ha producido, por ejemplo, al citar la tercera parte del llamado "secreto de Fátima", hecho público por el papa Juan Pablo II en el año 2000. Como sor Lucía menciona en su visión a "un obispo vestido de blanco", este dato lo han utilizado algunos para sumarlo a otra serie de datos y elaborar su teoría de la conspiración según la cual Jorge Mario Bergoglio no sería el Papa verdadero, sino un obispo disfrazado de pontífice. Obviamente, se trata de una interpretación retorcida que no responde para nada a una correcta lectura del simbolismo profético, sino a unos intereses ideológicos mezquinos. Y de igual forma se ha hecho con otras supuestas apariciones marianas.
Una llamada a la esperanza
Para terminar este análisis, nada mejor que tomar unas palabras de Francisco, que ha fallecido en la octava de Pascua del Jubileo de la Esperanza. En los últimos tiempos insistió precisamente en esta virtud, señalando que es la "virtud teologal que sostiene la vida y hace posible que no caigamos en el miedo", tal como leemos en el n. 22 de Spes non confundit, la bula de convocación de este año jubilar ordinario de 2025.
Cuando se multiplican los augurios oscuros y se recuerdan profecías que hacen temblar, el papa Bergoglio nos recordaba también cómo deben vivir los cristianos: "en virtud de la esperanza en la que hemos sido salvados, mirando al tiempo que pasa, tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria. Vivamos por tanto en la espera de su venida y en la esperanza de vivir para siempre en Él" (Spes non confundit, 19).