Regreso al pasado: ¡lo mejor está por llegar!

Regreso al pasado: ¡lo mejor está por llegar!

Jaime Nubiola por Jaime Nubiola

1 Septiembre de 2025

En este mes de agosto he vuelto a residir en el Colegio Mayor Belagua (Pamplona) donde viví doce maravillosos años entre el 2001 y el 2012. Trece años después he vuelto a estar compartiendo el espacio y el tiempo con jóvenes estudiantes universitarios con ansias de aprender. Me parece que la convivencia con estos jóvenes, de los que quizá por la edad podría ser su abuelo, algo me ha rejuvenecido a mí.

He pasado diez gustosos días impartiendo un curso intensivo de «Lógica y Filosofía del lenguaje» en la Universidad de Navarra, en la que trabajé durante 45 años (1978-2023). Al recorrer ahora los pasillos de los imponentes edificios para ir a dar mis clases o en mis paseos por el hermoso campus, venían a mi memoria con fuerza los recuerdos, en su mayor parte bonitos, de tantos años pasados en esas aulas y estos jardines. Parafraseando a Stephan Zweig, afloraba en mi memoria y en mi corazón el mundo de ayer.

Reflexionando un poco sobre esto, caía una vez más en la cuenta de que la memoria constituye en buena medida nuestra propia identidad: sin memoria no hay biografía. En mi caso, no pienso realmente que el pasado fuera mejor; lo que tengo ahora en mis manos es el presente, que es el tiempo que tengo para vivir, para amar, para disfrutar. Me gusta recordar aquel dicho del poeta argentino Jorge Bucay: «El tiempo que se disfruta es el verdadero tiempo vivido».

Tuve ocasión en estos días de encontrarme con muchas personas conocidas y queridas. Una joven pareja —que acaba de tener su primera hija— me invitó a comer en su casa. Me llamó la atención un letrero que habían puesto en una pared: «Lo mejor está por llegar». Quizá lo habían colocado en los meses de espera de la hija por nacer, pero me pareció también un desenfadado grito de juventud que podría adoptar yo como lema a mi edad.

Reconocer nuestro pasado confiere raíces a nuestro presente y sentido a nuestro futuro, a nuestros proyectos. En este contexto me gusta recordar aquellas conocidas palabras de George de Santayana, el filósofo español afincado en Harvard, que aparecen en las páginas finales de su Reason in Common Sense (1905): «Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo». Esto suele decirse de los países o de las colectividades, pero también podría aplicarse en cierto sentido a las personas, puesto que somos narradores de nuestra propia existencia. Con expresión de Kierkegaard, vivimos hacia adelante y comprendemos hacia atrás.

Regresar al pasado nos ayuda a vivir el presente y a proyectar el futuro. Nos ayuda a persuadirnos de que —como piensan los jóvenes— lo mejor está por llegar.