La infertilidad estuvo a punto de hundir el matrimonio de Marie y Vincent

19 de marzo de 2021

Los primeros años de convivencia fueron una dura experiencia para un matrimonio francés que afrontó la infertilidad como un calvario.

Compartir en:



“El inicio de nuestra vida matrimonial estuvo marcado por repetidos fracasos de embarazo que nos llevaron a utilizar técnicas de reproducción asistida que fueron un fracazo; así como un aborto espontáneo provocado por graves minusvalías en el niño”, cuentan al portal de testimonios Découvrir Dieu, Marie y Vincent.
 
En junio de 2009, “tras un enésimo fracaso que casi le cuesta la vida a Marie”, estaban moral y físicamente agotados; sobre todo -relata el matrimonio- ya no tenían el mismo anhelo de ser padres o enfrentar nuevas derrotas. Marie, aunque incapaz de llorar la pérdida de un embarazo, quería seguir con los intentos, mientras que Vincent, temiendo por la salud de Marie, no quería saber nada más del asunto. “¡Nuestra pareja, por primera vez, estaba cayendo al borde del abismo!”, relatan.
 
Experimentar el amor de Dios


 
En estas condiciones decidieron tomarse unos días de descanso y turistear en Rocamadour, un poblado literalmente colgado de los Pirineos al que llegaron el 15 de agosto de 2009. Uno de los principales atractivos del lugar es el Santuario de la Virgen Negra. “Allí empezamos a releer nuestras vidas. De hecho, este santuario contiene diferentes capillas que pueden recordar las etapas de una vida (vida embrionaria, bautismo, perdón, familia, muerte...) y a medida que avanzaba la visita, era nuestra vida, de manera muy profunda, la que revivíamos, como para prepararnos para lo que iba a venir. Entonces, en medio de la visita, cada uno de nosotros sintió un amor loco. Alguien nos decía: «Sois preciosos para mí, tal como sois». ¡Fue un amor tan reconfortante! Después de esta experiencia espiritual tan fuerte, ambos estábamos seguros de que Dios existía y de que nos amaba como un Padre”.
 
Marie y Vincent regresaron a su hogar con la certeza de ir acompañados por Dios. Sentían con tal fuerza el amor y la presencia de Dios que no podían dejar de dar testimonio sobre lo vivido, incluso aunque algunos seres queridos eran algo escépticos sobre el asunto de la fe. Pero eso no amilanó el ardor espiritual del matrimonio…

“Esta conversión nos permitió experimentar a Dios al punto de tomar decisiones que antes hubieran parecido imposibles. Decidimos dejar de utilizar las técnicas de reproducción asistida y esta decisión, que cerraba toda esperanza de tener un hijo biológico, dio grandes frutos. Nos embarcamos en un proceso de adopción y en 2014 nos convertimos en padres de una preciosa niña de tres meses. Ahora somos una familia muy feliz”.
 
Amados para la eternidad
 
La experiencia vivida por este matrimonio ha movilizado a nuevas conversiones a la fe en el círculo de amigos. Y ha sido de tal magnitud lo vivido que ahora confían a la voluntad de Dios todo lo que viven.
 
“En general, todo nuestro matrimonio ha cambiado desde nuestra conversión. Comprendimos que Dios nos quería juntos y que nuestra pareja podía ser fructífera de otras maneras diferentes a la procreación. Y, sobre todo, pusimos a Dios en el centro de nuestra relación, lo que purificó nuestra convivencia (en nuestros intercambios verbales y físicos). Hemos tomado conciencia de la fuerza del sacramento del matrimonio, y tratamos de vivir una unión cada vez mayor entre nosotros. Todavía nos queda un largo camino por recorrer. Hoy, ya no podríamos imaginar una vida lejos de Dios. Con él, nos sentimos fuertes para seguir adelante, porque somos amados infinitamente y para siempre”.

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda