Famoso presentador de la televisión española afirma que el amor de su esposa le llevó a Cristo

Nacido el año 1980 en Móstoles -una localidad madrileña, cuna de emigrantes venidos de otras regiones de España y también de allende los mares-, tras saltar a la fama en 2007 dirigiendo el programa de concursos Pasapalabra, Carlos Christian Gálvez Montero se ha consolidado como un 'rostro' en la televisión española y realizado algunas incursiones en la literatura. 

Sin embargo, en su vida personal, transitando por varios romances y un mediático matrimonio que acabó en divorcio, Christian Gálvez logró estabilidad recién hace 3 años al casarse con Patricia Pardo, fogueada periodista del grupo de comunicaciones Mediaset España. Junto a ella abrazaría la paternidad al nacer su hijo Luca el 22 de diciembre de 2022.

Este renacer de Christian Gálvez tiene un sustrato espiritual, en concreto como fruto de su conversión a la fe que agradece al amor paciente de su esposa, según sincera al digital Omnes en una entrevista reciente y también hace un año al portal El Debate; testimonio disponible en el siguiente video:

Tomar distancia de Dios, fue un acto consciente y reactivo, porque de hecho hubo un tiempo en que Christian había gustado la dimensión trascendente de su existencia, donde Dios no le era ajeno. "Pero llegó un momento en mi vida que lo ensombreció todo. Un momento muy duro. Mientras preparaba un documental sobre el turismo sexual en Camboya, fui testigo de una realidad brutal: niños destrozados, vidas rotas, un mal que no cabía en ninguna categoría emocional. Aquello fue, para mí, una grieta espiritual.
Me pregunté: ¿Cómo puede Dios permitir esto? Y ese impacto me llevó, poco a poco, casi sin darme cuenta, a perder la fe. Dejé de rezar, dejé de buscar, dejé de creer", confidencia.

Pasaron años en los que vivió tras el muro que levantó. "Dejé de rezar, dejé de buscar, dejé de creer", cuenta Christian en diversos medios donde ha compartido su testimonio. Pero esa barrera comenzaría a disolverse junto a su esposa Patricia. "Mi proceso de conversión comenzó con la forma en que mi mujer me amó. Su paciencia, su mirada limpia, su capacidad para acompañarme sin juzgarme..., eso abrió dentro de mí un espacio que hacía años que estaba cerrado. Igual Dios se sirvió de ella para volver a tocar mi vida. Lo digo siempre, mi encuentro con la fe tiene nombre propio: Patricia".

Esta experiencia de reencuentro con Dios se nutrió en un viaje a Tierra Santa al que le invitó su esposa, donde "todo dejó de ser teoría y se convirtió en realidad", afirma. 

El viaje llegó tras haber iniciado el camino de sanación, ayudado por su esposa. Ella, dice, no le presionó a nada, le escuchó, lo acompañó ofreciéndole solo espacios para que él pudiera reconciliarse consigo mismo, mirar sus dudas y miedos... "Y cuando uno viaja a Tierra Santa con un corazón así, la experiencia cambia. Fue allí donde comprendí que la fe no es un concepto: es una Persona que te mira y te ama".