Pablo Sánchez Bergasa el joven emprendedor español que ha salvado a 4 mil bebés con incubadoras de bajo coste

Pablo Sánchez Bergasa el joven emprendedor español que ha salvado a 4 mil bebés con incubadoras de bajo coste

"En este proyecto, Dios ha sido la constante que ha estado detrás; ha transformado las tristezas en alegrías, las derrotas en oportunidad y el abandono en compromiso".

por Portaluz

23 Julio de 2025

"Por perseguir sus sueños con pasión y entrega, por su incansable vocación de transformar y salvar vidas, y por su profundo compromiso social para demostrar que la innovación puede estar al servicio de la humanidad". Con estas palabras la Fundación española Princesa de Girona argumentó el por qué ha concedido al ingeniero de Pamplona Pablo Sánchez Bergasa el "Premio Princesa de Girona Social 2025".

En una conversación íntima con El Debate Pablo confidencia que su vida comenzó como la de tantos otros... "Yo era un adolescente empanao, con una ligera adicción a los videojuegos", explica sentado en un palco del Gran Teatro del Liceo, en Barcelona, donde ha recibido el 23 de julio el Premio Princesa de Girona Social 2025.

Al paso de los años, la columna vertebral de su identidad valórica le llevó a emprender con la Asociación Medical Open World, Medicina Abierta al Mundo; hogar del innovador proyecto IncuNest, unas incubadoras de bajo coste y código abierto con las que han salvado la vida de más de 4.000 bebés prematuros por todo el mundo.

Ucrania, Nepal, Latinoamérica o el África subsahariana son algunos de los destinos que las han recibido. "Las incubadoras comerciales son muy caras, cuestan en torno a los 35.000 euros, mientras que la nuestra -de la mano de muchos voluntarios- nos sale por 350 euros", explica Sánchez. El 'secreto' del bajo coste es que las construyen alumnos de Formación Profesional de los Salesianos, y las distribuyen desde la ONG Ayuda Contenedores.

El sueño de Dios

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La decisión de Pablo en este emprendimiento es un acto de confianza total en Dios. "Mis padres -señala con una sonrisa- me preguntaban '¿pero de qué vas a vivir?' Yo voy a poner lo que esté en mi mano y el resto se lo dejo a Dios". Esta última referencia no es gratuita: de hecho, cuando Sánchez recibió el premio, en su discurso dio las gracias «a Dios, por ser un Dios de vida».

Además, la decisión de dejarlo todo y lanzarse a la aventura sin red vino también motivada por su experiencia como voluntario en el Cottolengo del Padre Alegre. "Veo cómo viven las monjas entregadas a la providencia y cómo no les falta de nada, y sentí esa misma llamada", dice. E insiste: "En este proyecto, Dios ha sido la constante que ha estado detrás; ha transformado las tristezas en alegrías, las derrotas en oportunidad y el abandono en compromiso".

"Ir a lo grande"

Sánchez habla sin vergüenza de su fe católica y de su relación con Dios, a quien considera su "compañero" en el proyecto. 

Mirando hacia adelante, el joven ingeniero espera que el espaldarazo de este y otros galardones genere el suficiente momentum como para que haya muchas empresas y particulares que se sumen al proyecto de Medicina Abierta al Mundo. "Tenemos algo que ya funciona y está salvando vidas: ahora -concluye- lo que hemos de hacer es industrializar, ir a lo grande y llegar a más sitios".

 

Fuente: ElDebate.com