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El Papa ha declarado venerable a una madre que dio su vida, renunciando a la quimio, por salvar a su bebé

"Tú eres precioso, y cuando te miro y te veo tan hermoso, despierto, simpático... pienso que no hay sufrimiento en el mundo que no valga la pena por un hijo".

por Portaluz

30 Agosto de 2021

«Cuando te moviste por primera vez (dentro de mi panza) parecía que me estabas diciendo: “¡Gracias mamá por quererme!”», estas fueron algunas de las palabras que escribió un mes antes de fallecer la italiana María Cristina Cella Mocellin, a su hijo Ricardo. Hoy, ella se encuentra en el camino a ser beata.

Este 30 de agosto de 2021, el Papa Francisco autorizó promulgar los Decretos relativos a las virtudes heroicas de esta laica, con lo que la declara Venerable, un paso más hacia su posible beatificación.

Madre heroica

Nació el 18 de agosto de 1969 en Cinisello, Balsamo, provincia de Milán, Italia. Desde siempre fue cercana a la Iglesia y consideraba que su futuro era pertenecer a las Hijas de María Auxiliadora de Don Bosco. Sin embargo, todo cambió cuando conoció a Carlos Mocellin, tenía 16 años y a partir de ese momento entendió que su llamada era al matrimonio. La pareja se casó en 1991.

Cuando estaba embarazada de su tercer hijo, a María Cristina le diagnosticaron un cáncer, un tumor que ya la había atacado a la temprana edad de 18 años y del que momentáneamente se había recuperado. A partir de ese momento ella tomó la decisión de dar prioridad a la vida del bebé y renunciar a someterse a quimioterapias.

Una carta para su hijo Ricardo

El diario italiano La Stampa reprodujo la carta que ella escribió para su hijo Ricardo. La redactó desde el hospital, ya intuyendo que moriría, lo que ocurrió un mes más tarde.

“Querido Riccardo. Tú tienes que saber que no estás aquí por casualidad. El Señor ha querido que tú nacieras a pesar de todos los problemas que había... cuando supimos que existías, te amamos y quisimos con todas nuestras fuerzas. Recuerdo el día que el doctor me dijo que diagnosticaban de nuevo un tumor en la ingle. Mi reacción fue repetir una vez tras otra: “¡Estoy embarazada! ¡Estoy embarazada! ¡Pero doctor, yo estoy embarazada! Para hacer frente al miedo de ese momento nos fue infundida una fuerza de voluntad desmedida para tenerte. Me opuse con todas mis fuerzas a renunciar a ti, el médico entendió todo y no añadió nada más.

Ahora Riccardo, eres un regalo para nosotros -sigue la carta-. Esa tarde, en el automóvil volviendo del hospital, cuando te moviste por primera vez parecía que me estabas diciendo: “¡Gracias mamá por quererme!”. ¿Y cómo podríamos no quererte? Tú eres precioso, y cuando te miro y te veo tan hermoso, despierto, simpático... pienso que no hay sufrimiento en el mundo que no valga la pena por un hijo.

El Señor ha querido de nuevo colmarnos de alegría: tenemos tres niños estupendos que con su gracia podrán crecer como Él quiere. Puedo solo dar gracias a Dios porque ha querido hacernos este gran regalo que son nuestros hijos. Solo Él sabe cómo nos gustaría tener otros, pero ahora es verdaderamente imposible”.

María Cristiana murió a los 26 años en el hospital de Bassano del Grappa el 22 de octubre de 1995. Su causa de beatificación ha sido instruida por la diócesis de Padua en cuyo territorio se encuentran las parroquias de Carpané y Valstagna donde ha vivido y vive todavía la familia Mocellin. Pero el vínculo con Cinisello Balsamo sigue siendo fuerte: los que la conocieron fundado la Asociación Amigos de Cristina que difunde su memoria.