
por Portaluz
11 Junio de 2025A lo largo de su existencia Portaluz ha venido poniendo el acento sobre un grave pecado social, que a todos involucra: el trabajo infantil y la consecuente explotación de menores. Con artículos como Tu maquillaje y tus perfumes se fabrican con trabajo de niños esclavos, hemos denunciado de forma reiterada la dimensión más brutal del abuso -la trata de menores- que involucra el trabajo infantil.
Este año el mundo parece haber retomado la senda del progreso en la lucha contra el trabajo infantil, pero no al ritmo suficiente para cumplir el compromiso internacional de erradicarlo en 2025. Así lo indica el nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de UNICEF titulado Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2024, tendencias y el camino a seguir, presentado este miércoles en el marco de la 113 Conferencia Internacional del Trabajo, que estima en 137,6 millones el número personas menores de entre 5 y 17 años que son explotados por trabajo infantil en 2024, de los cuales 54 millones realizan trabajos clasificados como peligrosos.
La cifra supone una reducción respecto a los 160 millones registrados en 2020, cuando la pandemia amenazaba con revertir décadas de avances. No obstante, el propio informe advierte que "el plazo ha terminado, pero no el trabajo infantil".
Desde el año 2000, el número de niñas y niños trabajadores se ha reducido en más de 100 millones, a pesar de que la población infantil mundial ha crecido en 230 millones. Este progreso se atribuye a políticas conocidas y efectivas que ahora deben fortalecerse, según el informe, como garantizar una educación gratuita y de calidad, reforzar la protección jurídica, ampliar la protección social y controlar el trabajo infantil en las cadenas de suministro, especialmente en las pequeñas unidades informales de producción.
"Sin escuela, sin juego, sin descanso"
Uno de los factores más alarmantes es la estrecha relación entre trabajo infantil y abandono escolar. Según el informe, el 59% de las personas adolescentes que trabajan entre los 15 y 17 años no asiste a la escuela, frente al 14% entre quienes no trabajan. Además, el trabajo infantil incrementa significativamente el riesgo de lesiones, enfermedades y daños permanentes, especialmente entre los más pequeños, por su inmadurez física y psicológica.
El trabajo peligroso incluye actividades en industrias u ocupaciones de alto riesgo, o jornadas excesivas —más de 43 horas semanales—, según los criterios de la OIT.
El estudio también señala diferencias de género. Si se incluyen las tareas domésticas intensivas, esto es más de 21 horas semanales, la proporción de niñas afectadas supera ligeramente a la de los niños. Sin embargo, en los tramos de mayor edad y en trabajos más visibles, los varones son mayoría.
Sectores y regiones
La agricultura concentra el 60% del trabajo infantil, seguida por los sectores de servicios (26%) y la industria (13%).
En África subsahariana la región con más casos, el trabajo infantil afecta a 65,1 millones, 20,1% de los menores y ha seguido aumentando desde 2020, en contraste con el resto del mundo. En Asia y el Pacífico, 48,7 millones (5,5%) con una tendencia a la baja pero aún con alta concentración en zonas rurales. En América Latina y el Caribe, 8,2 millones (5,3%), el descenso ha sido sostenido, aunque persisten focos en comunidades indígenas y sectores informales. En Europa y Asia Central, 7,3 millones (4,6%) se mantiene la prevalencia más baja, mientras que los Estados Árabes, 3,1 millones (6,1%) muestran cifras moderadas pero con riesgo de repunte por los conflictos.
Para eliminar el trabajo infantil antes de 2040, el mundo debería acelerar su ritmo de reducción al menos 4 veces respecto al actual. Alcanzar la meta en 2030, como indica la Agenda 2030, exigiría un ritmo siete veces mayor, y lograrlo ya en 2025 sería "prácticamente imposible sin una transformación drástica de las políticas y prioridades globales", apunta el informe.
"La lucha contra el trabajo infantil no puede abordarse en solitario", subraya el informe. Hace falta integrarla en estrategias económicas y sociales más amplias, con recursos adecuados y un compromiso firme. "Ha llegado el momento de actuar para liberar a las generaciones futuras del trabajo infantil", concluye.