Beato Rosario Livatino
Beato Rosario Livatino

Habla el mafioso que ordenó asesinar al beato Rosario Livatino: "Él me ha cambiado la vida"

La emboscada al juez que sería proclamado beato en 2021 ocurrió en Agrigento (Sicilia, Italia). Hoy, el mafioso que ordenó el asesinato, Salvatore Calafato, da testimonio de arrepentimiento: "Su humanidad me empujó a cambiar".

por Portaluz

3 Octubre de 2025

El 21 de septiembre es la fecha del vil atentado mafioso que, hace treinta y cinco años, arrebató la vida al magistrado italiano de 38 años Rosario Livatino en Agrigento (Sicilia, Italia). Un hombre de profunda fe católica, cuya mediación en un milagro reconocido por la Santa Sede, le llevó a ser proclamado Beato por el Papa Francisco en 2021. "Su trabajo lo puso siempre bajo la protección de Dios, por eso se convirtió en un testigo del Evangelio hasta su muerte heroica", destacó el Vicario de Cristo al beatificarlo.

Salvatore Calafato, durante años líder del grupo mafioso Stidda de Palma di Montechiaro fue quien ordenó el asesinato del joven juez. Tras ser detenido, probado este y muchos otros delitos, Salvatore ha iniciado en la cárcel un camino de conversión que le motivó a escribir una carta pública de arrepentimiento... 

"No sé si es justo que pida perdón, pero empezar a hacerlo es quizás un primer paso que podría llevarme a la búsqueda del verdadero sentido del gesto, esperando recibir vuestra protección", iniciaba el escrito, en el que le habla a su víctima, el beato Rosario Livantino.

El juez se había convertido en una persona demasiado incómoda para la Mafia y la mañana del 21 de septiembre de 1990 le dieron muerte en una carretera de Sicilia, cuando se dirigía a su trabajo.

Imagen ilustrativa, gentileza de Gaspar Zaldo.
Imagen ilustrativa, gentileza de Gaspar Zaldo. Unsplash

Han pasado 35 años, el recuerdo sigue ardiendo, pero Salvatore Calafato ya no se refleja en los rasgos de aquel joven alistado en las filas de la Stidda, la organización mafiosa rival de la Cosa Nostra que dictaba la ley en sus tierras. Hoy, manifiesta su gratitud al beato: "Él me ha cambiado la vida. Pasé muchos años de mi detención, que comenzó en 1993, recorriendo mentalmente los sangrientos hechos realizados. No solo la muerte del juez, sino también los otros delitos de los que fui culpable después de entrar en la lógica mafiosa y convertirla en una regla de vida, a la que todo tenía que ser sometido. El dolor que siento por haber causado la muerte del magistrado es el mismo dolor que tengo por todas mis víctimas y sus familias. Durante mucho tiempo mi tierra, Palma di Montechiaro, fue el escenario en el que el crimen organizado exhibió su poder y su brutalidad, y yo fui protagonista. Quemé los años de mi juventud, causé tanto daño a los demás y a mí mismo, hace años me disculpé públicamente con una carta a los familiares de las víctimas, el alcalde y mis conciudadanos, aunque entiendo que esto no puede ser suficiente para reparar el daño causado. Durante mi detención en la prisión de máxima seguridad de Pianosa leí los escritos de Livatino y descubrí una figura luminosa, un hombre de fe y servidor de la justicia. Recuerdo un episodio que me marcó: el día de Ferragosto fue en persona a entregar la orden de libertad de un preso, y a quien expresó asombro, dijo que dentro de la prisión había un hombre que no debía quedarse ni un minuto más, porque la libertad de la persona prevalece sobre cualquier cosa. Descubrir la humanidad de Livatino hizo que el dolor por mis fechorías fuera aún más agudo, pero también se convirtió en un impulso para mi arrepentimiento. Hoy me siento como una persona cambiada".

Un cambio del que el poder judicial ha tomado nota: después de haber sido condenado a cadena perpetua en 1993 y después de 15 años bajo el régimen 41 bis, Calafato fue trasladado a la prisión de la Ópera (Milán) y en 2019 obtuvo el primer permiso de adjudicación, seguido en 2023 por la concesión de semilibertad, gracias a la cual va a trabajar todas las mañanas regresando a la cárcel por la noche. Una vez a la semana realiza actividades de voluntariado ("para hacerme útil a la sociedad y devolver al menos una pequeña parte del bien que he robado con mi comportamiento") y dio los primeros pasos para emprender un camino de justicia restaurativa. Espera ser puesto en libertad condicional algún día para volver a vivir con su familia. El largo período de encarcelamiento se ha convertido en la circunstancia para acercarse a la fe cristiana gracias a la oración, a la relación con el capellán de la prisión de Ópera y amistad con algunos voluntarios. "Los considero pequeños, grandes signos de la misericordia que Dios quiso manifestar hacia mí, una misericordia que encontró su sentido en Rosario Livatino", reconoce el converso Salvatore.