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Rezando encontró trabajo y superó la crisis familiar

La cesantía desató una crisis que puso en peligro incluso su matrimonio. Fue entonces cuando alguien le dijo que rezara una novena que puso de cabeza su vida y le permitió sortear la tempestad.

por Danilo Picart

25 Julio de 2013

José Chicahual, chileno, 35 años de edad, se ha dedicado los últimos cinco a resolver las consultas de niños en riesgo social, trabajando como bibliotecario del colegio Nocedal. Es este uno de los centros educacionales más importantes del sector poniente de Santiago de Chile. Su fe y unidad familiar, le permitieron terminar exitosamente un pos título en Orientación Familiar. Luego junto a Nancy, su amada esposa, montaron una mini empresa dedicada al rubro de la repostería. Pero el don nació de la crisis. Cuando todo parecía ir al despeñadero lo extraordinario comenzó a ser lo cotidiano para José y su familia.

“Tibio” diálogo con Dios

Todo comienza hace seis años, cuando inesperadamente se quedó sin trabajo. José tenía un “tibio” diálogo con Dios, que lo llevó a sentirse frágil y dudar de todo lo que tenía en ese instante. “La sociedad actualmente es muy poderosa. Entonces, los mensajes del entorno, muchas veces también te logran cautivar. Muestran opciones que se ven muy bonitas, factibles, viables. Te susurran que no es necesario continuar con el matrimonio, que puedes iniciar una nueva vida, darse una oportunidad”.

Pero José no se dejó atrapar y continuó luchando. “Aunque en el fondo del corazón había intranquilidad” no desesperó. Para su pesar no encontraba soluciones y así la cesantía pronto comenzó a tensionar las relaciones al interior de su familia. El fantasma de una crisis global lo acechaba poniendo también en peligro la estabilidad de aquellas relaciones y proyecto de vida por el que lo había dado todo.

Un santo que escucha la plegaria

Pero en aquél momento más oscuro Dios saldría a su encuentro y cuando tras postular a diversos trabajos sin resultado estaba por tirar la toalla, ocurrió lo extraordinario. “En este tiempo yo estaba haciendo un pos título. Entonces, una compañera, que conoció mi historia, me recomendó hacer la Novena del Trabajo a San Josemaría Escrivá de Balaguer. Aunque nunca había hecho algo así no lo dudé y, con mucha fe, comencé a realizarla diariamente”.

José recuerda que pasaron sólo veinte días desde que iniciara la novena cuando alguien le comentó de una vacante disponible para trabajar como bibliotecario en un colegio. Se llevaría una gran sorpresa cuando supo quién estaba detrás de aquél colegio, del que ni siquiera sabía que era católico... “Nunca yo, en ese momento, supuse que el Santo de mi Novena, San Josemaría, era fundador del Opus Dei, ¡y que estaba vinculado a la fundación Nocedal!”. Aunque no era precisamente su profesión, el deseo de servir y de estar cerca de otros fue más grande, su corazón tenía la certeza de que era una señal. “Fui, me entrevisté y calcé muy bien al parecer... y ¡aquí estamos!”.

Este simple, extraordinario y relevante acontecimiento no sólo trajo el anhelado trabajo, nuevo impulso a la unidad familiar y matrimonial, sino que ha significado un auténtico renacer espiritual para José. Recuerda que en uno de sus primeros diálogos con sus nuevos compañeros de trabajo, uno de ellos le dijo “si quieres reiniciar tu vida, reinicia tu matrimonio”. Eso, “a mí me salvó la vida... y pienso que si en el futuro mis hijos pasaran por esta misma experiencia, les daría el mismo consejo. Pase lo que pase, hay que reconciliarse, hay que unirse ¡Hay que mantener la familia unida! Y el pilar de eso es la oración. Actualmente oramos mucho en familia".

Han pasado cinco años desde que José redescubriera el amor de Dios gracias a la oración y el auxilio de un mediador. “Los santos -reconoce emocionado- son muy buenos amigos. Hay que acercarse a ellos, hay que rezarles, hay que pedirles. Ellos son muy comprometidos con uno”. Hoy tienen con Nancy cuatro hijos y trabajan con alegría en un proyecto económico dedicado a la fabricación de masas dulces. José comenta que detrás de cada torta o panqueque que venden, hay un gesto de gratitud hacia el santo mediador. “De hecho, la micro empresa la hemos iniciado gracias a su ayuda espiritual. Tratamos de hacer las cosas bien hechas, esforzándonos por vivir en presencia y gracia de Dios como familia”.