El 19 de noviembre próximo se cumple el 50º aniversario de la muerte del padre Dolindo Ruotolo (1882-1970), un sacerdote napolitano “místico, exorcista, sanador de enfermos, sujeto de bilocaciones, ‘el padre Pío de Nápoles’", según informa una publicación previa de Portaluz.
Ahora ofrecemos un valioso extracto de un escrito del sacerdote, calificado como profético para nuestro tiempo. Es una de las cartas que el místico napolitano escribió en Roma el año 1921, mientras era “interrogado” por el Santo Oficio…
¿Qué creen que es la misericordia?
¡Sólo Dios! (Dio solo)
Soy yo, María Inmaculada, Madre de la Misericordia.
¡Soy yo quien debe llevarte de vuelta a Jesús porque el mundo está muy lejos de Él y no puede encontrar el camino de vuelta, estando tan lleno de miseria! Sólo una gran misericordia puede sacar al mundo del abismo en el que ha caído. Oh, hijos míos ¿no ven en qué estado está el mundo y en qué se han convertido las almas? ¿No ven que Dios está olvidado, que es desconocido, que la criatura se idolatra?... ¿No ven que la Iglesia languidece y que todas sus riquezas están enterradas, que sus sacerdotes están inactivos, son a menudo malos y están destruyendo la viña del Señor?
El mundo se ha convertido en un campo de muerte, ninguna voz lo despertará a menos que una gran misericordia lo levante. Ustedes, por lo tanto, hijos míos, deben implorar esta misericordia, dirigiéndose a mí que soy su Madre: "Dios te salve, Reina y Madre de la misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra…".
¿Qué creen que es la misericordia? No es sólo indulgencia, sino también un remedio, una medicina, una operación quirúrgica.
La primera forma de misericordia que necesita esta pobre tierra, y la Iglesia en primer lugar, es la purificación. No tengan miedo, no teman, pero es necesario que un terrible huracán pase primero sobre la Iglesia y luego sobre el mundo.
La Iglesia parecerá casi abandonada y en todas partes sus ministros la abandonarán... ¡hasta las iglesias tendrán que cerrar! ¡Por su poder el Señor romperá todos los lazos que ahora la atan [es decir, la Iglesia] a la tierra y la paralizará!
Han descuidado la gloria de Dios por la gloria humana, por el prestigio terrenal, por la pompa exterior, ¡y toda esta pompa será tragada por una terrible y nueva persecución! Entonces veremos el valor de las prerrogativas humanas y cómo habría sido mejor apoyarse sólo en Jesús, que es la verdadera vida de la Iglesia.
Cuando vean a los pastores expulsados de sus sedes y reducidos a casas pobres, cuando vean a los sacerdotes privados de todas sus posesiones, cuando vean abolida la grandeza exterior, digan que el Reino de Dios está cerca. ¡Todo esto es misericordia, no una enfermedad!
Jesús quiso reinar difundiendo su amor y muchas veces se lo han impedido. ¡Por lo tanto, él dispersará todo lo que no es suyo y golpeará a sus ministros para que, privados de todo apoyo humano, puedan vivir solo en Él y para Él!
¡Esta es la verdadera misericordia y no impediré lo que parecerá un retroceso, pero que es un gran bien, porque yo soy la Madre de la misericordia!
El Señor comenzará con su casa y de ahí pasará al mundo... La iniquidad, habiendo alcanzado su cúspide, se desmoronará y se devorará a sí misma.
El texto anterior fue escrito en 1921 mientras el místico napolitano estaba en Roma siendo "interrogado" por el Santo Oficio. Pero sólo fue publicado después de su muerte en el libro Cosi ho visto l'Immaculata (Así vi a la Inmaculada).
Oración de entrega del padre Dolindo
Jesús al alma:
Únete a mí en tus penas, y la amargura se convertirá en bálsamo por el gozo de ofrecerla conmigo para la salvación de las almas.
Sufre con paciencia, no irrumpas, no te enojes, no le des a otros la oportunidad de sufrir por tu intolerancia.
Permanece siempre en paz con todos, y perdona a los que te hacen sufrir porque el perdón es para ti una promesa de perdón de la misericordia divina.
Te bendigo en tus sufrimientos y te daré un gran premio en la vida eterna.
Está en paz.
Te bendigo.