Por amor a Dios, gozo espiritual y cuidado del alma un monje benedictino propone "la oración del corazón"

18 de mayo de 2018

El monje Antonius Kuckhoff valora y describe desde Aachen (Alemania) de qué se trata esta oración contemplativa.

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Desde un oratorio en su casa, la Abadía Benedictina de Kornelimünster, el monje Antonius Kuckhoff comparte a todo el orbe católico -mediante un video activo en YouTube (ver al final)- lo benéfico que es para el alma del creyente orar repitiendo, a ritmo de inspiración y expiración, el santo nombre: Jesús-Cristo.

Antonius valora la llamada ‘oración de Jesús’ –también conocida como ‘oración del corazón’-, por ser una práctica contemplativa que puede dar respuesta a la búsqueda espiritual de muchas personas.

De hecho aunque históricamente ha sido particularmente difundida en las iglesias ortodoxas está siendo ahora enseñada con gran éxito por los monjes en esta abadía mediante talleres regulares.

En el portal web de la Abadía enseñan que los fundamentos teológicos para la “Oración de Jesús” fueron establecidos por los padres monjes Evagrius Ponticus (345-399), Johannes Cassian (360-435) Johannes Hechychastes (454-559) y también Johannes Klimakos. Luego en la Edad Media, la práctica de la Oración de Jesús encontró un centro en los monasterios de Athos (Grecia). Tiempo después en Rusia la colección de escritos espirituales conocidos como la Filocalía, refería a ella. Asimismo los textos del libro “Relatos de un peregrino ruso”.

Para el hermano Antonius esta práctica contemplativa ha colaborado a educar su espíritu que anhela estar en permanente oración. Tal como Pablo nos lo enseña de forma radical, agrega, en la primera Epístola de Tesalonicenses: "Orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5,17). Una oración entonces para que el corazón amante del fiel adhiera de tal forma a su amado, Jesucristo, que sin cesar inspire y expire con su nombre poderoso.
 
Ideal para la Adoración Eucarística




La fórmula más común de la Oración de Jesús es repetir pausadamente: "Señor Jesucristo-ten misericordia de mí" o simplemente "Jesu-Cristo". Esta fórmula siempre se repite y se apoya en la respiración. Con voluntad y tesón poco a poco cualquier obstrucción de otro pensamiento irá desapareciendo afirma el hermano Antonius.

Pero los monjes advierten que la persona debe comenzar lentamente, una o dos veces al día, de 5 a 15 minutos. A lo largo de los años, el tiempo de oración puede extenderse a media hora. Los horarios regulares son útiles.

Practicar la oración de Jesús demanda darle un tiempo todos los días y estar completamente presente. Definir un rincón del hogar donde orar es ideal. Mejor aún, señalan, si se hace en las horas santas de Adoración Eucarística.
 
Algunas pautas de ayuda
 
La posición física debe ser cómoda y así facilitar la calma, la presencia espiritual. Pero debe ser al mismo tiempo una expresión de reverencia y humildad ante el misterio de Dios. Un signo externo (como hacer sonar una campana según muestra el video) al principio y al final del tiempo dado a esta oración contemplativa, puede proporcionar un buen marco de referencia. Es una ayuda conectar esta Oración de Jesús con el ritmo de la respiración. Para "domar" el flujo inquieto de imágenes e ideas, es de poca ayuda combatirlas directamente, "exorcizarlas" a través de un esfuerzo de voluntad o "pensar" los propios pensamientos. Es más útil volver una y otra vez a la atención y percepción del presente. La invocación debe ser tan continua, regular y rítmica, tranquila y consistente como sea posible. Debe estar vacía y lo más libre posible de todas las ideas (pictóricas). Es importante arraigar la Oración de Jesús en la lectura de la Sagrada Escritura, porque "no conocer la Escritura significa no conocer a Cristo". (San Jerónimo)
 
Practicada constantemente, señalan desde la Abadía, nos hace experimentar cada vez más lo que Pablo dice con la frase: "Ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí". Con esta oración nos haremos cada vez más íntimos en la relación de Jesús con su Padre en el Espíritu Santo.





 

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