María sabía, y "vivió toda su vida con el alma traspasada". Seguía a Jesús y oía los comentarios de la gente, a veces a favor, y otras en contra, pero estaba siempre detrás de su Hijo.
Cuando el mundo vive horas de dolor y miedo por los devastadores efectos de los desastres de la naturaleza y del hombre; el Santo Padre nutre a todos de esperanza y comunica con apasionado ardor la verdad revelada a un mundo sediento de Dios.