Pero … allí donde además la acción inescrupulosa e ilegal de las mineras ha dañado con mercurio los ecosistemas, contaminando -a través del agua- hasta la muerte a los habitantes históricos de esos territorios. Escándalo ante el cual los misioneros y todos los católicos, llamados a defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural, no deben ni pueden permanecer en silencio.