por Portaluz
3 Noviembre de 2023En el mismo año 2022 cuando los obispos alemanes proclamaban a los cuatro vientos su particular "Camino Sinodal alemán" argumentando a favor de la bendición de parejas del mismo sexo y el sacerdocio femenino entre otros asuntos, más de medio millón de católicos abandonaron formalmente la Iglesia en Alemania, la cifra anual más alta registrada en su historia.
Además, en todos los tonos el Papa Francisco y otros líderes de la Iglesia han llamado durante 2023 a los obispos alemanes a mantenerse unidos a la Iglesia; planteando al interior del Sínodo -en Roma- sus certezas y argumentos, pero respetando aquello que el documento final del Sínodo, en 2024, establezca.
Pero el obispo alemán de la diócesis de Speyer, Karl-Heinz Wiesemann, lejos de respetar esa unidad, la ha roto en público. En concreto, mediante una carta pública enviada el 2 de noviembre a sacerdotes, diáconos y agentes de pastoral laicos señala que las bendiciones de parejas que se han vuelto a casar y parejas del mismo sexo podrán celebrarse en las iglesias de la diócesis de Speyer. "La ceremonia debe diferenciarse de una ceremonia nupcial eclesiástica en términos de palabras y signos, y debe reforzar explícitamente el amor, el compromiso y la responsabilidad mutua en la relación de la pareja como un acto de bendición", sugiere como marco ritual el obispo en su citada carta de 1.000 palabras.
Los medios de comunicación católicos locales están informando que Wiesemann es el primer obispo alemán que hace un llamado de este tipo; aunque otros prelados habían subrayado anteriormente que los párrocos no se enfrentarían a sanciones por bendecir a parejas del mismo sexo y vueltas a casar en sus diócesis.
Wiesemann, que dirige la diócesis del suroeste de Alemania desde 2008, argumentó que hacía la invitación después de que el 93% de los participantes en la controvertida "vía sinodal" del país respaldaran un documento en el que se pedía "bendecir ceremonias para parejas que se aman".
En su carta el obispo alienta y valida, dice, una práctica que ya era habitual en su diócesis...: "Tanto con respecto a los creyentes cuyos matrimonios se han roto y que se han vuelto a casar, como especialmente con respecto a las personas que viven en parejas del mismo sexo, es urgente -sobre todo con el trasfondo de una larga historia de profundas heridas- encontrar una actitud pastoral inspirada en el Evangelio, como muchos de vosotros venís practicando desde hace mucho tiempo".
Sin embargo, señala que respetará la objeción de conciencia que cualquier sacerdote pudiere plantear... "Nadie está obligado a celebrar tales bendiciones, pero mi petición también significa que nadie que las lleve a cabo tiene que temer sanciones. Al contrario, para mí es importante que demos a estos creyentes un signo claro de la cercanía de Dios en la comunidad de la Iglesia... Asimismo, la ceremonia de bendición puede tener lugar en la iglesia o en otro lugar adecuado".
Dejando en claro que esta es una prioridad pastoral para él, pidió a los párrocos dispuestos a ofrecer bendiciones fuera de sus áreas de atención pastoral que se pusieran en contacto con su oficina para poder crear y hacer pública una lista de parroquias donde se ofrecen estas bendiciones. "Las oraciones de bendición de muchas parejas revelan un profundo anhelo de poder vivir sus vidas juntos bajo la protección y la guía de Dios", escribe y añade en la carta algunas interpretaciones muy personales -o al menos distantes de la enseñanza de la Iglesia- de la Sagrada Escritura: "Lo que se pone de manifiesto aquí es un anhelo de Dios que va más allá de los límites que se han trazado hasta ahora. Esto debe tomarse en serio y apunta a la promesa bíblica de la presencia de Dios dondequiera que haya bondad y amor. Con la posibilidad de bendecir las celebraciones, queremos hacer justicia tanto a la misericordia de Dios como a la situación de las personas. Tomemos juntos este camino y permanezcamos en diálogo", afirma Wiesemann.
Según la Conferencia Episcopal Alemana, la diócesis de Speyer atiende a 465.776 católicos, de los cuales 19.000 (el 4,1%) son fieles de misa. La diócesis registró 3.047 bautizos en 2022, 3.384 primeras comuniones, 2.134 confirmaciones, 730 bodas y 6.324 funerales. También vio a 11.859 personas abandonar la Iglesia, mientras que 34 se unieron y 112 regresaron formalmente.