Delincuencia, drogas y ocultismo. Un abismo que desaparece al escuchar la voz de Jesús: “¡Thierry, baja del árbol!”

19 de agosto de 2022

“Una obsesión que duró diez años, en los que me volqué al esoterismo, el ocultismo, buscando un sentido para mi vida”.

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Aunque sus padres decían ser cristianos, la vida de fe, las devociones y prácticas religiosas, no estaban presentes en la familia de Thierry. Pronto sus anhelos se focalizaron en un solo deseo: alistarse en el ejército. “Pero un año antes de concretarlo, conocí a un grupo de amigos con quienes me metí en serios problemas y acabé en la cárcel. Me condenaron a tres años de prisión y terminé pasando 18 meses recluido”, relata este converso francés en un video testimonio de KTO TV.

 

Tras recuperar la libertad su conducta no varió mucho y pronto comprendió el impacto de sus actos cuando un día encontró a su madre intentando suicidarse… “Le había roto el corazón y esto me dejó destrozado. Me encerré en mí mismo y recurrí a las drogas, en concreto al cannabis. Al mismo tiempo, me hacía muchas preguntas existenciales: ¿Por qué estoy viviendo? ¿Por qué me voy a morir un día? ¿Por qué voy a morir un día? etc. Una obsesión que duró diez años, en los que me volqué al esoterismo, el ocultismo, buscando un sentido para mi vida. Pero al final de todos esos años, debo reconocer que esto no me aportó nada, sino todo lo contrario”.

 

Converso y sanado en la Confesión

 

Durante este periodo, unos amigos que bautizarían a su hijo lo invitaron a la ceremonia y allí conoció a unos jóvenes sacerdotes que le parecieron “muy simpáticos”. En definitiva, lo invitaron a participar en una peregrinación a Asís que estaban organizando y aunque para Thierry era algo ajeno a sus intereses, terminó aceptando.

 

“Decidí dejar mi droga en casa y pensé: ‘sólo son tres días, no voy a morir’. Pero ya el primer día rodo me resultaba insoportable. El síndrome de abstinencia me tenía furioso. Me acerqué al cura para explicarle la situación. Su reacción fue llevarme a un lado y ofreció confesarme. Acepté y en el mismo momento de la absolución me liberé de mi adicción a las drogas. Desde ese día, no he vuelto a tocar esas sustancias tóxicas”.

 

Comprendí que Dios está vivo y que me ama

 

Unos meses más tarde, volvió a reunirse para unos días de retiro en Borgoña, con aquel grupo juvenil animado por aquellos sacerdotes. Todavía no acostumbraba a ir a misa y el primer día, durante la Eucaristía se sintió interpelado. “El Evangelio me golpeó literalmente en la oreja. ‘Zaqueo, baja del árbol’, decía. De inmediato comprendí que Jesús se dirigía a mí. Es como si dijera: ‘¡Thierry, baja del árbol!’ No entendía lo que eso podía significar y le daba vueltas a esta frase en mi cabeza, en mi corazón, todo el día. Por la noche, se celebró una vigilia. La hostia fue traída en procesión y allí comprendí que era Jesús, vivo, realmente presente. Me quedé embobado: ‘¡Lo es, y además me quiere!’, sentí y rompí a llorar. Estaba abrumado. Lo tuve claro, ya no podía vivir como antes. Tenía que hacer algo por Jesús”.

 

El año siguiente se dedicó por entero a fortalecerse en la fe; y dejándose guiar por los sacerdotes del grupo, comprendió que Dios le llamaba al matrimonio. Fue en el último encuentro grupal del año cuando conoció a la joven que hoy es su esposa. “Llevamos siete años de matrimonio y seguir juntos el camino que Dios nos traza es nuestra mayor alegría”, finaliza diciendo Thierry.

 

 

 

 

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