Jesús sigue sufriendo

Jesús sigue sufriendo

Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel por Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel

20 Abril de 2025
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Hechos 

La pasión de Cristo no es algo meramente del pasado; es una realidad actual, porque Él nos dijo que sigue vivo en todos los que sufren, y que cuanto hagamos por ayudarles a llevar su cruz, Él lo considera hecho a sí mismo.

Jesús sigue sufriendo en tantas madres buscadoras de sus hijos desaparecidos, de los cuales no hay rastro; quizá fueron asesinados y enterrados quién sabe dónde, o desintegrados en ácidos por manos criminales.

Jesús sigue sufriendo en tantos migrantes a quienes se les cierran las puertas de la esperanza, expuestos a ser extorsionados por coyotes sin conciencia y por cárteles que los explotan de mil maneras, o los desaparecen si no pagan las cantidades que esos desalmados les exigen.

Jesús sigue sufriendo en tantos detenidos en las cárceles, muchos de ellos inocentes, viviendo por años en la incertidumbre jurídica, abandonados incluso por sus familias, explotados y maltratados por sus mismos compañeros internos.

Jesús sigue sufriendo en tantos enfermos y ancianos, muchos de ellos sin recursos para medicinas o para una operación, incomprendidos y quizá abandonados por los suyos, tratados como desechos y estorbos de la sociedad.

Jesús sigue sufriendo en esposas maltratadas, infravaloradas, abandonadas, solas, traicionadas, humilladas, quizá abusadas sexualmente incluso dentro de su matrimonio, luchando por sacar adelante a sus hijos, ante el abandono y la irresponsabilidad del padre. Y Jesús sigue sufriendo también en esposos incomprendidos, sin cariño ni respeto, sino sólo exigidos a traer el pan de cada día, sin ningún detalle de gratitud.

Jesús sigue sufriendo en tantos niños no sólo en pobreza extrema, sino también en hogares desintegrados o violentos, cuyos padres no dimensionan el dolor que provoca en sus hijos una separación conyugal. Aunque pasen el gasto y den dinero para la manutención y la educación, no dan cariño, seguridad, fortaleza y esperanza. Unos padres egoístas, que no toman en cuenta el dolor de sus hijos sin la figura paterna o materna. Aunque hay casos en que la separación es la mejor forma de evitar mayores sufrimientos.

En fin, Jesús sigue sufriendo en tantas personas que se sienten solas, sin cariño, sin respeto, sin un futuro atractivo, sin seguridad, sin aceptación, quizá con recuerdos muy dolorosos desde su infancia. Algunos, por ello, se refugian en el alcohol, en las drogas, e incluso en la delincuencia. Aunque tengan suficientes recursos económicos, ¡cuánto sufren, y cuánto sigue Jesús sufriendo en ellos!

Iluminación

El Papa Francisco, en el Angelus del domingo pasado, expresó: "Todos tenemos dolores, físicos o morales, y la fe nos ayuda a no ceder a la desesperación, a no cerrarnos en la amargura, sino a afrontarlos sintiéndonos arropados, como Jesús, por el abrazo providencial y misericordioso del Padre.

Os agradezco mucho por vuestras oraciones. En este momento de debilidad física me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios. Yo también rezo por vosotros y os pido que encomendéis conmigo al Señor a todos los que sufren, especialmente a los afectados por la guerra, por la pobreza o por los desastres naturales".

Acciones

Si quieres que estos días sean santos, no hagas sufrir a otras personas, quizá en tu misma familia. Al contrario, sé como un Cirineo, que les ayuda a llevar su cruz, con cariño, cercanía, comprensión, respeto, perdón, tolerancia, en una palabra, amor. Así, estás ayudando a Jesús a llevar su cruz y habrá esperanza de resurrección.