«Las estadísticas dejan a uno sin palabras. Pero no podemos permitir que nuestra reacción a ellas oscurezca su finalidad: evaluar las medidas adoptadas por la Iglesia para tratar este flagelo y hacer todas las recomendaciones útiles para transformar un sistema que ha fracasado a nivel cuantitativo y cualitativo». Así lo ha denunciado el cardenal Seán Patrick O’Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la protección de los menores, al participar en la Jornada Europea para la Protección de los Niños contra la Explotación y los Abusos Sexuales.
En su exposición el cardenal parte citando las cifras de la OMS: “120 millones de chicas y jóvenes menores de 20 años han sufrido algún tipo de contacto sexual forzado; una mujer de cada cinco y un varón de cada trece refieren haber sufrido un abuso sexual antes de cumplir los 18 años; y en algunas partes del mundo, uno de cada dos niños ha sufrido un abuso sexual; y debido a la vergüenza, del estigma y del miedo asociados a su experiencia, al menos el 60% de las víctimas/supervivientes de abusos sexuales infantiles nunca lo revelan”.
Se necesita una investigación honesta
Igualmente «sombrías» son las cifras que el cardenal resume sobre el alcance de este problema en la Iglesia católica. Francia se cita con una estimación de 216.000 niños abusados desde 1950 hasta el 2020, según la encuesta de la Comisión Independiente (CIASE). Incluso en Australia, señala el cardenal, el 40% de los abusos sexuales a menores en el periodo examinado por la Royal Commission of Inquiry se produjeron en un entorno relacionado con la Iglesia católica.
¿Cómo se puede transformar el sistema?, se ha preguntado el cardenal. «Necesitamos una indagación honesta, una investigación independiente y una acción informada» porque «no podemos reparar lo que no reconocemos. No podemos restablecer la confianza rota si no llegamos al fondo del asunto»
Además, ha destacado la importancia, como Iglesia, de «aprender de los avances de la sociedad civil y del mundo académico en cuanto a modelos de investigación científica», para aplicar un «enfoque más informado a nuestras estrategias de prevención y políticas de protección, sobre el terreno y online». Así, intercambiando y aprendiendo los unos de los otros, será posible —ha subrayado— conseguir que la protección global sea una prioridad, lo que requiere «una inversión en la construcción de relaciones de confianza y apoyo interinstitucional».
El papel clave de las víctimas
El papel de las víctimas y de los supervivientes de los abusos es clave en el camino de la reparación: el Papa está convencido de ello y con él la Comisión. El cardenal que preside el órgano creado por Francisco en 2014, lo señala en el mensaje de hoy, recordando la carta al pueblo de Dios escrita en 2018 por el Pontífice en la que señala que las heridas generadas en las víctimas, cuyo " dolor" hemos conocido con el tiempo, "no desaparecen nunca".