por Portaluz
30 Noviembre de 2024El padre Joseph Calise, párroco de la parroquia de la Transfiguración-St. Stanislaus Kostka, es un alcohólico en recuperación que se ha mantenido sobrio durante los últimos 34 años.
En 1990, sumido en su adicción, un sacerdote intervino y le alentó a buscar ayuda para su problema con la bebida que había comenzado en la década de 1970. "Llevaba ordenado unos 10 años y, en ese momento, bebía durante todo el día y empezaba a afectar a mi trabajo", recuerda padre Joseph. "Afectaba a mi relación con mi familia. Empezaba a afectar a mi relación con los feligreses", señala.
Padre Joseph siguió el consejo del sacerdote y se internó 90 días en la Guest House, un centro de tratamiento residencial en Michigan que se especializa en el tratamiento de adicciones para miembros del clero católico.
Luego, en el primer aniversario de su sobriedad, visitó al sacerdote que le ayudó y le dijo: "Gracias por salvarme la vida". Pero también comenzó a celebrar la Serenity Sundays, una misa de sanación ofrecida en St. Stanislaus Kostka para aquellos en diferentes etapas de recuperación de diversas adicciones.
Ayudar a otros a llevar una vida saludable
Al paso del tiempo, manteniéndose sobrio, su experiencia le llevó a buscar formas de ayudar a otros sacerdotes. Con la ayuda de la diócesis, creó un lugar de acogida y acompañamiento para sacerdotes que sufren abuso de sustancias, en su transición desde un centro de tratamiento hospitalario al ministerio.
El centro, llamado Transition House, lleva siete años funcionando en la rectoría de la Parroquia de la Transfiguración-San Estanislao Kostka de Maspeth, de la que es párroco padre Joseph.
Desde entonces, Transition House ha ampliado su misión para incluir a clérigos con problemas no relacionados con la adicción, como los que esperan la aprobación de un visado, los que se enfrentan dolencias médicas o quienes necesitan un respiro de las presiones del trabajo. "A lo largo de estos siete años, el objetivo ha cambiado radicalmente", explica el sacerdote... "Al principio lo empezamos como un lugar solo para sacerdotes afectados por algún tipo de conducta adictiva. Y en el transcurso de estos años, ha empezado a tener una clientela mucho mayor. Por supuesto, cada vez hay más sacerdotes que necesitan un lugar donde alojarse temporalmente".
El hogar, aclara, no es un centro de tratamiento ni una clínica, sino una "casa de hospitalidad" para ayudar a los sacerdotes a reincorporarse a la vida sacerdotal tras completar programas de tratamiento por abuso de sustancias. "Este es el lugar donde alguien puede vivir después de haber pasado ya por todo eso", dice padre Joseph. "Esto les da la oportunidad de volver a aclimatarse a la diócesis. Esperamos que encuentren aquí un espíritu de bienvenida y de apoyo".
No hay límite de tiempo para la estancia en Transition House. Algunos sacerdotes se quedan unas semanas y otros permanecen allí varios meses. La diócesis tiene conocimiento de cuándo un sacerdote entra y termina un programa de tratamiento, por lo que padre Joseph Calise puede prepararse para su llegada.
Liberados para dar testimonio
En padre Joseph los sacerdotes encuentran un oído comprensivo que ha caminado en sus zapatos. Su abuso de sustancias se remonta a cuando empezó a beber de adolescente y acabó cayendo en el alcoholismo. "Cuando pienso en aquellos días, recuerdo mucho dolor y mucha tristeza. Pero también existe lo bueno que se ha logrado por la forma en que he podido tener un poco de impacto en la vida de otras personas".
Padre Joseph Calise comenzó un programa de tratamiento de 12 pasos en 1990, cuando tenía 36 años. Llevaba una década de sacerdocio y entró en el programa a instancias de su párroco. "Llevo 34 años sobrio, y en este tiempo he mejorado mucho", señala.
No todas las habitaciones de Transition House -que tiene seis dormitorios, una sala de estar y una capilla- albergan a sacerdotes que luchan contra la adicción. De los sacerdotes que han pasado por sus puertas en los últimos siete años, un tercio se estaba recuperando de una adicción a las drogas o al alcohol. Los otros dos tercios estaban allí por razones no relacionadas con la adicción.