
por Portaluz
12 Junio de 2025Católico porque así lo decidió su familia, el psicólogo clínico, argentino, de 38 años, Pablo Caruso, fue bautizado y recibió la Primera Comunión tras un período de formación al cual asistía con gusto, porque después de la catequesis -dice- jugaban al fútbol.
Su familia no tenía raíz sólida en la fe y Pablo tampoco. Así las cosas, sin un soporte espiritual trascendente, cuando su padre enfrentó una posible muerte debido a un tumor en el cerebro, se derrumbó y comenzó a experimentar ataques de pánico que lo atormentarían por años.
En una de las ocasiones que debió acudir a urgencia médica debido a estos trastornos, conoció a un psicólogo que además era un adepto a la New Age, con una abundante biblioteca del tema que pronto sedujo a Pablo.
"En su consultorio tenía un Buda muy grande y hablaba en un lenguaje que cautivaba. Entonces empiezo con él y una cosa fue llevando a la otra. Haciendo el cuento corto él vivía en una comunidad chamánica al interior de la Argentina y coordinaba ciertos grupos aquí en Buenos Aires. Me invita, yo me sumo a esos grupos y empiezo a formarme mucho en lo que es budismo, esoterismo, shamanismo. Dios para mí no existía en esa época, yo no iba a misa y la religión mucho menos. Pero siempre que pasaba por una iglesia me persignaba; me había quedado como ese, no sé si hábito, o que Dios estaba interfiriendo allí".
Pasaba el tiempo, ya era un fervoroso seguidor de la New Age, pero los ataques de pánico continuaban y seguía con mucha ansiedad. Tenía poco más de 20 años cuando conoció a otro gurú que lo captó para formarlo en 'bioenergetismo" y reiki. En paralelo continuaba sus estudios universitarios hasta recibirse como psicólogo.
Cierto día, en el cual se encontraba con una maestra de Reiki, quien estaba imponiéndole las manos sobre la zona central de su cabeza -lo que en esoterismo suelen llamar el 'séptimo chakra'-, ocurrió una experiencia extraña que hizo reaccionar al joven psicólogo, quien así lo narra:
"Yo tenía un colgante, una cadena con una piedra turmalina negra que me habían regalado. En clave New Age esa piedra supuestamente es para absorber las malas energías y cuando esa piedra se colma de mala energía tiende a romperse para que no le vaya al cuerpo. Entonces cuando me están imponiendo las manos tengo una visión de la Virgen de Luján, patrona argentina, que tiene muchos rayos. Se me aparece la imagen de la Virgen y todos esos rayos empiezan a, ¿cómo decirlo?, como manifestarse, como saliendo y una vez que terminan de salir todos los rayos escucho un ruido en el piso. Cuando terminan (de imponerle las manos) miro para abajo y era la piedra que se había cortado a la mitad, había caído. Yo tenía solo la cadenita. Compartí esto en el grupo y me dicen: «Ay qué bueno, sí, la Virgen te está protegiendo, quiere que estés acá. Es un signo una señal de buen augurio de lo que estás haciendo». ¡Mentira, mentira! Obviamente era que la Virgen estaba protegiéndome de todo eso y me estaba diciendo: «Eh flaco, ándate de acá porque esto no es de Dios esto es del otro lado»".
Pero lo vivido no fue suficiente y Pablo continuó vinculado al ocultismo esotérico. Pronto pudo independizarse y montar su propia consulta con una gran Buda, al igual que su antiguo primer gurú. En lo económico le iba bien, no faltaban los pacientes para su oferta que mezclaba la terapia psicológica con terapias alternativas, reiki e incluso carta astral, pues había comenzado a formarse también en astrología.
El inicio de un complejo proceso de conversión comenzaría recién alrededor sus 30 años, cuando conoció a la mujer que hoy es su esposa. Ella era católica que gustaba de acudir a misa regularmente y por esas cosas del amor Pablo comenzó a ir con ella. Desde el primer instante que inició la primera Eucaristía a la que asistió -después de 20 años sin pisar una iglesia-, el asunto se puso cuesta arriba para Pablo.
"... Experimentaba movimientos psicológicos y espirituales manifestándose en llantos al comenzar la homilía; o una sensibilidad muy grande en el momento previo a la consagración; o dificultad respiratoria durante la oración personal y cambios de temperatura corporal en esos mismos momentos, entre otras manifestaciones. El punto culminante fue cuando acudí a un retiro de Pascuas y ahí Dios se encargó de atravesarme de par en par. Es decir, fue una experiencia única donde conecté con lo más profundo de mi ser y con Dios durante esos tres días".
Todo empezó a tomar otro tono en la vida de Pablo, quien aún se resistía y continuaba vinculado al ocultismo en su práctica profesional. "Intenté que coexistiesen los dos mundos, el de Dios y el del demonio, pero era imposible que eso sucediese". Y como era de esperar, se quebró.
Todas sus amistades, su red social completa estaba inmersa en lo esotérico y a medida que se abría a Dios, en su alma todo ese universo entraba en conflicto. Por si fuera poco, comenzó a recibir ataques sensibles, vejaciones, del demonio.
"Durante el tiempo en el que coexistían en mis los dos mundos, el de Dios y el del maligno, tuve reiteradamente acciones nocturnas sobre mi cuerpo, sobre todo ahorques o sueños muy tétricos", confidencia.
Por consejo de su actual esposa acudieron a misas de sanación, pero no era suficiente. De forma providencial un sacerdote a quien confió lo que estaba padeciendo, le derivó a un exorcista.
"El proceso con dicho ministro fue aproximadamente de un año y medio de concurrencia mensual y me animó a dejar absolutamente todo contacto con prácticas, personas y objetos relativos a la new age. Fue bastante complicado hacerlo, ya que para mí constituía parte de mi identidad como persona y como profesional. Durante todo ese tiempo el maligno se encargó de dejarme casi sin trabajo, ya que cantidad de clientes dejaban de concurrir sin explicación previa alguna. Como sabemos el príncipe de este mundo ataca por esos lados".
Una vez que Pablo dio su sí completo a Dios, la liberación y la paz llegó. También comenzó a mejorar su vida laboral. Hoy, además, abrazó como misión el ayudar a otros a liberarse del "engaño de la new age", señala. "Es de vital importancia en este tiempo, en donde está en auge la apostasía, la nueva era y el anticristianismo, que haya personas que combatan estos frentes desde distintos lugares".
Fuentes: Canal de YouTube de Pablo Caruso e Infocatólica.