
Un médico atiende a los últimos pacientes. Está cansado y desea volver a casa cuanto antes. Las prisas le llevan a no comprender bien lo que le dice un paciente, y le receta una medicina equivocada.
¿Es culpable este médico de haber recetado una medicina equivocada? La pregunta abre un tema importante para la vida ética: ¿existen errores culpables?
Todo lo que hacemos de modo consciente y libre depende de cómo vemos las cosas. Si yo creo que este frasco contiene azúcar cuando en realidad contiene sal, al poner "azúcar" (sal) en el café me daré cuenta de mi error y tendré que sufrir las consecuencias.
En este sencillo caso (azúcar que en realidad es sal) el error tiene consecuencias no muy graves. Al máximo, tendré que tirar la taza de café y prepararme otra.
El caso del médico que equivoca el tratamiento, en cambio, puede tener repercusiones mucho más importantes, incluso puede provocar daños duraderos en el paciente.
Preguntar si un error es culpable significa que reconocemos que en algunas decisiones era importante ir a fondo, comprobar mejor las cosas, asumir la responsabilidad con una mayor concentración mental para evitar errores que luego pueden ser nocivos.
El error culpable surge cuando las prisas, o la pereza, o la falta de actualización (en quien tiene el deber de actualizarse), llevan a pensar que una opción sería buena cuando en realidad provocará daños más o menos importantes.
El error no será culpable cuando uno ha puesto todo lo que estaba de su parte para conocer bien la situación y las opciones disponibles y, por motivos misteriosos, a veces trágicos, se produce un error sin que sea imputable a una culpa de quien lo ha cometido.
En el caso del médico comentado al inicio de estas líneas, no sería culpable si no conoce (ni puede conocer) que el enfermo tiene un comportamiento que ha ocultado y que provocará, al interactuar con una medicina prescrita, consecuencias dañinas. En ese caso, la culpa no será del médico, sino del paciente, aunque la medicina no era la adecuada para aquella situación concreta (y desconocida para el profesional de la salud).
En la vida ética, sobre todo en ámbitos como la medicina o parecidos, existe el deber de alcanzar el mejor conocimiento posible sobre lo que uno va a decidir, precisamente para evitar daños causados por errores, y para poner en marcha opciones que promuevan, realmente, el mejor bien del paciente.
De este modo, será posible apartarse de errores culpables, cuyas consecuencias dañinas deseamos evitar, y alcanzar decisiones desde una buena reflexión y con el mejor conocimiento posible de los medios y circunstancias que rodean las acciones que ahora vamos a emprender para alcanzar lo que esperamos sea benéfico para uno mismo y para otros.