"La Iglesia es menos Iglesia si las mujeres no participan en los procesos de toma de decisiones"

19 de enero de 2018

"Desafortunadamente, las estructuras eclesiásticas... son muy masculinas, y esto genera lo que en economía se llama un proceso de selección adverso"

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La afirmación del titular fue argumentada a la revista Aggiornamenti Sociali, por una destacada economista italiana, Alessandra Smerilli, que también es Religiosa de las Hijas de María Auxiliadora.
 
La hermana Allessandra, nacida en Vasto (Chieti), a sus 43 años de edad enseña Economía Política y Estadística en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación "Auxilium" de Roma. El 2014 obtuvo un doctorado en Economía otorgado por la Facultad de Economía de la Universidad de East Anglia (Noruega, Reino Unido). Previamente, en junio de 2006, había recibido el doctorado de Economía Política en la Facultad de Economia della “Sapienza” de Roma. Es miembro fundador y conferencista de la Escuela de Economía Civil y miembro del Comité de Ética del SGR.
 
Durante décadas la economía pareció ser un conocimiento, actividad y disciplina exclusiva de los hombres. Pero es significativo que la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Economía en 2009, la estadounidense Elinor Ostrom (1933-2012), se ocupara de los “bienes comunes”, puntualiza la hermana Alessandra.  “Las voces femeninas también intentan mirar al conjunto del sistema económico de una manera más conectada con el respeto al medio ambiente y a los derechos humanos fundamentales. Un ejemplo de ello es el reciente libro de Kate Raworth, The donut economy…. Por lo tanto –aclara la economista italiana-, las mujeres tienen mucho que decir a la economía de hoy y de mañana; pero para ello deben ser profundamente competentes, porque se trata de ir más allá de ciertas lógicas muy arraigadas en los modelos económicos, y deben hacerlo superando prejuicios y estereotipos”.

Desafío enunciado y pendiente

La economista y religiosa, defiende la riqueza que las mujeres pueden aportar a las organizaciones “en el gobierno corporativo”.  Tema que también ha puesto de relevancia Papa Francisco como un desafío al interior de la propia Iglesia. La primera vez, finalizada la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro (2013), durante el vuelo de regreso el Vicario de Cristo declaró a los periodistas: «Una Iglesia sin mujeres es como un Colegio Apostólico sin María. El papel de la mujer en la Iglesia no es solamente la maternidad, la mamá de la familia, sino que es más fuerte; es precisamente el icono de la Virgen, de María, la que ayuda a crecer a la Iglesia. Pero dense cuenta de que la Virgen es más importante que los Apóstoles. Es más importante. La Iglesia es femenina: es Iglesia, es esposa, es madre. Pero la mujer en la Iglesia no sólo debe… no sé cómo se dice en italiano… el papel de la mujer en la Iglesia no se puede limitar al de mamá, al de trabajadora, limitado… ¡No! Es otra cosa. Los Papas… Pablo VI escribió una cosa hermosísima sobre las mujeres, pero creo que se debe ir más allá en la explicitación de este papel y carisma de la mujer. No se puede entender una Iglesia sin mujeres, pero mujeres activas en la Iglesia, con su estilo, que llevan adelante… Esto se debe explicitar más. Creo que nosotros no hemos hecho todavía una teología profunda de la mujer, en la Iglesia. Solamente puede hacer esto, puede hacer aquello, ahora hace de monaguilla, ahora lee la lectura, es la presidenta de Caritas»… «En referencia a la ordenación de las mujeres, la Iglesia se ha pronunciado y ha dicho: “No”. Lo ha dicho Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Ésa está cerrada, esa puerta, pero sobre esto quiero decirle algo. Ya lo he dicho, pero lo repito. La Virgen María era más importante que los Apóstoles, los obispos, los diáconos y los sacerdotes. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes; el cómo es lo que debemos intentar explicitar mejor, porque creo que falta una explicitación teológica de esto».

En estos años posteriores la Santa Sede ha puesto el acento en lacras que afectan la dignidad de la mujer como la trata y otras múltiples violencias. Pero hay espacio y tarea pendiente para ese desafío enunciado por el Papa en 2013.

"No abrir el sacerdocio a las mujeres"

La hermana Alessandra toma la antorcha y destaca cuán importante es hacer visible la eficiencia que aportan las mujeres… “Son en promedio más adversas al riesgo que los hombres… menos receptivas a los incentivos extrínsecos, más capaces de resolver dilemas en el grupo… Las nuevas formas de organizarse exigen un liderazgo flexible e inclusivo que fomente la cooperación y la creatividad”, advierte.


¿Qué expectativas y áreas de responsabilidad ves para las mujeres en la Iglesia de hoy? (le pregunta el periodista de Aggiornamenti Sociali)
Estoy profundamente convencida de que la Iglesia es menos Iglesia y el ser humano menos humano si las mujeres no participan en los procesos de toma de decisiones, si no ejercen su responsabilidad. No se trata de ocupar espacios o gestionar poderes: esto es muy poco femenino. Hay atenciones, sensibilidades, formas de ver la realidad, atención a procesos que luchan por emerger en contextos puramente masculinos.
Desafortunadamente, las estructuras eclesiásticas italianas son muy masculinas, y esto genera lo que en economía se llama un proceso de selección adverso: las mujeres se sienten poco atraídas por ciertos ambientes… Al mismo tiempo, los hombres, al no sentirse impulsados a pensar y actuar de manera diferente, sin ni siquiera darse cuenta, continúan perpetuando esquemas, formas de hacer y organizar que siempre dejarán a las mujeres fuera. Creo que debemos abordar esta cuestión con calma y apertura para participar en procesos que nos hagan más conscientes de la urgencia del cambio. No creo que el camino a seguir sea abrir el sacerdocio a las mujeres, sino, como sostiene el Papa Francisco, desclericalizar las estructuras eclesiásticas.
 

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