por Portaluz
20 Diciembre de 2024Durante los últimos cinco años el artista de Indianapolis Jay Parnell ha vivido una experiencia espiritual transformadora, de intimidad mística con Dios, a través de su arte.
Educado como cristiano protestante en la escuela Santa Juana de Arco en Indianápolis en las décadas de 1970 y 1980, Jay, junto con su esposa Kendra, se sintió atraído a la Iglesia no solo por sus enseñanza sino por la belleza que emana de la adoración eucarística, confidencia al periódico de la Arquidiócesis de Indianápolis.
Fueron recibidos en la plena comunión de la Iglesia en 2020 en la Parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario en Indianápolis, donde continúan siendo feligreses.
Siendo artista conocido por pintar lo que él describe como "retratos narrativos", abrazar la fe católica llevó a Jay a usar sus habilidades artísticas para atraer a otros a Cristo y su Iglesia a través de la belleza del arte.
"Cuando ves arte, bajas las defensas. Simplemente te liberas. Toda esta belleza te llega como la voz de Dios. Por esto, poco a poco voy haciendo un cambio hacia crear más arte sacro. No solo quiero hacer cosas que sean hermosas, quiero pintar cosas que sean verdaderas y que sean beneficiosas para tu alma", afirma.
Fue necesario un largo viaje de fe y perseverancia para que Jay Parnell llegara a este punto. Cuanto más reconoce este hecho, más busca trabajar con Dios en su propio arte. "Mi arte es un acto de adoración. Es por esto que rezo todo el tiempo antes de pintar. Pido la gracia de poner mis manos, mi corazón y mi creatividad en línea con la voluntad de Dios. Esa es mi oración en cada sesión", confidencia.
"Me catequizaban sin saberlo"
Hoy reconoce que en sus primeros años de vida estudiar en la escuela Santa Juana de Arco plantó semillas de fe en él. Pero solo florecieron completamente décadas después.
Veía la belleza de la fe cada vez que entraba en la iglesia de Santa Juana de Arco, con su arquitectura románica clásica, su altísimo dosel de mármol sobre su altar mayor y los mosaicos que adornaban sus altares laterales. "Me estaban catequizando sin siquiera saberlo. La belleza del arte y el santuario de Santa Juana de Arco me influyeron profundamente", reconoce.
"Es el verdadero artista"
Hasta aproximadamente 2019, Jay, Kendra y su familia asistieron a una variedad de iglesias durante períodos de su vida, juntos como familia. Pero ninguno parecía satisfacerlos.
Luego, a principios de 2020, llegó la pandemia de COVID-19. "Dios aprovechó esa oportunidad para convertirnos en algo completamente diferente a lo que nunca habíamos pensado", recordó Kendra.
Buscando en internet descubrieron las transmisiones online de la misa tradicional en latín y esto les conquistó el alma. "Estuvo bajo nuestras narices todo el tiempo", dice Kendra y Jay corrobora: "Así es como Dios hace las cosas posibles". Y Kendra le termina la frase diciendo: "Es el verdadero artista".
Salvados por la esperanza y la belleza
Poco después de que los Parnell fueran recibidos en la Iglesia, el Padre C. Ryan McCarthy, párroco del Santo Rosario, encargó a Jay en nombre de la parroquia que creara una pintura de Santa Josephine Bakhita.
"En su historia, ves a alguien que ha vencido todo tipo de maldad y fue capaz de abrazar completamente a Cristo de maneras que parecen insondables", dice el padre McCarthy y añade: "Pensé que ella era un gran ejemplo de esperanza para poner ante los ojos de mis feligreses".
La esperanza es un tema definido de la pintura de Santa Josephine Bakhita que ahora se encuentra expuesta para la veneración de los feligreses. En la parte inferior de la pintura están las palabras en latín "Spe Salvi", que en español significa "Salvados por la esperanza", tomadas de la Carta de San Pablo a los Romanos (Rom 8:4).
Sobre las palabras de la pintura se ve a Santa Josephine Bakhita descalza con su hábito religioso de pie sobre un látigo, símbolo de su vida anterior como esclava.
Está de pie frente a niños negros y Jay explica que incluyó a los niños en la pintura porque Santa Josephine Bakhita es patrona de las víctimas de la trata -que afecta a miles de niños-, ya que ella misma fue una de esas víctimas.
"Trabajar en esta pintura me puso en la vía rápida para entender mi fe", reflexiona Jay. "Cuando la pintura estaba en el estudio de mi casa, la veneraba y rezaba pidiendo su intercesión antes de cada sesión de pintura. Ahora la veo en la parroquia y todavía rezo por su intercesión. Esto ha profundizado mi fe y ha agudizado mi dedicación a convertirme en santo".
Más recientemente, Jay ha creado una pintura de Santa Teresa de Lisieux y una del difunto padre benedictino Boniface Hardin, un monje negro de la Archiabadía de Saint Meinrad que ministró durante décadas en la comunidad negra de Indianápolis y que ayudó a fundar la Universidad Martin en el lado este de la ciudad. "Este es solo el comienzo de mi viaje hacia la creación del arte católico sagrado", dice Jay. "Mi objetivo es usar los talentos artísticos que Dios me ha dado para promover la fe a través de la creación de arte hermoso".
(Para ver el trabajo de Jay visite jayparnell.com).
Fuente: Archindy.org