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Porque "la muerte no tiene la última palabra", invocan a Nuestra Señora de Guadalupe para que proteja a la familia

Al celebrar este viernes 31 de julio el 13º aniversario de la canonización de san Juan Diego, el Arzobispo de México se refirió a los problemas que sufre en la actualidad la institución familiar, célula principal de la sociedad.

por Siame/ Portaluz

31 Julio de 2015

El Card. Norberto Rivera Carrera celebró este viernes 31 de julio una Eucaristía en la Basílica de Guadalupe para conmemorar el décimo tercer aniversario de la canonización de san Juan Diego, mensajero de la Virgen de Guadalupe, en cuya homilía lamentó las adversidades que enfrenta actualmente la institución familiar.

El Arzobispo de México explicó en su homilía que Jesús, José y María, como familia, tuvieron que vencer muchos problemas, y alguno de estos muy graves; no obstante -dijo- fue una familia que, por el amor de Dios que los unía, salió delante de toda dificultad.

En este sentido, reconoció que la familia actualmente tiene que superar muchas adversidades, “como lo recordó nuestro amado Papa Francisco en su pasada visita apostólica en Bolivia, cuando señaló que la familia estaba 'amenazada por todos lados'”.

Haciendo eco a las palabras del Santo Padre, el Card. Rivera enumeró algunas de las amenazas que hoy buscan destruir esta institución: “La violencia doméstica, el alcoholismo, el machismo, las drogas, el desempleo, la inseguridad civil, el abandono de las personas mayores, los niños de la calle, y las pseudo-soluciones generadas por una perspectiva que no ayuda a la familia”.

Continuó el Sr. Arzobispo: “Pero también el Papa Francisco nos dice, con una grandísima esperanza, que “la muerte no tiene la última palabra”.

Así, el Card. Rivera llamó a las familias a no tener miedo, sino depositar su confianza en las palabras que la Virgen de Guadalupe le expresó a san Juan Diego: “¿Acaso no estoy yo aquí que tengo el honor y la dicha de ser tu madre? ¿Acaso no soy tu protección y resguardo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría?...” Y es que -agregó- Ella misma experimentó la alegría de Dios en su propia familia.

Por último, al Pueblo de Dios que peregrina en la Ciudad de México le recordó que la “Casita sagrada” que Santa María de Guadalupe quiere “no es otra cosa sino el que todos seamos familia de Dios, una 'Casita sagrada' en donde todos nos esforcemos en poner todo nuestro esfuerzo para vivir como hermanos, que nos esforcemos por ser solidarios, misericordiosos, servir, ayudar y amar al otro simplemente por amor”. Y así es como siempre actuó María”.