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Alberto Hurtado Cruchaga. La apasionada espiritualidad de un santo

El sacerdote chileno Alberto Hurtado Cruchaga, uno de los santos más destacados del siglo XX, quedó huérfano de padre a los 4 años de edad. Desde entonces su vida fue un continuo enfrentar desafíos, que vivió como oportunidades para desplegar aquello que apasionaba a su alma de hombre santo: amar a Cristo y hacerlo amar.

por Equipo Portaluz

21 Agosto de 2013

Con estudios profesionales en derecho, filosofía, teología, psicología y pedagogía, este sacerdote chileno, canonizado por el Papa Benedicto XVI el 23 de octubre de 2005, fue un connotado académico universitario, prolífico escritor, fundador de obras benéficas y medios de comunicación, conferencista, promotor de iniciativas sindicales y políticas, predicador de retiros, inspiración y modelo para decenas de futuros sacerdotes, puente de encuentro entre ricos y pobres, por nombrar sólo algunos de los frutos que perviven hasta hoy, tras sesenta y un años de su fallecimiento.

Mucho se ha escrito y conoce de este auténtico emprendedor y líder de la iglesia (pulse para ver). Sin embargo la santidad de Alberto Hurtado, aunque impregnó sus quehaceres, no nace de ellos, sino que es el fruto de una apasionada espiritualidad.

“Los que se preocupan de la vida espiritual -decía el santo en su escrito Una espiritualidad sana- no son muchos y desgraciadamente, entre ésos no todos van por buen camino (...) La única espiritualidad que nos conviene es la que nos introduce en el plan divino, según mis dimensiones, para realizar ese plan en obediencia total.”

A los sacerdotes...: “¡Hambre y sed de Cristo!”

El sacerdote Jaime Castellón, quien colaboró en la causa de canonización de Alberto Hurtado, señala que es la identificación con Cristo lo que hace santo a este sacerdote y define el corazón de su espiritualidad. “El único santo -agrega- es Cristo y santo es el que está lleno de Cristo y el que hace presente a Cristo. Nadie más es Santo”.

Al respecto el propio Alberto pide a los sacerdotes ser radicales en su fidelidad a Cristo, presente en la eucaristía, otro de los pilares de su espiritualidad..."Si los soldados saben embriagarse de patriotismo y morir por su ideal (...), ¿seremos nosotros los sacerdotes, oficiales del Cuerpo de Cristo, los únicos que no sabremos luchar a muerte por nuestro ideal? ¡Más radicalismo por la causa de Cristo!".

Agrega Castellón que el santo también desafiaría hoy a los jóvenes a la coherencia entre sus actos y una espiritualidad centrada en Cristo. “Lo más importante -precisa- no habría sido decirles hagan esto o lo otro, sino vivan a fondo su identidad de cristianos en cualesquier circunstancia”.

Confirmando esa opinión, en una de sus múltiples alocuciones como predicador de retiros (pulse para ver) el santo reflexionaba: "En la vida moderna el espíritu se vacía...vive horriblemente pobre, en la superficie. ...El hombre huye horriblemente de meterse dentro de sí. Lo primero que el hombre moderno necesita encontrar es el sentido de lo sobrenatural, una visión serena de eternidad en su vida, echarse filialmente en brazos de Dios como un hijo en los de un buen Padre".

El P. Samuel Fernández, investigador y custodio por años de textos inéditos de Alberto Hurtado, complementa a Castellón y puntualiza que la espiritualidad del santo se resume en: “Su amor a Cristo y la entrega a los demás, el amor a la iglesia y el amor a la Virgen”.

Padre Alberto, no se permitía perder el rumbo de su vida según él mismo testimonia...

“Usted me pregunta cómo se equilibra mi vida, yo también me lo pregunto. Estoy cada día más y más comido por el trabajo... Soy con frecuencia como una roca golpeada por todos lados por las olas que suben. No queda más escapada que por arriba. Durante una hora, durante un día, dejo que las olas azoten la roca; no miro el horizonte, sólo miro hacia arriba, hacia Dios. ¡Oh bendita vida activa, toda consagrada a mi Dios, toda entregada a los hombres, y cuyo exceso mismo me conduce para encontrarme a dirigirme hacia Dios! Él es la sola salida posible en mis preocupaciones, mi único refugio.” (...) “¡Hay que librar este combate con toda el alma! La inteligencia, la voluntad espiritual, el corazón, la fe, la piedad, la gracia de estado" (...) "Que su presencia vaya transformándome y terminaré por parecerme a Él. ¡Hambre y sed de Cristo!, de ser como Él, de ser otro Él" (...) "No vivo yo, ¡es Cristo quien vive en mí! (Gálatas 2,20)"

Oración y Adoración

Su rutina espiritual cotidiana, que se nos narra en la obra “Un disparo a la eternidad”, nos enseña la importancia de permanecer vinculados a Dios:

"Levantada a una hora fija; ...Cada mañana señalar el rumbo; ...Oración de la mañana bien hecha; ...Examen de conciencia; ...Luego Misa en unión íntima con Cristo: ofreciéndose, transubstanciándose, resolviéndose a darse en comunión a los demás en unión de Cristo; Lectura diaria del Nuevo testamento; ...Breviario, procurando recogerse, lo rezamos en nombre de la iglesia, por las mil intenciones de la iglesia; ...Durante el día, algunas visitas al Señor Sacramentado: son indispensables. La devoción a Jesús Jefe, a Jesús amigo". (...) “Hacer entrar la oración en la vida y la vida en la oración: hablando todo el día con Dios de todo cuanto se ve, de la belleza del mar, de la pureza del cielo, del frío del invierno y del calor del verano, de los chiquillos que gritan. Vivir conversando con Dios de todo: vivir en plegaria. Esta oración tonificará nuestra vida". (...)"¡Ay del apóstol que no obre así! Se hará traficante de cosas humanas y de pasiones personales, bajo apariencia de ministerio espiritual".

El rosario signo de su amor a la Virgen

Cuentan sus biógrafos que en otro rasgo de su espiritualidad el santo leía a menudo los textos de San Pablo, San Agustín y en su devoción íntima destacaban la del Sagrado Corazón de Jesús y la de Cristo Rey. Pero el modelo excelso de Hurtado para seguir a Cristo era la Santísima Virgen María.

Habiendo compartido muchas horas con Padre Alberto Hurtado, el ya fallecido sacerdote jesuita Renato Poblete, confirmó hace algunos años en entrevista concedida al editor de Portaluz, el claro sello mariano y la importancia del rosario en la espiritualidad del santo...

"Todos tenemos necesidad de una madre y la Virgen lo es para él. En los retiros siempre hacía referencias a ella como mediadora, como acompañante, como modelo y uno le veía continuamente rezando su rosario. Cuando estaba cansado y llegaba después de la Acción Católica por la noche a la comunidad, en el camino de regreso rezaba el rosario. Esa confianza como de niño chico en las manos de su madre".

El propio santo dirá al respecto... “Dios hizo depender su obra del Sí de María y los hijos que adoran al Hijo, no pueden separarlo de la Madre. ¡Será defensa de nuestros mejores valores!".

Fuentes:

Portaluz ha producido este artículo citando extractos inéditos de entrevistas realizadas por nuestro editor, Felipe Rodríguez, a diversos estudiosos de la vida del santo y que fueron parcialmente publicadas en el libro “Es tiempo de amar, Padre Alberto Hurtado”, del cual es co-autor.

Además se citan extractos de los siguientes textos:

Alberto Hurtado Cruchaga, Un fuego que enciende otros fuegos.

Samuel Fernández Eyzaguirre, Un disparo a la eternidad.

Padre Álvaro Lavín, Padre Hurtado Apóstol de Jesucristo, Su Espiritualidad.

Alberto Hurtado Cruchaga, ¿Es Chile un país católico?