Alegría y dolor no suelen ser palabras que se unan en una misma frase, pero para Bryon y Renee Scott, los líderes del grupo de apoyo "Alegría en el Dolor Crónico" de la Parroquia San Vicente de Paúl en Fort Wayne (USA), no se puede tener una sin la otra. El propósito del grupo, que se reúne el 2º y 4º lunes de cada mes -cuenta Byron al portal digital de la diócesis-, es "proporcionar esperanza, ánimo y un espacio seguro para quienes experimentan el dolor, la ansiedad y el aislamiento de vivir con una enfermedad crónica, y para sus cuidadores; para conectar, compartir y apoyarse mutuamente".
Bryon Scott no es ajeno al dolor crónico pues lleva casi un cuarto de siglo padeciendo el Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC). El SDRC es un trastorno neurológico poco frecuente y los expertos médicos lo consideran una de las tres enfermedades más dolorosas. El SDRC recibe a menudo el nombre de "enfermedad del suicidio" debido a la frecuencia con que quienes la padecen ponen fin a sus vidas por el grave sufrimiento físico y, a su vez, mental que provoca.
Servicio inspirado por Dios en la oración
Cuenta Bryon que, tras una visita especialmente emotiva al Santísimo en la Capilla de Adoración Perpetua Oratorio de Santa María Magdalena de la Parroquia, empezó a sentir que el Espíritu Santo colocaba las piezas en su sitio. Mientras asistía a un taller sobre carisma, Bryon descubrió que su carisma era ayudar a la gente y Renee descubrió que el suyo era animar. En ese momento, también reconocieron la necesidad de crear un grupo de apoyo en la comunidad de San Vicente que atendiera las necesidades de los enfermos crónicos y los discapacitados de la parroquia y sus alrededores. La idea cobró vida después de hablar con el padre Daniel Scheidt, párroco de San Vicente, Dorothy Schuerman, responsable de los Ministerios para Adultos de San Vicente, y Allison Sturm, especialista del Ministerio para Personas con Discapacidades de la Diócesis de Fort Wayne-South Bend.
Bryon empezó ayudando a amigos que sufrían en sus vidas. Mientras tanto, Renee buscaba recursos en Internet cuando se topó con Chronic Joy, un ministerio mundial basado en la fe, que ofrece recursos para quienes padecen enfermedades físicas y mentales crónicas. "Es imposible que Dios no estuviese involucrado en que esto sucediera, quiero decir que estaba más allá de toda coincidencia. Tratar de pensar qué hacer y luego ¡bum! encontrar ese sitio web", recuerda Bryon. "Es increíble cómo las cosas encajaron perfectamente para facilitar esto", afirma.
Lo que se vive en "Alegría en el Dolor Crónico"
En una reunión de Alegría en el Dolor Crónico, una persona puede esperar encontrar corazones y mentes dispuestos a escucharla. "Incluso algunas de las personas mejor intencionadas no quieren escuchar a las personas con problemas de salud. Puede que -sin decirlo- piensen algo así como ‘hombre, me estás agobiando’", comenta Bryon. Y añade: "No hay ninguna instancia para que la gente se exprese; y hablando de ello, haciendo estas pequeñas cosas, puedes salir de tu dolor al saber que otra persona está pasando por lo mismo o por algo parecido y orar juntos".
El grupo comienza cada sesión con una oración, dando gracias a Dios por permitirles reunirse. En cada sesión hay tiempo suficiente para que los miembros compartan individualmente lo que está ocurriendo en sus vidas, las luchas u obstáculos a los que se han enfrentado en las últimas semanas y, por supuesto, también comparten los momentos positivos, las bendiciones que han encontrado. Algunas semanas la conversación se inicia a través de actividades que invitan a la reflexión o preguntas específicas proporcionadas por los recursos del Grupo. Otras semanas, la conversación puede surgir simplemente a raíz de lo que le preocupa a un miembro. Cualquiera que sea el caso, los participantes de "Alegría en el Dolor Crónico" de San Vicente de Paúl están dispuestos a escuchar y a proporcionar la compasión y la camaradería que tanto se necesitan y que son tan importantes durante los vaivenes de la vida.
Unidos a Dios, en la contención y la oración
"No se trata de decirle a alguien lo que tiene que hacer", explica Sturm. "Al compartir historias de lo que uno mismo puede estar atravesando en su viaje personal, puede dar a otros las herramientas que necesitan para identificar y articular sus propios sentimientos. Es crear un lugar seguro para que la gente se reúna, para que sepa que no está sola".
El sentimiento de protección es muy importante para quienes se reúnen, y los miembros se esfuerzan por hacerse saber mutuamente que, sean cuales sean el dolor y los obstáculos que atraviesan, no tienen por qué afrontarlos solos. La fuerza surge de la comunidad en oración al Espíritu Santo y, a pesar del tema de la salud, que a menudo es pesado, abundan las risas y la esperanza. Cada sesión termina con una poderosa oración al a Dios Padre, agradeciéndole la promesa de alegría a pesar de las pruebas con las que se encuentran y pidiéndole que les ayude a sobrellevar las luchas diarias que acompañan a vivir con cualquier forma de dolor crónico.
"Alegría en el Dolor Crónico" está abierto a cualquier persona que se enfrente a la batalla de una enfermedad crónica mental o física -también a sus cuidadores-, para compartir y explorar las intrincadas formas en que el Señor actúa a través del sufrimiento. "Si no has tenido un gran sufrimiento, nunca sabrás lo feliz que puedes ser", dice Bryon. Apropiadamente, Renee compara la acción del Espíritu Santo en ellos, con la sensación tras un día sombrío, diciendo: "Podemos apreciar cuando sale el sol".