De recoger por las noches chatarra para venderla y mantener a su familia a Chef. Lo agradece a la Iglesia

18 de marzo de 2023

«Tener el título en la mano para mí fue como recibir una Estrella Michelin porque, de no tener nada a tener una formación y un título, es un cambio muy grande»

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La historia de Antonio Amador puede ser la de la mayoría de los más de mil alumnos que ya han pasado por la Escuela de Hostelería de Cáritas. Una historia que habla de esperanza y de cómo la Iglesia, a través de Cáritas, ayudó a Antonio a conseguir un empleo con el que mantener a su familia.

 

Antonio, natural de La Ñora (Murcia) y padre de una familia muy numerosa, se dedicaba a la recogida y venta de chatarra, informa una crónica del portal de la Diócesis de Cartagena. Durante algunos años se vio en la necesidad de buscar ayuda en su Cáritas parroquial. «En aquellos tiempos, nosotros estábamos pasándolo mal y decidimos, con mucha vergüenza, pedir alimentos porque, la verdad, no teníamos nada para comer», cuenta Antonio a portal de la Diócesis. Un día, viendo un programa de televisión junto a su esposa, pensó que la salida del bache económico que atravesaban podría estar entre fogones. Pero Antonio no sabía dónde podía realizar algún curso de cocina. Fue en su Cáritas parroquial desde donde le derivaron a la eh!.

 

Asegura Antonio que su llegada a la Escuela de Hostelería de Cáritas en 2017 fue una gran ocasión para poder cambiar el rumbo de su vida, sintiendo el apoyo que necesitaba: «Para mí esa oportunidad fue lo más. Yo les dije que si me ponían el escalón subiría hasta arriba del todo». El periodo de formación no fue un camino fácil, ya que mientras por el día estudiaba, por las noches debía seguir trabajando para poder mantener su hogar: «Al venir al curso, no podía buscarme la vida para dar de comer a mis hijos. Por eso, por las noches tenía que seguir recogiendo chatarra. Había días que ganaba lo suficiente y otros días que no sacaba nada, ni para comprar el pan».

 

Sus ganas de superación, con constancia y esfuerzo, dieron resultado pudiendo comenzar su andadura profesional como cocinero. Afirma que nunca olvidará el día de su graduación: «Eso fue brutal, no hay palabras para expresar esa sensación. Tener el título en la mano para mí fue como recibir una Estrella Michelin porque, de no tener nada a tener una formación y un título, es un cambio muy grande».

 

Tras su paso por la Escuela de Hostelería de Cáritas, Antonio, junto a su mujer y a sus diez hijos, ve ahora el futuro de otra manera ya que la recogida de chatarra ha quedado atrás y la cocina se ha convertido en el corazón que mueve su hogar en todos los sentidos: «En mi casa cocinamos todos juntos, cada uno con una tarea, porque según como yo pise, pisarán mis hijos detrás; según como yo ande, así harán mis hijos». En la actualidad, Antonio es cocinero en un restaurante. «Ha sido un cambio de vida muy grande, pasando de no tener nada a recibir un sueldo al mes». Por eso no duda en recomendar esta experiencia a aquellos que necesiten apoyo en la inserción laboral: «Está claro que, si vienes con ganas de aprender y querer superarte para optar a un puesto de trabajo, aquí en la eh! vas a encontrar ese apoyo que necesitas y van a apostar por ti, te lo aseguro. Porque en mi caso pasó. Yo vine aquí sin saber freír ni un huevo ni hacer nada y ahora estoy trabajando gracias a que ellos me dieron la formación necesaria».

 

Un proyecto que sigue generando oportunidades

 

En la Escuela de Hostelería de Cáritas se forman en la actualidad 75 alumnos, en estudios de cocina y también de sala, con clases teóricas y prácticas. Colaborar con este proyecto es algo tan sencillo y cotidiano como tomar un café en su cafetería, donde se sirven desayunos de lunes a viernes. También se puede reservar mesa en su aula restaurante para tomar el menú del día o el menú degustación, con precios populares.

 

 

Fuente: Diócesis de Cartagena

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