2017/12/22/md/2840_natividad1_.jpg
2017/12/22/md/2841_natividad2_.jpg
2017/12/22/md/2842_natividad3_.jpg
2017/12/22/md/2843_jesusito_.jpg

¿Nació el Mesías, Jesús, en un pesebre, a las afueras de Belén de Judea, un 25 de diciembre?

24 de diciembre de 2021

"Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad" cantaron los ángeles un 25 de diciembre celebrando el nacimiento del Hijo de Dios en un cueva que servía de pesebrera a las afueres de Belén de Judea, informan los Evangelios.

Compartir en:



Judíos, samaritanos, cristianos, árabes, cruzados, griegos ortodoxos, palestinos, reyes y papas, peregrinos venidos de todo el orbe, millones de seres humanos… han visitado a lo largo de los siglos Tierra Santa o vivido en ella.

Para los cristianos confirmar su fe estando presentes en los lugares sagrados; poder captar por los sentidos, hacer experiencia espiritual de intimidad con Dios en los mismos espacios donde estuvo Jesucristo, es una experiencia transformadora. Y en esto, Belén de Judea un destino inevitable.
 
El atentado de las dudas
 
“Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad” cantaron los ángeles un 25 de diciembre celebrando el nacimiento del Hijo de Dios en un cueva que servía de pesebrera a las afueres de Belén de Judea, informan los Evangelios.
 
Superando las abundantes teorías y conspiraciones que a lo largo de los siglos o en tiempos recientes buscan sembrar dudas sobre la verdad de los Evangelios, respecto al lugar en que nació Jesús; científicos rigurosos (cristianos, como no cristianos) y en particular la entidad gubernamental “Israel Antiquities Authority” -que confirma la validez de los descubrimientos arqueológicos y registros de historiadores en el Estado de Israel-, respaldan lo que se afirma en los Evangelios: Jesús, el Emmanuel (Dios con Nosotros), el Mesías salvador del género humano y de todo lo creado… nació en Belén de Judea.
 
El edicto
 
Sobre estos acontecimientos y lugares, el Evangelista Lucas cita un edicto cuya existencia ha sido corroborada por la arqueología y estudios historiográficos posteriores, validando por tanto la fecha y lugar en que nació Jesús.

 “Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta” (Lc. 2, 1-5).

La confirmación a este texto histórico llegaría al descubrirse una copia del “Res Gestae Divi Augusti”, “Las obras del Divino Augusto”, una larga inscripción lapidaria donde el emperador César Augusto -que reinaba cuando nace Jesús- narra en primera persona su vida y obras.

La copia descubierta conservada en Ancyra, actual Ankara (Turquía), es llamada Monumentum Ancyranum (ver imagen adjunta) y en parte de ella se puede leer la cita (destacada en negrita) que confirma lo dicho por el evangelista Lucas respecto del censo:

“…Durante el consulado de Cayo Censorino y Cayo Asinio [7-8 a.C.] llevé a cabo el censo por mí solo, en virtud de mi poder consular, en cuya lustración se contaron 4.233.000 ciudadanos romanos…

Así, precisamente por el censo y como señala con rigor confirmado Lucas… “fue por ello que los padres de Jesús se vieron obligados a viajar a Belén de Judea, localidad de donde procedían los antepasados de José”. Pero hay aún más pruebas que aportan la exégesis, historiografía y arqueología…
 
¿Existió una ciudad Belén de Judea?
 
En las fuentes antiguas, Belén aparece ya citada en una tablilla cuneiforme hallada en Egipto, perteneciente al archivo del faraón Akenatón (siglo XIV a.C.); en ella se habla de la ciudad de Bit Lahmu, situada en el territorio de Jerusalén.
 
Es probable que el nombre original de la ciudad derive del término Lahmo, una divinidad caldea de la naturaleza y de la fertilidad adoptada por los pueblos cananeos, que cambiaron su nombre en Lahama. Si se da crédito a esta hipótesis, la traducción del nombre Beit el-Laham podría ser «Casa de Lahami», acepción razonable en virtud de la particularidad de esta tierra, muy fecunda y rica en agua.
 
En este sentido, el Antiguo Testamento llama a la ciudad Bet Léhem, «Casa del Pan», y también Efratá (Mq 5,2), epónimo de la tribu que vivía en estos lugares y que significa, literalmente, «fructífera». También los nombres modernos evocan esta idea de fertilidad y abundancia: en árabe, Beit Lahm significa «la Casa de la carne», debido a su gran cantidad de rebaños de ovejas y cabras, una de las actividades más importantes de la comarca; en hebreo, Beit-Léhem significa «la Casa del pan», argumento que nos introduce en la imagen de Jesús como pan bajado del cielo (cf. Jn 6).

Testigos e historiadores 
 
Orígenes Adamancio nació en Alejandría de Egipto en el 185. Fue teólogo, escritor y catequista. Está considerado como uno de los principales escritores y teólogos cristianos de los tres primeros siglos. Su procedencia familiar, de cultura griega, le permitió formarse en la escuela catequética de Alejandría de Egipto. Invitado hacia el 224 por el gobernador de Arabia, que deseaba celebrar un encuentro con él, visitó Palestina, donde actuó también como predicador. En estas circunstancias pudo ser testigo de la tradición cultual de los santos lugares y, en particular, de los ritos que se celebraban en la Gruta de la Natividad, según lo narra a continuación:
 
Mas si, aparte la profecía de Miqueas y la historia escrita por los discípulos de Jesús en los evangelios, se quiere otra prueba de haber nacido Jesús en Belén, basta considerar que, en armonía con lo que en los evangelios se cuenta, en Belén se muestra la cueva en que nació y, dentro de la cueva, el pesebre en que fue reclinado envuelto en pañales. Y lo que en aquellos lugares se muestra es famoso aun entre gentes ajenas a la fe; en esta cueva, se dice, nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos.
D. Ruíz Bueno (Ed); Orígenes, Contra Celso (BAC, Madrid 1967).
 
El historiador Eusebio (265 a 340 DC), escritor de una biografía del emperador Constantino, dedicó mucho espacio en sus crónicas a la descripción de los lugares santos y de las basílicas que Constantino ordenó construir.

En lo que se refiere a la Basílica de la Natividad, el historiador describe a continuación la evolución arquitectónica del lugar santo, desde una simple gruta hasta la construcción de la basílica constantiniana:

Y en seguida dedicó dos templos al Dios que él adoraba: uno donde la Gruta de la Natividad y otro en el Monte de la Ascensión. Porque el Emmanuel, que significa ‘Dios con nosotros’, se sometió al nacimiento en carne bajo tierra; el lugar de su nacimiento es llamado ‘Belén’ por los judíos. La piadosísima emperatriz quiso entonces embellecer el lugar del parto de la Madre de Dios con grandes monumentos, haciendo resplandecer aquella sagrada gruta con todo tipo de ornato. Poco después, el emperador la enriqueció todavía más con donaciones votivas dignas de un rey, ampliando el número de ornamentos dotados por su madre con una gran variedad de objetos de oro y plata y tejidos ricamente bordados.
De vita Costantini, 337-340 dC
 
En 1932, William Harvey, Ernest Tatham Richmond, Hugues Vincent y Robert William Hamilton realizaron los primeros sondeos en el patio que precede al santuario. En 1934, los mismos arqueólogos efectuaron algunas exploraciones en el interior de la basílica, descubriendo elementos pertenecientes al edificio constantiniano del siglo IV: los mosaicos de la nave central y el presbiterio octogonal.

La estrella de Belén: supernova citada por Benedicto XVI

Benedicto XVI explica en su libro “La Infancia de Jesús” (último de una trilogía) que entre los años 7 y 6 antes de Cristo, que hoy se considera el momento verosímil del nacimiento de Jesús, se produjo una conjunción de los planetas Júpiter, Saturno y Marte en el signo zodiacal de Piscis.

Según el astrónomo Johannes Kepler, a ese fenómeno, reflejado también en «tablas cronológicas chinas» se añadió la aparición de una supernova creando un acontecimiento astronómico muy singular.
 
Fecha del Nacimiento de Jesús

Hoy es comúnmente aceptado, entre historiadores y estudiosos, que el año del nacimiento de Jesucristo no fue calculado correctamente en su momento. Se habla de un error cometido por el monje Dionisio el Exiguo (siglos V-VI), a quien Roma encargó proseguir la compilación de la tabla cronológica de la fecha de Pascua preparada en tiempos del obispo Cirilo de Alejandría. El monje tomó como punto de partida la fecha de la encarnación del Señor.

El propio Papa Benedicto XVI deja constancia en su trilogía ya citada que Jesús nació en el año 15 del Imperio de Tiberio César, lo que se correspondería con el año 7-6  AC.

El error de Dionisio radica en el hecho de que, según sus cálculos, el nacimiento de Jesús se produjo tras la muerte de Herodes, es decir, unos cuatro o seis años después de la fecha en la que realmente aconteció, que correspondería al año 748 de la fundación de Roma. Sin embargo, Flavio Josefo nos transmite que la muerte de Herodes I el Grande ocurrió después de 37 años de su reino; considerando que subió al trono en el año 40 a.C., el año de su muerte sería el 4 a.C.
 
Este dato lo confirma otro acontecimiento astronómico que el cronista recuerda antes de la muerte del monarca: hubo un eclipse lunar, que tuvo que ocurrir entre el 11 y el 12 de abril de 4 a.C. Por eso, si la fecha de la muerte de Herodes se produjo en el 4 a.C., Jesús no pudo nacer más tarde de ese año. Sin embargo, en lo que se refiere al mes y al día del nacimiento existen muchos indicios de veracidad en las fechas tradicionales. Para hacer este análisis hay que tomar en consideración dos fuentes: el evangelio según san Lucas y el calendario solar encontrado en Qumrán.
 
Lucas nos dice que el ángel Gabriel anunció a Zacarías que Isabel estaba embarazada cuando «oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno» (Lc 1,8). A través de esas dos fuentes es posible calcular las veinticuatro clases en las que estaban divididas las familias sacerdotales e identificar la octava clase, la de Abías, a la cual pertenecía el sacerdote Zacarías (Lc 1,5), que desarrollaba su servicio los días 8-14 del tercer mes y los días 24-30 del octavo mes.
 
Estas últimas fechas corresponden a finales de septiembre, nueve meses antes del 24 de junio, fecha del nacimiento del Bautista. En consecuencia, el anuncio a la Virgen María «en el mes sexto» (Lc 1,26) de la concepción de Isabel correspondería al 25 de marzo. Se puede, por tanto, considerar histórica la fecha del nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre.
 
No obstante esto, es común la idea de que la tradición de la Iglesia estableció esta fecha de la fiesta del nacimiento de Jesús en correspondencia con la festividad pagana del Dies natalis solis invicti, que se celebraba el 21 de diciembre, día del solsticio de invierno, probablemente para sustituir el culto pagano y divulgar velozmente el cristiano. Pero también es evidente que una fiesta tan central no pudo fijarse sólo por motivos oportunistas: con toda probabilidad, la tradición tenía raíces históricas y reales. Es verdad que el paso de la fiesta pagana a la cristiana fue muy fácil, pues la tradición bíblica vio siempre al Mesías como la luz y el sol: «nos visitará el sol que nace de lo alto» (Lc 1,78).

Custodia

La Gruta de la Natividad, cuya propiedad había sido cedida injustamente a los griegos, les fue restituida a los latinos en 1690. En 1717, éstos colocan una nueva estrella de plata en el lugar mismo del nacimiento de Cristo. Con el establecimiento del statu quo, la cuestión sobre la propiedad quedó zanjada definitivamente.



 
Fuentes: Custodia Terrae sanctae, Archivos Vatican.va, Sagrada Escritura, Israel Antiquities Authority, National Geographic, BBC, La Infancia de Jesús – Papa Benedicto XVI

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda