por Portaluz
4 Julio de 2025Joshua Brooks, 'Josh', un joven del condado de Delaware (Pennsylvania, USA) ni siquiera era católico cuando en una experiencia extraordinaria de encuentro con Dios supo que Él lo quería católico y sacerdote.
Nacido baptista, Josh conoció la fe católica cuando sus padres le matricularon en la escuela primaria católica San Ignacio de Loyola, al oeste de Filadelfia. En la escuela, aprendió sobre el amor a Dios, pero su pasión era el baloncesto y soñaba con ser el próximo LeBron James. Pasó los cursos séptimo y octavo, ¡dos años!, trabajando duro para entrar al primer equipo de baloncesto del Instituto Monsignor Bonner & Archbishop Prendergast y entonces llegó el desastre. No consiguió entrar al equipo. El sueño de convertirse en jugador profesional de baloncesto se desvaneció y no tuvo más alternativa que centrarse en sus estudios.
"Poco a poco empecé a ver que mi atención gravitaba hacia las clases de teología católica", dice Brooks. Aprendió que la Iglesia Católica es la única familia universal y cuando descubrió que el sacerdocio es In Persona Christi... "empecé a pensar, ¡Wow, eso es hermoso! Me enamoré de ello y, fíjate, yo era protestante".
Aunque le fascinaba ese asunto, fue un pensamiento que Josh apartó de su mente, razonando que aún tenía mucho tiempo para pensar en su futuro. Como un refuerzo de esta decisión coincidió que conoció a una chica y empezó a salir con ella, pero incluso ese amor nunca le pareció del todo suficiente. "Yo buscaba un amor más elevado, un amor que me transformara", afirma. "Le dije a la joven señorita que en ese momento no estaba seguro de si nuestro amor era a lo que estaba llamado porque toda la idea del sacerdocio seguía en mi mente".
La reacción de su novia fue categórica, se sintió ofendida y le dijo que no estaba dispuesta a esperarlo mientras él resolvía ese asunto. Desconsolado, Joshua se dirigió a la capilla preguntándole a Jesús: «Dime, si ella no está dispuesta a esperar, ¿quién lo estará?» Y entonces, se quedó petrificado al escuchar una voz, Jesús, que le respondía: «Tengo el mejor amor para darte».
Hoy, al recordarlo, Joshua Brooks comenta sobre esa experiencia: "Él me estuvo esperando todo el tiempo, como hace con todos nosotros".
Torneos de billar, oración y hermandad
Sus padres respaldaron su decisión de entrar en el seminario St. Charles Borromeo, y sus hermanos del seminario se han convertido en una segunda familia para él. "Nunca tuve hermanos, no sabía realmente cómo sería un hermano", afirma. La camaradería y la unión espiritual es un pilar en el proceso del desafío a ser una mejor versión de sí mismo. "Todos nos cubrimos las espaldas", comenta. "Con mis hermanos seminaristas nos gusta mucho jugar al billar. Algunos incluso organizamos torneos, ya sea de ajedrez o de billar. Pero también nos acompañamos en nuestras luchas".
Su compañero de seminario Sean Barker comenta que lo más impresionante de Josh Brooks es su profunda vida espiritual. "Tiene una gran vida de oración", asegura Sean. "El solo hecho de ver su vida de oración me impulsa a ser mejor, me impulsa a pasar más tiempo en la capilla y a tomarme la vida de oración más en serio, a tomarme los estudios más en serio, simplemente a tomarme todo en el seminario más en serio".
Hasta ahora, comenta Josh, lo más duro de la formación es lograr que los jóvenes seminaristas asuman que por mucho ardor espiritual y convicción que tengan, nadie es ni será perfecto. "A veces no sabemos cómo lidiar con nuestras imperfecciones o sentimos que podemos haber defraudado a Dios", explica Josh. "Como he dicho antes, Dios nos está esperando. Está en este viaje a la santidad con nosotros. Camina día a día con nosotros".
La llamada se extiende a sus padres
"Mi madre me llevaba a misa todos los domingos y siempre se sentaba en el banco conmigo", rememora. "Mi padre se alegraba mucho por mí. Tenía algunas dudas. Pero me dijo: si el Señor te llama a hacer esto, hazlo".
"Y es importante recibir esa validación de la familia, que tu familia te apoye durante todo el camino. Y estoy rezando por la conversión de mis padres a la fe. Mi madre está interesada, pero se está tomando su tiempo. El Señor espera a la gente, y está esperando a mi madre".
Josh Brooks reconoce que muchas personas -especialmente de su edad- han abandonado la Iglesia o buscan el amor en otros lugares. Para ellos, tiene un consejo... "(La Iglesia) es hermosa, a pesar de los defectos de su propia gente y del hecho de que durante los últimos 2.000 años se ha enfrentado a tantas pruebas, a tantas adversidades. Sin embargo, sigue en pie. ¿Por qué? Porque Cristo gobierna la iglesia. Somos un pueblo imperfecto, pero que nos gobierna un Dios que trasciende todas las cosas y que nos conoce mejor que nosotros mismos. El corazón de nuestra búsqueda más elevada de amor lo encontraremos aquí, en la Iglesia católica".
Fuente: CatholicPhilly.com