No es ninguna novedad: si los grupos conocidos como sectas se basan en una apariencia externa que cautiva y fascina, tras la cual se oculta una realidad colectiva de control y manipulación, es normal que muchas veces se hagan pasar por organizaciones benéficas y altruistas, verdaderas ONG que supondrían un bien no sólo para sus miembros, sino para la sociedad entera. Por eso, tanto las catástrofes naturales como las tragedias causadas por el ser humano son ocasiones ideales para hacer tal publicidad y –por supuesto– captar nuevos adeptos, lo que se conoce como proselitismo.

 

Algo que estamos viendo, por ejemplo, en las recientes inundaciones que ha sufrido el Levante español, y que en el momento de publicar este artículo suman ya más de 200 víctimas mortales y decenas de miles de afectados que lo han perdido todo. La tragedia, que comenzó el pasado 29 de octubre, ha sido el escenario elegido por algunas sectas para hacerse notar, buscando una buena imagen pública y un aumento del interés de potenciales neófitos.

 

Cienciología y sus "ministros voluntarios"

 

 

El grupo sectario más notorio en este sentido suele ser la Iglesia de Cienciología. Desde hace más de dos décadas, cada vez que sucede una catástrofe es fácil ver algunos de sus integrantes, los llamados "Ministros Voluntarios", con llamativas prendas amarillas allí donde están puestos los focos y las cámaras de los medios de comunicación. De forma que acostumbran a presumir de haber llegado a prestar ayuda en lugares de gran necesidad. Lo hicieron en la “zona 0” tras los atentados del 11-S en los Estados Unidos (año 2001), y lo han vuelto a hacer ahora en la tragedia española.

 

Así, en los perfiles en las redes sociales de esos Ministros Voluntarios, tanto a nivel nacional –algunos sin actividad desde hace varios meses– como internacional, llevan más de una semana publicando fotografías y vídeos en los que destacan, entre el barro y los destrozos producidos por el temporal de gota fría, la ropa amarilla convenientemente rotulada de esta entidad pantalla de Cienciología. En ninguna imagen se alcanza la decena de voluntarios, pero sí rentabilizan bien su presencia ante las cámaras, aportando los números de sus cuentas bancarias para recolectar donativos.

 

Pantalla y comercialización de la “ayuda”

 

Preguntado por esta supuesta actividad solidaria de los cienciólogos en Valencia, un exadepto español comenta en exclusiva para Portaluz: “me parece muy bonito ver cómo la gente está yendo a ayudar… pero no hace falta llevar una chaqueta amarilla para ayudar”. Desde su experiencia pasada en Cienciología, tiene claro que se trata de “una pantalla. Porque cuando tienes que ayudar, ayudas, sin necesidad de banderas ni logotipos”. En el fondo, lo que hace la secta es, según sus propias palabras, “una comercialización de la ayuda, insistiendo en hacer muchas fotos y dejar un testimonio explícito de cómo están ayudando los Ministros Voluntarios”.

 

En realidad, “están sacando un rédito” de esa acción, con luces y taquígrafos. El excienciólogo lo explica así: “un ministro voluntario, cuando va con la chaqueta amarilla a un desastre y te ayuda y te sientes mejor, y después te da un folleto sobre ayudas, tú vas a ver que es de la Iglesia de Cienciología y vas a relacionar la ayuda con el grupo, y así puedes estar interesado en recibir más ayuda posteriormente, porque esto te ha funcionado y te ha sido útil en un momento muy difícil de tu vida”.

 

Dinero… y manipulación

 

 

Además, todo esto responde a una estrategia muy calculada. Como antiguo adepto, este español cuenta que en la organización llaman a estas acciones “campañas en áreas pioneras”, y consisten en “ir a un sitio donde no hay [Cienciología] y, después de ayudar en un momento puntual, las personas ayudadas se convierten a su vez en Ministros Voluntarios y hacen grupos, de forma que al final sale una nueva Misión de Cienciología”, tal como celebran en sus eventos internacionales. “Evidentemente, el propósito final de esta ayuda es crear adeptos. No es una ayuda gratuita”.

 

Pero eso no es todo. El excienciólogo añade que estas actividades aparentemente solidarias tienen otra finalidad: “sirven para recaudar fondos, sacar dinero a cienciólogos para que paguen a la IAS [Asociación Internacional de Cienciólogos] con el fin de financiar estas campañas, y se convierte en un bucle”. En los años que pasó en la secta descubrió cómo –al menos en las acciones llevadas a cabo en España– “nunca la IAS ha puesto dinero, sino que todo se recaudó a base de donaciones locales, de los propios miembros españoles, sin un solo euro llegado de fuera”. Además de que la persona que ha conseguido algún donativo para la IAS se queda con un 10 % comisión.

 

El exadepto que se ha atrevido a compartir su testimonio con Portaluz no duda en juzgar duramente una estrategia que, de todas formas, “no anula lo que es Cienciología: un grupo coercitivo. Que hagan ver que ayudan o incluso que ayuden en algún momento… no los convierte en un grupo benéfico”.

 

Una búsqueda interesada de visibilidad y rendimientos

 

Ante el argumento de que en momentos así “cualquier ayuda es bienvenida”, este antiguo cienciólogo responde con lucidez: hay que tener en cuenta “el retorno de esa ayuda, su contraprestación, cómo va a afectar… Porque van a recolectar nombres, sitios, contactos… y eso con el tiempo lo van a gestionar y van a intentar sacar de ahí nuevos adeptos, nuevos ministros voluntarios, venta de cursos y auditaciones, venta de afiliaciones a la IAS o creación de grupos-pantalla nuevos”. Un proceso muy bien trazado y que no tiene nada de desinteresado, sino más bien todo lo contrario.

 

En la misma línea ha hablado para Portaluz la escritora estadounidense Stefani Hutchison, muy activa en Internet para desenmascarar un movimiento tan polémico. “Aunque Cienciología afirma que sus Ministros Voluntarios se dedican a la ayuda humanitaria en todo el mundo, la verdad dista mucho de la imagen resplandeciente que desean proyectar”, explica.

 

Hutchison respalda esta afirmación con una intensa investigación a lo largo de los últimos años, que se ha centrado en lo concreto de la supuesta cooperación de los cienciólogos en las diversas crisis humanitarias. Asegura que “una y otra vez, tras ponerme en contacto con las organizaciones legítimas de ayuda en catástrofes –como la Cruz Roja–, se me ha informado de que esos ‘ministros’ vestidos de amarillo hicieron poco más que posar para las fotografías”.

 

También el Centro de Ayuda Cristiano…

 

 

Otro grupo que ha divulgado en las redes sociales sus supuestas actividades solidarias en Valencia tras la tragedia es el Centro de Ayuda Cristiano (CAC). Se trata en realidad de la versión española de la Iglesia Universal del Reino de Dios, tal y como reveló hace tiempo Portaluz. A pesar de tratarse de una secta de origen cristiano neopentecostal –procedente de Brasil– y, por lo tanto, muy distante de Cienciología en cuanto a su doctrina y prácticas, coincide con ella en el aprovechamiento de la catástrofe.

 

En sus redes sociales españolas -acompañando a unas fotografías en las que se puede identificar perfectamente a los integrantes del grupo (con sus chalecos reflectantes rotulados)-, podemos leer que “cada iglesia del Centro de Ayuda Cristiano y cada sede de la Asociación La Mano Que Ayuda [otra de las organizaciones pantalla de la secta] se ha convertido en un centro de recolección para ayudar a los afectados”. Además de presumir de su presunta beneficencia, interpela al internauta diciendo: “si deseas formar parte de esta labor, ponte en contacto con nosotros”.

 

El engaño con unos recursos que no son propios

 

Un expastor del CAC en España nos revela el estilo de las operaciones falsamente solidarias de la secta. “Por ejemplo, van a los supermercados con el distintivo de ONG, para aprovecharse de la generosidad de la gente que los ve como voluntarios, pero luego en ningún momento mencionan que los donantes de los productos fueron clientes de esos establecimientos. Rotulan las bolsas y las cajas como donaciones propias del grupo, con mucho marketing, y con la mala intención de hacer entender que la compra fue desembolsando fondos de la propia Iglesia Universal del Reino de Dios”, explica.

 

Además, en circunstancias normales –no en las condiciones actuales de emergencia humanitaria–, desde este movimiento neopentecostal “hacen ir a las personas necesitadas a la iglesia y, antes de entregarle la comida ‘desinteresadamente’, las someten a asistir a una charla con objetivo de captación, y sólo tras una hora y media o dos horas que dura la sesión, al final le dan la bolsa”. Y así, añade, “van absorbiendo a los fieles”.

 

En el fondo, la estrategia consiste en que “le dan a la persona un aparente apoyo psicológico y emocional, y si luego a la persona le va bien, consigue un trabajo y mejora sus condiciones vitales, todo se lo atribuye y se lo agradece a la institución”, de forma que se hace más intenso el enganche con el grupo, según este antiguo responsable local de la secta. En las circunstancias presentes de catástrofe natural, con familias que lo han perdido todo, es fácil imaginar el nivel de dependencia emocional que se puede generar en las víctimas.

 

Otros grupos que aprovechan la tragedia

 

 

La Iglesia de Cienciología y el Centro de Ayuda Cristiano no son las únicas sectas que están amortizando en términos de imagen pública y potencial de captación la catástrofe natural sufrida fundamentalmente en la provincia de Valencia. En sus redes sociales respectivas hemos podido ver a otros grupos de muy diversas familias doctrinales haciendo una labor semejante.

 

Por ejemplo, los Adventistas del Séptimo Día, que cuentan con una presencia importante en esa zona de España, presumen de unirse para ayudar a las familias afectadas, fundamentalmente a través de su entidad pantalla ADRA (Agencia de Ayuda y Recursos Asistenciales), aunque también con otros grupos como Juventud Adventista de España. Para ello llevan días evaluando la situación, localizando a víctimas, ofreciendo como voluntarios a los estudiantes de su campus universitario y realizando “una campaña para recaudar fondos económicos”, divulgando su número de cuenta bancaria.

 

También se ha hecho notar Nueva Acrópolis, legalizada como asociación cultural pero, en realidad, una secta esotérica de origen teosófico, y que cuenta con un importante centro en la ciudad de Valencia. Dos días después del temporal publicaron en su web: “estamos ya activos en la ayuda a los damnificados”. Y aclaran que lo hacen a través de su Despensa Solidaria, puesta a disposición de las administraciones públicas para esta situación de emergencia, “ofreciendo un respaldo humano y material a aquellos que más lo necesitan”.

 

Y una vez más, fotos y vídeos en las redes sociales donde puede leerse perfectamente en las prendas de sus protagonistas que pertenecen a Nueva Acrópolis y a su organismo pantalla GEA, que cuenta en la zona con un comedor social y participa frecuentemente en actividades de voluntariado, mostrando así una imagen benéfica a nivel social, muy distinta de la realidad interna de esoterismo y manipulación de sus adeptos.

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