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Ex actriz y embajadora del New Age, ahora católica y defiende a Cristo

Cuando ya creía saberlo todo sobre el conocimiento de la mente, y luego de años dedicada a difundir ideas místicas, sus falsas enseñanzas la atraparon sumergiéndola en el caos.

por Equipo Portaluz

29 Agosto de 2013

En su juventud triunfó en distintos concursos de belleza, lo que permitió luego a Sharon Lee Giganti, acceder a una carrera artística en Hollywood. Participó así, en más de veinte programas de televisión y cine, compartiendo con actores y la adictiva fama. Pero no todo era risas... en su familia reinaba la autodestrucción. “Estaba desesperada. Llevaba muchos años sufriendo al ver a mis seres queridos aniquilarse con las drogas y el alcohol, sin poder hacer nada. Buscaba una manera de acabar con todo ese dolor que había a mi alrededor, encontrar la paz y felicidad”.

Buscando respuestas sin brújula

A pesar del éxito ascendente, Sharon actuaba y lucía en televisión con una mirada angustiante. “Como actriz estaba cansada de la frustración, de trabajar tan duro, durante tantos años, y no llegar a la meta. Lograba éxito en televisión y con algunas películas, pero tenía la sensación de no poder controlar el resultado de lo que hacía”.

Fue durante el rodaje de una serie que el diálogo con un actor, abrió un mundo que se presentaba como la solución a sus angustias. Así fue como los errados conceptos espirituales de la Nueva Era llegarían para quedarse. “Sentí mucha emoción cuando oí que habían técnicas con las que podía aprender a crear mi propia realidad con el pensamiento. Me decían «puedes cambiar cualquier circunstancia, curar cualquier enfermedad, y producir resultados con sólo visualizar tus deseos»... y me lo creí”.

La propuesta New Age de fundirse con la energía universal para un “propósito superior” la bebió desde el libro La ciencia de la mente, y las grabaciones de una médium que daban vida a un supuesto espíritu de nombre Abraham. “Enseñaba la idea ocultista de que todo es energía. Tus pensamientos y sentimientos son formas de «vibración de la energía» y que provocan atracción. Si piensas en positivo y te sientes libre de preocupaciones, atraerás cosas buenas. Creí que Abraham era un espíritu bueno y que con esta nueva comprensión de las supuestas «leyes universales» podría ayudar a mucha gente”.

De actriz a embajadora de Abraham

Totalmente convencida de que su norte estaba en este descubrimiento que consideraba la verdad, abandonó su carrera deactriz y se convirtió en una embajadora de Abraham. “Durante 10 años estuve enseñando la ley de la atracción, incluyendo los principios de un curso de milagros. Un libro que habría sido escrito por un espíritu que decía ser Jesús, a través de una médium”. Estas enseñanzas, comenta Sharon, afirmaban que “Jesús no era Dios, que el demonio no existía, que el pecado original nunca ocurrió, y que los apóstoles no supieron interpretar el mensaje de Jesús”.

Sin pensar en los costos que estaba trayendo su nueva creencia, Sharon perdió de vista las consecuencias... Porque su obsesión por tergiversar la realidad iban a hacerla responsable de trágicos sucesos. “Una alumna llegó a mi casa con preguntas sobre el suicidio, que siempre solía hacérmelas. Yo le respondía con las enseñanzas de Abraham y del Curso de Milagros que pregonaba, diciéndole «El suicidio es malo sólo si piensas que está mal, pues hemos sido condicionados socialmente para creer que está mal». Y le dije, citando a Abraham «Tú eres libre de elegir cualquier cosa que desees atraer a tu vida, incluso la muerte». A la mañana siguiente, ella se fue a un hotel y se envenenó. Me gustaría decir que su muerte me despertó, pero estas filosofías me habían oscurecido completamente la visión del mundo”.

Una terapia sin sentido que lleva a la muerte

Aunque su mundo abstracto parecía tener más importancia que los problemas, un fracaso en la terapia para sanar a su hermano terminó por sellar el destino de Sharon como maestra espiritual. “Mi hermano era drogadicto y alcohólico; sufría crisis de ansiedad y depresión. A quienes intentaban ayudarlo y yo les decía que dejaran de temer por su bienestar, pues así continuaban atrayendo esa situación a su vida. La mejor manera de ayudarlo era «visualizarlo» en una situación de perfecta salud, que luego comenzaría a manifestarse. Pero no recibimos el milagro y mi hermano terminó por matar a mi pequeño sobrino de cuatro meses. Ahora está condenado a cadena perpetua”.

Ensimismada, Sharon recién recibe los primeros chispazos de realidad y se estremece al pensar en el caos y confusión que creó en muchas personas. Aún inmersa en sus falsas enseñanzas, comenzó a leer la Biblia y exploró en el misterio que en algún momento le habían alertado: Jesucristo. “Una vez, cuando estaba a punto de invocar a más espíritus, en un intento desesperado por encontrar ayuda, Jesús se hizo presente, en persona real y me dijo... «Soy la respuesta que estás esperando y estoy aquí, como siempre... ¡esperándote!»”.

Este hecho provocó que en 1999 Sharon se convirtiera al catolicismo. “Jesús me rescató y se me mostró como el camino, la verdad y la vida que yo había estado buscando. Después de ver tantas tragedias como resultado de la aplicación de las mismas ideas que yo estaba promoviendo, me di cuenta que estas enseñanzas en realidad provienen de una fuente muy oscura, el demonio, y producen más que devastación. Por la gracia de Dios, yo era capaz de encontrar el camino de vuelta a casa, a la fe católica”.

Hoy consagra su tiempo para alertar los riesgos espirituales en el sitio www.newagedeception.com y es panelista de un programa de radio en Estados Unidos, donde aborda estas problemáticas de la fe. “No es verdad que podamos controlar lo que nos sucede a través de nuestros pensamientos y sentimientos. ¡La Iglesia ha hablado claro! prestémosle atención a sus consejos por nuestro propio bien”.