por Portaluz. Luis Santamaría del Río
15 Septiembre de 2023A inicios de septiembre del 2023, los seguidores de Jim Humble, fundador y proclamado antiguo "obispo" de la conocida como Iglesia Génesis II, anunciaban en la web oficial del gurú que éste falleció el pasado 1 de septiembre, a la edad de 90 años, y hacían un elogio desmedido de las supuestas virtudes del responsable de numerosas muertes por ingesta de MMS (un tipo de lejía) en todo el mundo.
En el escrito laudatorio, es presentado por sus adeptos como un gran benefactor de la humanidad, líder y filántropo, con una mente brillante, que habría "demostrado" sus cualidades en los años 90 al "descubrir" que la malaria podía "curarse" con el uso del dióxido de cloro, una sustancia desinfectante (y muy corrosiva). "Tengo que llevar esto al mundo", pensó, tras haber probado en su propio cuerpo y haber desaparecido -aseguraba- la malaria anteriormente contraída.
"Como resultado, millones de vidas han cambiado", dicen sus seguidores. "Gracias a sus esfuerzos, se han sacado a la luz en todo el mundo muchos usos sanitarios del dióxido de cloro", añaden, y hasta se atreven a presentarlo como referencia moral y maestro de vida, subrayando que, entre los consejos que daba, junto a la recomendación del ejercicio físico y del comportamiento correcto, se encontraba la de "tome su dosis de mantenimiento de dióxido de cloro diariamente".
Una falsa espiritualidad a partir de una sustancia
En el obituario del gurú podemos leer cómo, en sus últimos años, Jim Humble insistía en sus entrevistas y apariciones públicas: "Conseguid mi libro, leedlo, aprended sobre el MMS (dióxido de cloro), decídselo a vuestros amigos, decídselo a otras personas, y usad MMS (dióxido de cloro) para el mantenimiento". Como puede verse, proselitismo hasta el final.
Tal como informamos en Portaluz en 2020, Humble fue el fundador en 2010 de la Iglesia Génesis II, cuyo nombre oficial completo es el de "Iglesia del Segundo Génesis de Salud y Sanación". ¿Un repentino arrebato espiritual? Según explican sus seguidores, lo hizo "para ayudar a la humanidad". Pero no: simplemente fue la argucia para acogerse a la primera enmienda de la Constitución de los EE.UU. -que consagra la libertad religiosa como uno de los cimientos del país- en su empeño de difundir una sustancia cuyo consumo es peligroso.
Efectivamente: el dióxido de cloro, al que esta secta llama MMS (siglas de "Solución Mineral Milagrosa" en inglés), es una sustancia empleada como blanqueante industrial -para materia textil y pulpa de papel- y para el tratamiento de aguas. En ningún caso es apta para el consumo humano, por las serias lesiones que puede causar. De ahí la gravedad y la peligrosidad de atribuirle capacidades curativas... y hasta "milagrosas".
El líder actual, condenado en los tribunales
Imagen gentileza Fiscalía de Colombia
Jim Humble ha fallecido, pero ya en 2017 se había desvinculado del liderazgo de la secta, dejándola en manos de su compañero y cofundador, Mark Grenon, que ha hecho un gran negocio vendiendo el MMS amparado en la libertad de culto y acompañado por sus hijos Jonathan, Joseph y Jordan. Se calcula que con la llegada de la pandemia del COVID-19 sus ingresos llegaron a los 120.000 dólares anuales.
Sin embargo, en 2020 empezaron sus problemas más serios con la Justicia: un juez federal de Miami les prohibió seguir haciendo lo que hacían y, ante su desobediencia, ordenó su detención. Sólo fue posible el arresto de Jonathan y Jordan, porque Joseph y su padre huyeron a Colombia, donde fueron detenidos después y extraditados a los EE.UU. Fueron declarados culpables de conspirar para estafar y suministrar sustancias como si fueran medicamentos, además de resistencia a la autoridad.
Lo que alarmó a las autoridades es que en la publicidad de la Iglesia Génesis II no sólo se difundía la falsedad (sin pruebas reales, sino testimonios de supuestas curaciones) de que el MMS servía para contrarrestar el COVID-19, al igual que otras enfermedades tan graves y dispares como la malaria, el cáncer, la diabetes, el VIH, la leucemia y el alzhéimer. Según la Fiscalía, hay informes sobre "personas que requirieron hospitalización, desarrollaron afecciones potencialmente mortales y murieron después de beber MMS".
Las noticias más recientes son del pasado mes de julio, cuando un jurado federal de Miami ha condenado a Mark Grenon y a sus hijos de "conspiración para defraudar a los Estados Unidos mediante la distribución de un medicamento no aprobado y mal etiquetado". Además, a dos de los hijos se les añade el delito de desacato al tribunal. Está previsto que el próximo 6 de octubre se conozca la sentencia, que podría llegar a 5 años de prisión.
Una secta multinacional
Imagen gentileza de Kostiantyn-Li - Unsplash
La instrumentalización de lo religioso (y específicamente cristiano) impregna todo el lenguaje y organización de la secta, que en 2016 aseguraba contar con más de 1.700 "ministros de salud" en más de 120 países. Lo que incluía -y sigue incluyendo- una fuerte presencia en países iberoamericanos, más allá de Colombia, el lugar al que huyeron Mark Grenon y su hijo Joseph.
En 2020, la BBC publicó que había más de 200 "ministros" y dos "obispos" de la secta en Chile. Para llegar a ser "ministro" especializado en la distribución del MMS hace falta, según el medio inglés, superar un seminario formativo de 10 días de duración, en el que "cada estudiante recibe un certificado en el que se le da permiso para abrir una misión o iglesia local". Un importante difusor del MMS en América Latina, Andreas Kalcker, es también "obispo" de Génesis II.
Un esquema piramidal, entonces, que convierte la difusión y la presencia capilar del grupo sectario en un proceso relativamente fácil y rápido. Y un gran negocio amparado en la libertad de culto, asegurando que no se vende el MMS, sino que se distribuye a cambio de un donativo. Donativo que, como hemos visto, ha generado ganancias millonarias para los líderes de la secta.
Daños para la salud... y también espirituales
Según informan los medios de comunicación, Mark Grenon ha afirmado públicamente y en más de una ocasión que la Iglesia Génesis II "no tiene nada que ver con la religión", reconociendo de forma explícita que el recientemente fallecido Jim Humble y él la fundaron para ampararse en la libertad religiosa para difundir el uso del MMS, tal como hemos indicado antes. "No nos pueden arrestar por realizar uno de nuestros sacramentos", llegó a decir Grenon en una entrevista, llamando así "sacramento" al dióxido de cloro.
En su libro The MMS of the Third Millennium, Humble afirmaba, refiriéndose a su secta, que "esta iglesia no se formó para adorar a Dios, sino más bien para curar a los enfermos". De hecho, las únicas creencias que exigen a sus miembros son "hacer buenas obras, curar a los enfermos y hacer siempre lo correcto". Un vago moralismo vacío de religiosidad, descartando a Dios del panorama vital y convirtiendo términos como religión o Iglesia en una cáscara sin espiritualidad alguna.
La trampa es todavía más sutil: con un discurso convenientemente retorcido, leemos como Jim Humble afirmaba que "adorar a Dios y otros rituales religiosos son para otras iglesias", mientras que "nuestra tarea es ir más allá y obedecer el mandamiento de Jesús 'Curad a los enfermos'". Es decir, se desliza la idea de que lo único importante es un comportamiento recto y la ayuda a quienes sufren la enfermedad (algo falso, porque se enmascara así la difusión de una sustancia muy peligrosa), sin importarles Dios y el debido amor adorador a Él.
En esta perversión del lenguaje -tengamos en cuenta que la manipulación de la información y del lenguaje es una de las estrategias de persuasión coercitiva que usan las sectas, tal como han mostrado los psicólogos expertos en este fenómeno-, Humble establecía los "pactos especiales" de Génesis II: la santidad de la sangre humana, de la alimentación animal y vegetal, etc. Y unas "creencias especiales" que ponen una libertad ilimitada por encima de todo, sin ninguna referencia a la ley natural ni al bien común, y mucho menos a unos principios revelados por Dios.
De esta forma, personas vulnerables -ya sea por situaciones de enfermedad propia o de alguien cercano, ya sea por el miedo o la incertidumbre- han sido arrastradas, y siguen siéndolo, a una secta que, con la excusa de buscar la salud y el bien del ser humano, suponen daños para el cuerpo y para el alma que pueden ser irreparables. Como dijo Cristo, "temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo" (Mt 10, 28).