El descarado engaño de los “rituales” paganos en torno a la Navidad y el año nuevo

24 de diciembre de 2021

A pesar de su apariencia inocua, se trata de planteamientos mágicos que no tienen nada que ver con la fe cristiana ni con una actitud religiosa sana… y pueden orientar al ocultismo.

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Es habitual que, al llegar el mes de diciembre, aparezcan en muchos medios de comunicación artículos que divulgan “rituales” que tienen que ver con la Navidad, el cambio de año y las demás celebraciones de estas fechas. Artículos que atraen a multitud de lectores deseosos de mejorar su vida, cambiar los aspectos negativos e iniciar los nuevos tiempos de otra manera. O, al menos, con curiosidad ante lo que se publica.

 

Rituales para atraer suerte y abundancia

 

 

Efectivamente, los buenos propósitos que acompañan a las fechas navideñas y al inicio de un año nuevo se encuentran con una publicidad repetitiva –y hasta machacona– de “trucos” al alcance de cualquiera para mejorar su situación. Ante los problemas y dificultades que se experimentan en la vida cotidiana, se proponen remedios mágicos que, aunque a muchas personas les hagan sonreír, no renuncian a probar, “por si acaso”. Porque, como piensan muchos, tomándoselo como un juego: “¿qué hay de malo en ello?”.

 

Al respecto el reconocido sacerdote y exorcista italiano Gabriele Amorth (q.e.p.d.) advertía que “Lejos de Dios el bien es un engaño”. Y precisamente el tránsito de un año a otro, suele ser una ocasión donde esa máxima se prueba.

 

En una búsqueda de artículos publicados en estos días en el mundo hispanohablante hemos encontrado de todo. Hay, por ejemplo, rituales con “plantas mágicas” con el objetivo de “liberar tu hogar de las vibraciones que lo contaminan” y, de esta forma, “atraer la energía positiva” e “iniciar un nuevo ciclo en la vida”, tal como leemos en un medio digital mexicano. Normalmente se recomienda hacer una serie de gestos, visualizar los deseos y repetir unas fórmulas mágicas en determinados momentos y lugares.

 

Junto a la suerte en general, hay una insistencia en la abundancia material en particular (“para que tu billetera siempre esté llena y nunca te quedes corto a fin de mes”, leemos en un popular medio argentino). Y el contexto propicio lo dan países como Argentina, Colombia, España y Portugal, donde en torno a la Navidad se realizan sorteos extraordinarios de lotería con premios millonarios. Por eso leemos reclamos como éste: “es hora de invocar la buena suerte, ponerla de tu parte y ganar dinero”.

 

¿Cómo hacerlo, más allá del deseo personal? En una revista femenina se propone el ritual del “tarro mágico de dinero”, que debía celebrarse el 19 de diciembre, “la luna llena más cercana al poderoso solsticio de invierno”, para así “aprovechar todo el potencial que la energía de la luna ha desatado en el cosmos”, afirman. Acto seguido, da todos los detalles, como si de una receta culinaria se tratase: ingredientes y procedimiento, como en cualquier plato de cocina. Además de un aviso final: “recuerda que cuando recibas el dinero de tu premio tienes que ‘deshacer’ el hechizo de buena suerte”, y se explica cómo.

 

El peligro: Una apariencia “cristiana”

 

 

En ocasiones, después de realizar todos los gestos de la “receta mágica”, se propone una especie de oración. En uno de los rituales de abundancia que hemos citado antes, se añade al encendido de una vela y al rociado con agua esta fórmula: “Señor, ayúdame en este momento para progresar en mi vida, para que mis caminos se abran. Dame claridad y perseverancia para lograr todos mis propósitos. Así sea, así sea, así es”. En otro ritual se dice que todo está encaminado a “orar y pedir por un nuevo año de tranquilidad y buenas energías”.

 

Expresiones así pueden mostrar una apariencia de prácticas compatibles con la fe cristiana, ya que no estarían dirigidas a energías, fuerzas impersonales o realidades oscuras, sino al mismo Dios. Lo mismo sucede con los rituales en torno a un llamado “espíritu de la Navidad”, que “baja a la Tierra y visita a todas las personas de buena voluntad” en la noche del 21 de diciembre –fecha del solsticio de invierno–, “momento propicio para hacer peticiones”, según un diario venezolano.

 

En la misma línea, un destacado medio mexicano publicita un ritual orientado al “Ángel de la Navidad”, refiriéndose de forma explícita al episodio de la Anunciación a la Virgen María de que sería la Madre del Salvador. Leemos que “el Ángel de la Navidad fue quien acompañó al Arcángel Gabriel y se quedó en aquellos días convertido en la estrella del oriente”, introduciendo elementos extraños en el relato bíblico e induciendo a la confusión. De ahí viene la lectura simbólica de estas jornadas, vaciándolas de su verdadero significado religioso: “Navidad es la invitación del cielo para nacer desde el alma”, proponen.

 

Palabras que, si bien podrían ser aceptables en cierta manera por la comprensión y celebración cristiana de la Navidad, esconden todo un planteamiento mágico y esotérico, propio de la Nueva Era (New Age), que es capaz de integrar y mezclar elementos muy diversos en un proceso de sincretismo. En este caso concreto, es una mujer que se presenta como “angeloterapeuta integral internacional” y maestra de reiki, entre otras muchas pseudoterapias nocivas, quien propone conectarse con el Ángel de la Navidad y otros muchos –hasta 72–, para recibir del universo –primero– y de Dios todo lo que uno necesita.

 

La supuesta oración que hay que repetir (y que no es sino una fórmula o conjuro mágico) lo deja claro: “Arcángel Gabriel y Ángel de la Navidad, yo decreto y afirmo que … (etcétera)”. La fórmula no es una súplica confiada, sino autoafirmación en clave de poder personal. Porque a pesar de la apariencia cristiana de todos estos rituales, hablamos de técnicas para conseguir cosas… algo muy lejano de la fe y la confianza en Dios, y del abandono en su Providencia.

 

En palabras del Papa emérito Benedicto XVI vertidas en una entrevista publicada por Portaluz, el precio de estas prácticas ocultistas es: “Perder la fe y la perversión de la relación hombre-Dios suponen una profunda desorientación del ser humano; así que, al final, el hombre se casa con la mentira”.

 

El negocio esotérico, al alza

 

 

El repaso a los artículos que se han publicado al terminar este año 2021 nos muestra otro dato interesante: en muchas ocasiones no se trata de simples textos divulgativos, sino de verdaderos anuncios promocionales enmascarados como noticias, cuando su propósito real es la publicidad directa de un adivino o brujo. La mentalidad mágica y supersticiosa da, así, el paso al negocio de los “profesionales de lo oculto”.

 

En España, diversos medios digitales difunden estos días que una vidente concreta ofrece para final de año “uno de sus rituales más poderosos”. El artículo afirma que “sus hechizos son los más eficaces”. ¿A qué se refiere exactamente? A “amarres de amor poderosos”, dirigidos a “recuperar un amor o afianzar la relación actual”. Aunque la publicidad desliza sibilinamente que el bienestar psicológico que proporciona la vidente “podría repercutir en tu salud a nivel físico”, advierten.

 

El artículo propagandístico insiste en el poder que despliega “el Gran Ritual de Fin de Año” de la vidente española, que tiene “un don esotérico innato” -afirman-, algo que le “permite concentrar al máximo su poder durante el transcurso del ritual que te podría llevar a empezar el 2022 con un altísimo nivel de felicidad”, refrendan.

 

Para vencer las posibles resistencias de sus clientes ante el mundo de lo esotérico, el texto asegura que la vidente “no utiliza magia negra bajo ningún concepto”, de manera que “los resultados podrían llegar a ser positivos sin que se produzca adversidad alguna”. Se perpetúa así la falsa distinción entre magia blanca y negra, un argumento frecuente para engañar a las personas: pues nadie debe olvidar que da igual el propósito de las prácticas mágicas, ya que todas recurren al mundo oculto, donde actúa el diablo.

 

Una deriva ocultista real

 

 

Dicho esto, no podemos finalizar el análisis sin tener en cuenta otro peligro grave de estos rituales: su fácil deriva a un ocultismo más “fuerte”. Así es, de forma imperceptible, quien se adentra en estos ámbitos de la astrología, la adivinación, la magia… (todo aquello que el Catecismo de la Iglesia Católica, en continuidad con la enseñanza cristiana milenaria y con la Biblia, considera “superstición” y, en el fondo, idolatría) es fácil que acabe cayendo en prácticas ocultistas.

 

Aunque a veces la conexión directa con el ocultismo emerge y se hace perceptible, como sucede estos días con un artículo de tantos, publicado por un medio digital de México, en torno a un ritual de “limpia del cuerpo para recibir el Año Nuevo” y “eliminar malas energías”. Leyendo el texto, encontramos una referencia a que “el alquimista Aleister Crowley detalla que la purificación debe ser corta, pero lenta, sin prisas”, y detalla los pasos que deberían realizarse.

 

¿Un alquimista? ¿Quién es realmente Aleister Crowley? Inglés nacido en 1875 y fallecido en 1947, es seguramente el más conocido representante del ocultismo contemporáneo y de la magia ceremonial. Baste decir que se hacía llamar “la Gran Bestia 666” y que ha sido considerado “el hombre más malvado del siglo XX”. Un ejemplo claro de la precaución que hay que tener con tantos rituales, hechizos, uso amuletos, jaculatorias y técnicas que no tienen nada de inocente y, a pesar de su barniz navideño, pueden llevar a quienes los practican a derroteros oscuros y peligrosos, para el cuerpo y para el alma.

 

 

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