Los 7 consejos para liberarse y sanar de una secta, en voz de un exadepto a la Santería

12 de abril de 2024

El enérgico y cristiano mensaje de este emprendedor español, dirigido a quienes han sido víctimas de las sectas: "Si tú no eres capaz de perdonar, no podrás sanar tus heridas y no podrás hacer el ‘borrón y cuenta nueva’ en tu vida. Es el perdón lo que te libera".

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Se llama José Javier Aguado, tiene 49 años y es empresario del sector tecnológico en España. El pasado mes de marzo participó en un encuentro nacional dedicado al fenómeno sectario donde compartió a corazón abierto, todo lo que le ayudó a salir de una secta de santería, en la que había entrado con 37 años. Ahora tiene claro que el grupo al que perteneció estaba dirigido por "un líder narcisista y psicópata".

 

Sin embargo su intervención en el encuentro –organizado por la Asociación Iberoamericana de Investigación del Abuso Psicológico–, no consistió en dar testimonio personal de pertenencia a la secta, sino sus consejos para liberarse y sanar.

 

La primera mención de José Javier fue una arenga, un llamado a la esperanza. Por difícil que parezca -dijo- "se puede salir, se puede ser feliz y se puede tener una vida plena. Requiere de un tiempo y proceso". El cual, en su caso, aunque "ha sido durísimo" -confidencia-, también "ha sido hermoso y me ha transformado como ser humano"; puesto que le ha ayudado a ver "todas las grietas de mi personalidad por las que se coló" el líder sectario, comenta.

 

Veamos cuáles son los siete consejos para caminar a la sanación, que la experiencia le ha dejado a este emprendedor español, quien en un período de su vida estuvo atado a la Santería…

 

La familia y los amigos son centrales

 

 

José Javier no duda en afirmar que "una vez conocida la situación de la víctima por parte de la familia, el apoyo familiar es imprescindible". Mucho depende, insiste, "de la predisposición de los familiares para ayudar". Con su apoyo son un "pilar para la sanación del individuo que ha perdido toda la confianza en el mundo, en las personas y en sí mismo". Una situación límite, advierte, que a veces incluye procesos depresivos e ideas suicidas.

 

Este exadepto a la santería considera que "es muy importante que los miembros de la familia pasen tiempo con la víctima, especialmente al principio", porque "el tener cerca a sus seres queridos ayuda enormemente a la víctima a ir recuperando la confianza en sí mismo, poco a poco".

 

Cuando no es posible ese acompañamiento por parte de familiares, "también los amigos de verdad, esos que se cuentan con los dedos de una mano, harán esa labor". Unos y otros "deben escuchar y ser positivos con la víctima, para ir transformando sus ideas negativas en otras positivas". En suma, "lo más importante es el cariño y sentirte escuchado", reitera José Javier.

 

La ayuda profesional de un psicólogo

 

 

En la fase inicial, contar con "un psicólogo especializado es totalmente imprescindible", según subraya desde su experiencia como exadepto de la Santería. Porque el profesional "es el responsable de ver el grado de destrucción que ha sufrido su mente y volver a poner las ideas y la mente en su sitio", dando "las pautas para que la persona recupere la cordura, ya que le han sido implantadas ideas, programas y creencias limitantes que impiden que el individuo pueda salir del pozo en el que se encuentra".

 

Un trabajo, el del psicólogo, que se debe humanizar, ya que "dentro del proceso de sanación, el psicólogo es protagonista junto con la familia". Su papel peculiar reside, en este caso, en su rol complementario -señala José Javier- pues "muchas de las carencias –emocionales especialmente– del individuo que ha caído en la secta, vienen provocadas por (las fragilidades de) la propia familia". José Javier confidencia que su situación familiar lo convirtió en "carne de cañón para caer en una secta".

 

Ocupar el tiempo

 

 

Cuando alguien ha sufrido abuso psicológico -explica-, "su mente es una olla a presión, y llegan constantemente emociones y sentimientos encontrados que nos autodestruyen, al igual que todos los recuerdos". Por eso recomienda "trabajar, ocupar tiempo, hacer un voluntariado, practicar deporte, cultivar aficiones y relaciones…", para así hacer frente a lo que supone "un sinvivir para la propia persona".

 

Esa ocupación de la vida cotidiana ha de buscar "fijar nuestra mente y atención, y así frenar las ideas y emociones negativas" que surgirán inevitablemente. Y no se trata de algo meramente anecdótico: "este punto es tan importante que, si no lo hacemos, las probabilidades de caer en una depresión son altísimas; incluso, en el caso más grave, intentos de suicidio o ideas suicidas". No se trata de una huida del problema o de una falta de aceptación, sino que es "una herramienta para enfocar nuestra mente y que ella misma se vaya recuperando".

 

Perdonarse uno mismo

 

 

"En todo el proceso de sanación, el mayor enemigo al que nos vamos a enfrentar es uno mismo", asegura José Javier. "La desvalorización, el victimismo, la baja autoestima, la sensación de soledad, la sensación de haber perdido parte de tu vida… no son más que piedras con las que día a día nos vamos tropezando y golpeando". Para evitar el estancamiento como víctimas de por vida, este exadepto español advierte sin rodeos que "la sanación sólo es posible si aceptamos nuestra responsabilidad como individuos en la caída en la secta".

 

Porque, en realidad -prosigue- "sólo cuando uno se hace responsable de sus actos, errores y decisiones, puede comenzar la recuperación. Y todo esto sólo es posible si nos responsabilizamos de todo lo sucedido, y así seremos capaces de perdonarnos a nosotros mismos". José Javier considera que "si responsabilizamos al grupo o secta que nos engañó, o a la familia que no nos amó perfectamente, o a nuestro supuesto amigo que nos presentó la secta, y así mil cosas más… estamos delegando nuestra responsabilidad a otros. Y si nuestra vida no depende de nosotros, entonces no podemos arreglar nada".

 

Pero al mismo tiempo -alerta José Javier- ha de tenerse en consideración la realidad de víctima en quienes son seducidos por las sectas. "No somos responsables de lo que nos han hecho –ya sea robar, engañar, etcétera–, pero sí de haberlo permitido. Sólo cuando asumimos esa responsabilidad por lo sucedido es cuando tenemos la oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos", lo que incluye hasta "reírnos de nosotros mismos por la cantidad de tonterías que nos creímos". Para ello -concluye- hay que dejar a un lado el orgullo y la soberbia, y actuar con humildad.

 

Perdonar a quien te ha destrozado

 

 

El siguiente consejo de este empresario español que sufrió la pertenencia a una secta de Santería es posiblemente el más difícil de llevar a cabo: "perdonar a quien te ha destrozado". Porque "sin este paso no se puede sanar y, además, es muy fácil de comprender: sólo es posible romper los lazos emocionales con el perdón. Si no hay perdón, estaremos atados a esa persona –el sectario o psicópata– emocionalmente. Cada vez que nos acordamos de él y se nos encoge el estómago es porque no ha habido perdón". Y la realidad -testimonia- es que "la falta de perdón termina afectándonos psíquica y físicamente: pérdida de apetito, estrés, ansiedad, emociones negativas, problemas digestivos, etcétera".

 

En un momento íntimo de su testimonio José Javier habla así, de forma directa, hacia todas las víctimas de una secta: "Si tú no eres capaz de perdonar, no podrás sanar tus heridas y no podrás hacer el ‘borrón y cuenta nueva’ en tu vida. Es el perdón lo que te libera".

 

Más aún, reitera: "Tú decides lo que quieres vivir. Si tú no te perdonas o no perdonas al sectario, serás toda tu vida una víctima. Si lo haces, serás libre por fin, romperás todas las ataduras y te sorprenderás de la rápida recuperación. La elección es personal: tú decides si vivir en el odio o en el perdón y el amor", concluye.

 

La restauración conlleva tiempo

 

El proceso de recuperación personal necesita tiempo… "y no existen atajos", advierte José Javier, porque "el proceso y la destilación de las ideas, emociones y sentimientos se tienen que vivir". No hay un tiempo determinado, reconoce, ya que "cada caso es único", y depende de "el tiempo en la secta, la implicación, la perversidad del grupo y sus componentes, etcétera".

 

Además, hace una advertencia muy importante: "por muy poco tiempo que haya sido [la permanencia en la secta], seguramente requieras de años en la recuperación". Al respecto, dice, "en mi caso fueron siete años para recuperarme psicológica, emocional y económicamente, ya que acabé en la ruina, con deudas muy importantes".

 

En definitiva, se trata de un proceso acompañado y no forzado de aprendizaje. Así lo expresa este emprendedor español: "La recuperación y la sanación conllevan aprender, meditar, discernir, perdonar, perdonarse y aceptar. Y eso sólo el tiempo lo consigue. Más tarde mirarás atrás y podrás observar que no fue un tiempo perdido, sino la transformación de tu propio ser para convertirte en la persona madura y adulta que serás. El tiempo volverá a traer todas las ilusiones a tu vida".

 

Dios y la fe, son esenciales

 

 

Para el final José Javier ha dejado el consejo que -según su experiencia- es el esencial…  "Para mí, el más importante: La fe y Dios, el que te ama, es quien da toda la fuerza, forma y sentido a este proceso. La fe te permite creer que lo imposible se hace posible. Es la fuerza y la esperanza que consigue, también, convertir lo posible en tangible: recuperarte económicamente, tener una vida normal, tener pareja, sonreír, reírte de la vida y poder amar".

 

Porque "si no tienes fe, te será mucho más difícil el desierto que tienes que atravesar", señala. Pero hay un paso más, señala este emprendedor, quizás difícil de entender para los no creyentes: "y Dios, ¿qué pinta en esta ecuación?" José Javier responde con toda franqueza: "Dios lo pinta todo, y es el que da sentido a todo el camino recorrido".

 

Ante las reacciones escépticas, este hombre que fue víctima de una Secta de Santería responde: "Seguro que piensas que estoy loco, pero me gustaría preguntarte: ¿acaso no buscabas a tu Dios en la secta? Yo, como educado católico, en este proceso tomé la decisión personal y única de tener fe y creer en ese Dios que dio la vida por nosotros y nos ama con locura y no nos falla. A mí no me falló, y me devolvió la alegría, la confianza en mí mismo, y también la confianza en los demás, tan necesaria para poder amar y ser amado".

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