por Portaluz
16 Mayo de 2024Lea el documento completo titulado "Normas para proceder en el Discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales" pulsando aquí
Fue el Papa San Pablo VI quien hace 40 años estableció un conjunto de directrices para proceder en el discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones, las cuales fueron informadas a todos los obispos (Normae de modo procedendi in diudicandis praesumptis apparitionibus ac revelationibus).
La experiencia acumulada, permitió que desde hace 5 años el Dicasterio para la Doctrina de la Fe venga trabajando en una actualización de esas normas. En particular para acotar el papel que debe desempeñar tanto el obispo, como la Conferencia Episcopal y el propio Dicasterio a la hora de declarar la sobrenaturalidad de una aparición, calificar ciertos hechos como un milagro, validar o no las afirmaciones de quienes hacen parte de esos eventos y descartar así toda confusión.
En no pocas ocasiones las definiciones de un obispo en estas materias han sido contrarias al parecer de otros prelados e incluso de la Conferencia Episcopal de su país. Generando confusión, conflictos y riesgos a la fe en las comunidades.
Asimismo, se ha vuelto habitual que las afirmaciones de supuestos videntes o referentes místicos, pasen a ser prioritarias para los fieles. Al respecto, conviene recordar la siguiente reflexión del cardenal Josef Ratzinger -cuando era Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe-, en una entrevista concedida a Vittorio Messori: "Ninguna aparición es indispensable a la fe, la Revelación ha terminado plenamente con Jesucristo. Él mismo es la Revelación. Pero no podemos impedirle ciertamente a Dios de hablar a este nuestro tiempo, por medio de personas simples y también a través de señales extraordinarias que denuncien la insuficiencia de las culturas que nos dominan, enmascaradas de racionalismo y positivismo. Las apariciones que la Iglesia ha aprobado oficialmente tienen un puesto preciso en el desarrollo de la vida de la Iglesia en el último siglo. Enseñan, además, que la Revelación - incluso siendo única, concluida y pues no superable - no es cosa muerta, está viva, es vital".
Es en este contexto que ese esperado documento, presentado el 17 de mayo de 2024, aclara a quién compete otorgar el 'Nihil Obstat' (Ningún obstáculo) definitivo, que en algunos casos debería estar asignado al Sumo Pontífice.
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