“También hoy hay tantos dueños de las conciencias: en algunos países hay quien mata en nombre de Dios o se va a la cárcel por llevar un Evangelio o una cruz”. Es la frase que –visiblemente emocionado- Papa Francisco ha dicho esta mañana del viernes 2 de mayo durante la Misa presidida en la Capilla de la Casa de Santa Marta. El Papa confesó haber “llorado ante la noticia de que algunos cristianos fueron crucificados”.
El Papa centró su homilía en el Evangelio de la multiplicación de los panes y de los peces y en la lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles, en que los discípulos de Jesús son flagelados por el Sanedrín. Sobre estos hechos Francisco propuso tres iconos de reflexión:
“Éstos, con sus maniobras políticas, con sus maniobras eclesiásticas para seguir dominando al pueblo… Y así, hacen venir a los apóstoles, después de que habló este hombre sabio, llamaron a los apóstoles y los hicieron flagelar y les ordenaron que no hablaran en nombre de Jesús. Por tanto, los pusieron en libertad. ‘Pero, algo debemos hacer: ¡les daremos un buen bastonazo y después a su casa!’. Injusto, pero lo hicieron. Ellos eran los dueños de las conciencias, y sentían que tenían el poder de hacerlo. Dueños de las conciencias… También hoy, en el mundo, hay tantos”.
“Yo lloré – dijo el Papa visiblemente emocionado– cuando vi en los media la noticia de cristianos crucificados en cierto país no cristiano. También hoy hay gente así, que en nombre de Dios, mata, persigue. Y también hoy vemos a tantos que, como los apóstoles, se sienten dichosos por haber sido juzgados dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús. Éste es el tercer icono de hoy. La alegría del testimonio”.
“Primer icono: Jesús con la gente, el amor, el camino que Él nos ha enseñado, por el que debemos ir. Segundo icono: la hipocresía de estos dirigentes religiosos del pueblo, que habían encarcelado al pueblo con estos mandamientos, con esta legalidad fría, dura, y que también han pagado para esconder la verdad. Tercer icono: la alegría de los mártires cristianos, la alegría de tantos hermanos y hermanas nuestros que en la historia han sentido esta alegría, esta felicidad por haber sido juzgados dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús. ¡Y hoy hay tantos!”