Respaldo del Papa Francisco a Medjugorje. Envía por primera vez mensaje a los jóvenes reunidos en su "Festival" anual

03 de agosto de 2020

Cada año entre el 1 y el 6 de agosto, desde hace 31 años, decenas de miles de jóvenes del mundo se reúnen en la aldea de Medjugorje (Bosnia Herzegovina) para celebrar la fe y renovar su devoción a la "Gospa", la Reina de la Paz, la Virgen de Medjugorje.

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El año 2017 una Comisión de expertos convocada por el Papa Benedicto XVI y ratificada en su tarea por el Papa Francisco, informó al Pontífice que se pueden considerar veraces, sobrenaturales, “las primeras siete apariciones” de la Virgen en Medjugorje, según información difundida por el entonces vaticanista de La Stampa Andrea Tornielli, hoy Editor de Contenidos de los órganos de comunicación de la Santa Sede.
 
Este año 2020, por primera vez el Papa Francisco ha enviado un mensaje a todos los reunidos en el “Festival de la Juventud”, celebrado cada año y que este año lleva por lema: “Ven y Verás”. 
 
 
   
¡Queridos míos! 
  
El encuentro anual de jóvenes en Medjugorje es un tiempo rico en oración, catequesis y fraternidad. Ofrece a todos ustedes la posibilidad de encontrar a Jesucristo vivo, especialmente en la Eucaristía, celebrada y adorada, y en la Reconciliación. Así, les ayuda a descubrir otra forma de vivir, distinta a la cultura de lo provisional, según la cual nada puede ser definitivo, sino que sólo cuenta el disfrutar del momento presente. En este clima de relativismo, en el que es difícil encontrar respuestas verdaderas y seguras, las palabras que guían al Festival: " Ven y verás " (Jn 1:39), dirigidas por Jesús a los discípulos, son una bendición. Jesús también vuelve su mirada hacia ti y te invita a ir y estar con él. 
  
¡No tengáis miedo! Cristo vive y quiere que cada uno de ustedes viva. Él es la verdadera belleza y la juventud de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida y de sentido (cf. Exhortación apostólica Christus vivit, 1). Lo vemos precisamente en esa escena del Evangelio, cuando el Señor pregunta a los dos discípulos que le siguen: "¿Qué buscáis?". Y ellos responden: "Rabino, ¿dónde vives?". Y Jesús dice: " Ven y verás " (cf. Jn 1, 35-39). Y van y ven y se quedan. En la memoria de aquellos discípulos la experiencia del encuentro con Jesús les quedó tan grabada que uno de ellos incluso registró la hora: "Eran como las cuatro de la tarde" (v. 39). 
  
El Evangelio nos dice que después de haber estado en la casa del Señor, los dos discípulos se convirtieron en "mediadores" para que otros lo conocieran y lo siguieran. Andrés fue inmediatamente a decírselo a su hermano Simón y lo llevó a Jesús. Cuando vio a Simón, el Maestro le dio inmediatamente un apodo: "Cefas", o "Piedra", que se convertiría en el nombre de Pedro (cf. Jn 1,40-42). Esto demuestra que al encontrar a Jesús uno se convierte en una persona nueva, y recibe la misión de transmitir esta experiencia a los demás, pero siempre manteniendo su mirada fija en él, el Señor. 
  
Queridos jóvenes, ¿habéis encontrado esta mirada de Jesús que os pregunta: "¿Qué buscáis? ¿Has oído su voz diciéndote: "Ven y verás"? ¿Ha sentido ese impulso de salir? Tómate el tiempo para estar con Jesús, para llenarte de su Espíritu y estar listo para la fascinante aventura de la vida. Vayan a Él, permanezcan con Él en la oración, confíen en Él que es un experto del corazón humano. 
  
Esta hermosa invitación del Señor: " Ven y verás", relatada por el joven y amado discípulo de Cristo, se dirige también a los futuros discípulos. Jesús te invita a conocerlo y este Festival se convierte en una oportunidad para "venir y ver". La palabra "ven", además de indicar un movimiento físico, tiene un significado más profundo y espiritual. Indica un itinerario de fe cuyo objetivo es "ver", es decir, experimentar al Señor y, gracias a Él, ver el sentido pleno y definitivo de nuestra existencia. 
  
El gran modelo de la Iglesia con un corazón joven, dispuesto a seguir a Cristo con frescura y docilidad, sigue siendo siempre la Virgen María. La fuerza de su "sí" y de ese "ven por mí" que le dijo al ángel siempre nos golpea. Su "sí" significa involucrarse y tomar riesgos, sin otra garantía que la certeza de ser portador de una promesa. Su "He aquí la esclava del Señor" (Lc 1,38) es el ejemplo más bello que nos revela lo que sucede cuando el hombre, desde su libertad, se abandona en las manos de Dios. ¡Que este ejemplo te fascine y te guíe! María es la Madre que vela "por nosotros sus hijos que caminan por la vida a menudo cansados, necesitados, pero con el deseo de que la luz de la esperanza no se apague". Esto es lo que queremos: que la luz de la esperanza no se apague. Nuestra Madre mira a este pueblo peregrino, pueblo de jóvenes a los que ama, que la buscan guardando silencio en sus corazones a pesar de que en el camino hay tanto ruido, conversaciones y distracciones" (Christus vivit, 48). 
  
Queridos jóvenes, "corran, atraídos por ese Rostro tan amado, que adoramos en la Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne de nuestro hermano sufriente. Que el Espíritu Santo os impulse en esta carrera hacia adelante. La Iglesia necesita tu impulso, tus intuiciones, tu fe" (ibid., 299). En vuestra carrera por el Evangelio, animada también por este Festival, os encomiendo a todos a la intercesión de la Santísima Virgen María, invocando la luz y la fuerza del Espíritu para que seáis verdaderos testigos de Cristo. Por esto rezo y os bendigo, y os pido que recéis también por mí. 
  
Roma, San Juan de Letrán, 29 de junio de 2020   
  

 
Traducción: Portaluz 

 

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