El Papa advierte que "aún hay tiempo" … de volver al Señor "con todo el corazón"

28 de marzo de 2019

"… «Me importa que vengas a mí. Esto es lo que me importa», dice el Señor. Y olvida todo lo demás. Este es el tiempo de la misericordia, es el tiempo de la compasión del Señor", proclamó el Santo Padre.

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En la homilía de la Misa celebrada por la mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta, al reflexionar sobre el Evangelio del día (Lucas 11, 14-23), el Santo Padre Francisco invitó con fuerza a la conversión, a la fidelidad al Señor.
 
Así, el Vicario de Cristo destacó las consecuencias del permitirse tener un corazón que no escucha la voz del Señor, advirtiendo que… si lo hacemos durante “días, meses y años”, se vuelve “como la tierra sin agua”, “se endurece”.
 
No endurezcan su corazón
 
“Un pueblo sin fidelidad, que ha perdido el sentido de la fidelidad. Y ésta es la pregunta que la Iglesia quiere que nos hagamos hoy, cada uno de nosotros: «Yo, ¿he perdido la fidelidad al Señor?» «-No, no, voy a misa todos los domingos...-».  Sí, sí, pero esa fidelidad de corazón: ¿He perdido esa fidelidad, o mi corazón es duro, es testarudo, es sordo, no deja entrar al Señor, se arregla con tres o cuatro cosas y luego hace lo que quiere? Esta es una pregunta para cada uno de nosotros: Todos debemos hacérnosla, porque la Cuaresma sirve para esto, para reexaminar nuestro corazón.
‘Escuchar hoy la voz del Señor’ es la invitación de la Iglesia. ‘No endurezcan su corazón’. Cuando uno vive con un corazón duro, que no escucha al Señor, va más allá de no escucharlo y cuando hay algo del Señor que no le gusta, deja de lado al Señor bajo algún pretexto, desacredita al Señor, calumnia al Señor, difama al Señor”, reflexionó el Papa.
 
¿Cómo está mi fidelidad?
 
Es lo que le sucedió a Jesús con la gente”, continuó enseñando el Santo Padre, refiriéndose a la página del Evangelio de San Lucas, para dejar claro lo que significa desacreditar al Señor. Jesús hizo milagros, sanó a los enfermos “para demostrar que él tenía el poder de sanación, también de las almas, de nuestros corazones. ¿Y qué dijo esta gente obstinada? Que es a través de Belcebú, la cabeza de los demonios, que Él expulsa a los demonios”, recordó Francisco. Y advirtió que “desacreditar al Señor” es “el penúltimo paso de este rechazo del Señor. Primero, no escucharlo dejando que el corazón se endurezca, y luego desacreditarlo. Sólo falta el último paso que no tiene vuelta atrás, y que es la blasfemia contra el Espíritu Santo”, dijo.
 
Luego aludiendo a las palabras de Jesús al final de este Evangelio el Vicario de Cristo proclamó lo que Dios dice a cada alma:

«Me importa que vengas a mí. Esto es lo que me importa». Jesús trata de convencerlos, pero no va...Y al final, así como el profeta termina con esta frase clara -«la fidelidad se ha ido»- Jesús termina con otra frase que puede ayudarnos: «Quien no está conmigo, está contra mí».
‘No, no, estoy con Jesús, pero a cierta distancia, no me acerco demasiado’: No, esto no existe. O estás con Jesús, o estás en contra de Jesús; o eres fiel o eres infiel; o tienes un corazón obediente o has perdido la fidelidad.
Cada uno de nosotros piense hoy, durante la Misa y luego durante el día: Piense un poco. ‘¿Cómo está mi fidelidad? Para rechazar al Señor, ¿busco algún pretexto, algo y desacredito al Señor?...’ No pierdas la esperanza. Y (reflexiona) estas dos frases -«la fidelidad ha desaparecido» y «quien no está conmigo está contra mí»-, porque aún dejan espacio para la esperanza, también para nosotros”.
 
Volver al Señor
 
El Papa Francisco concluyó su homilía recordando que estamos llamados a volver al Señor, tal como exhorta la Aclamación al Evangelio: “Vuelvan a mí con todo su corazón”, dice el Señor, “porque soy misericordioso y compasivo”. “Sí, tu corazón es tan duro como esta piedra”, “muchas veces me has desacreditado para no obedecerme”, “pero aún hay tiempo”:
 
Pero todavía hay tiempo: ‘Vuelvan a mí con todo el corazón’, dice el Señor, ‘porque yo soy misericordioso y compasivo: Yo olvido todo’. ‘Me importa que vengas a mí. Esto es lo que me importa’, dice el Señor. Y olvida todo lo demás. Este es el tiempo de la misericordia, es el tiempo de la compasión del Señor: Abramos nuestro corazón para que Él venga en nosotros”, dijo el Papa.

 

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