El cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del "C-8 cardenalicio" señaló esta semana a corresponsales en el Vaticano que la reforma es un "proyecto que va por partes", aunque mostró su confianza en que el trabajo de la comisión estará concluido "a finales de febrero".
Las intervenciones directas del Papa buscando transparencia y coherencia evangélica en las finanzas, la Comisión especial para luchar contra la pederastia y acoger a las víctimas, como la reciente Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”, unida a sus habituales catequesis y convocatorias litúrgicas globales, son signos de su mano firme en el timón para una auténtica renovación en el Espíritu.
Al respecto el secretario de Estado de la Santa Sede, Monseñor Pietro Parolin, aseguró también esta semana en el Vaticano que confía en que, siguiendo lo indicado por Papa Francisco, se alcance de verdad “una reforma del espíritu”.
“Ciertamente –agregó Monseñor Parolin- las estructuras deben ser reformadas para ser más transparencia del evangelio y para ser más eficaces para el ejercicio concreto del servicio que deben prestar. Lo importante es que nos pongamos todos, como nos pide el Papa, con esta dimensión de renovación personal, de conversión continua”.
Precisamente esta semana el Pontífice (quien cumple a diario una agenda agotadora, levantándose cada día a las 04H30 para orar, continuar con el rezo del rosario, oficiar la misa en la Casa Santa Marta y recibir a numerosos visitantes en el palacio apostólico entre otros) en parte de su homilía del día Martes, antes de reunirse con la Comisión de 8 cardenales señaló:
“No se puede pensar en una Iglesia sin alegría y la alegría de la Iglesia es justamente eso: anunciar el nombre de Jesús. Decir: Él es el Señor. Mi esposo es el Señor. Es Dios. Él nos salva, Él camina con nosotros. Y aquella es la alegría de la Iglesia (...) alegría de Jesús, alabando al Padre en el Espíritu”.
En coherente comunión con esas palabras del Papa, al finalizar su encuentro con los periodistas el cardenal Madariaga señaló sobre la reforma: "Somos consejeros. Es el Papa quien decidirá", recalcando luego que "el Papa tiene un flujo volcánico de ideas, que están vinculadas la una a la otra… es un hombre libre, que sirve a la libertad y al diálogo y que nos dice que la peor enfermedad del pensamiento es la homogeneización".