El Papa inaugura el Sínodo de los Jóvenes invocando al Espíritu Santo y se emociona por obispos de China

03 de octubre de 2018

Que los Padres sinodales no se dejen "asfixiar y aplastar por los profetas de calamidades y del infortunio" o por sus propios "límites, errores y pecados", sino que sean capaces "de encontrar espacios para inflamar el corazón y discernir los caminos del Espíritu".

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“Que el Espíritu nos dé la gracia de ser Padres sinodales ungidos con el don de los sueños y de la esperanza para que podamos, a su vez, ungir a nuestros jóvenes con el don de la profecía y la visión”: fueron las palabras del Papa Francisco durante su Homilía en la misa inaugural de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que centrará sus trabajos en “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, tema de la Asamblea (pulse aquí para leer la Homilía completa)

En una soleada plaza de San Pedro, el Vicario de Cristo ha invocado, al comienzo de la homilía, al Espíritu Santo para que, en este "momento de gracia" que es el Sínodo, "ayude a hacer memoria y a reavivar esas palabras del Señor" y suscite "el ardor y la pasión por Jesús". “Memoria que despierte y renueve en nosotros la capacidad de soñar y esperar. Porque sabemos – asegura el Papa - que nuestros jóvenes serán capaces de profecía y de visión en la medida que nosotros, ya mayores o ancianos, seamos capaces de soñar y así contagiar y compartir esos sueños y esperanzas que anidan en el corazón (cf. JI 3,1)”.
 
“Hoy, por primera vez, están aquí con nosotros también dos hermanos obispos de China Continental. Démosles nuestra calurosa bienvenida: gracias a su presencia, la comunión de todo el Episcopado con el Sucesor de Pedro es aún más visible”, ha dicho el Papa con voz emocionada dando así la bienvenida a dos obispos chinos, Giovanni Battista Yang Xaoting y Giuseppe Guo Zincai, que llegaron a Roma después del reciente acuerdo entre la Santa Sede y Pekín sobre los nombramientos episcopales en China, entre los aplausos de los fieles que estaban presentes en la Plaza San Pedro.
 
El Papa ha destacado que juntos hemos de pedir al Espíritu Santo “la gracia de ser Padres sinodales” que no se dejan "asfixiar ni aplastar por los profetas de calamidades y desventuras" o por sus propios "límites, errores y pecados", sino que sean capaces "de encontrar espacios para encender el corazón y discernir los caminos del Espíritu".


 

Romper con el conformismo del "siempre ha sido así"

"La esperanza nos interpela -prosiguió diciendo el Papa-, nos moviliza y rompe el conformismo del ‘siempre se hizo así’, y nos pide levantarnos para mirar de frente el rostro de nuestros jóvenes y las situaciones en las que se encuentran. La misma esperanza nos pide trabajar para revertir las situaciones de precariedad, exclusión y violencia a las que están expuestos nuestros muchachos. Nuestros jóvenes, fruto de muchas de decisiones tomadas en el pasado, nos llaman a asumir junto a ellos el presente con mayor compromiso y luchar contra todas las formas que obstaculizan sus vidas, para que se desarrollen con dignidad.

Ellos nos piden y reclaman una entrega creativa, una dinámica inteligente, entusiasta y esperanzadora, y que ‘no los dejemos solos’ en manos de tantos mercaderes de la muerte que oprimen sus vidas y oscurecen su visión”, remarcó el Pontífice.
 
Escuchar a Dios

Francisco advierte a los Padres sinodales que deben escucharse unos a otros “para discernir juntos lo que el Señor le está pidiendo a su Iglesia. Y esto – señala el Pontífice – nos exige estar alertas y velar para que no domine la lógica de la autopreservación y la autorreferencialidad, que termina convirtiendo en importante lo superfluo y haciendo superfluo lo importante".

Es necesario -reiteró el Papa- "escuchar a Dios, hasta escuchar con él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama" (cf. Discurso en la vigilia de oración de preparación al Sínodo sobre la Familia, 4 de octubre de 2014). Hay que evitar la "tentación de caer en posiciones eticistas o elitistas, así como de la fascinación por ideologías abstractas que nunca coinciden con la realidad de nuestros pueblos”, señaló el Santo Padre.
 
 

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