Durante diez años la Santa Sede ha desplegado diversos puentes que permitieran avanzar en destrabar la situación que afecta a los millones de católicos en China fieles unos de una Iglesia que se proclama católica, controlada por el gobierno chino y otros de una iglesia fiel a Roma, clandestina y perseguida.
El acuerdo, que en su fondo es secreto y solo un primer paso, ha sido cuestionado por algunos nada más saberse que involucra readmitir a plena comunión eclesial a ocho obispos de esa Iglesia controlada por el gobierno chino.
Vatican News destaca este jueves 25 de septiembre que ante las críticas acusando al Vaticano de haber "vendido" la Iglesia a Pekín, el Papa en el vuelo de regreso desde los países Bálticos ha respondido con calma:
"El Acuerdo lo he firmado yo, soy yo el responsable", y pide "rezar" por quien "teniendo a sus espaldas tantos años de clandestinidad", hoy no entiende su alcance. En cada acuerdo de paz, recuerda el Vicario de Cristo, "ambas partes pierden algo" y, sin embargo, ahora, subraya, "es el Papa quien nombra" a los obispos chinos.
Francisco ha alabado también la "paciencia" y la "sabiduría" de los negociadores vaticanos -desde el Cardenal Parolin hasta Monseñor Celli, al P. Rota Graziosi-, afirmando que había evaluado todos los "dosier" de los obispos cuyo nombramiento no tenía aun el apoyo pontificio, y recordando que este se convirtió en responsabilidad exclusiva del Papa en tiempos no tan lejanos.
El Pontífice ha valorado además la "gran fe" de los católicos de China que tanto han sufrido. "Siempre en un acuerdo -reconoce- hay sufrimiento" y revela una anécdota: Con ocasión del "famoso comunicado de un ex-nuncio apostólico", que pretendía impulsar a muchos episcopados a expresarle cercanía... los fieles chinos respondieron firmando de manera significativa -aquellos de la Iglesia tradicional y no-, una carta común para manifestar al Papa su solidaridad. Para él esto, aseguró Francisco, "fue un signo".