La oportuna reflexión del Papa: Frente a quien busca el escándalo... silencio y oración

03 de septiembre de 2018

"En la vida cotidiana… el padre de la mentira, el acusador, el diablo, actúa para destruir la unidad de una familia, de un pueblo".

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“La verdad es suave, la verdad es silenciosa”, “con las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solamente la división”, el único camino a seguir es el del "silencio" y la "oración". Es el corazón de la homilía dicha por el Papa Francisco durante la eucaristía celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

El Pontífice reflexiona sobre el Evangelio de Lucas (Lc 4, 16-30), en el que Jesús, tras regresar a Nazaret, es recibido con recelo. Por lo tanto, la Palabra del Señor cristalizada en esta narración permite -puntualiza el Papa- "reflexionar sobre el modo de actuar en la vida cotidiana, cuando hay malentendidos" y entender "como el padre de la mentira, el acusador, el diablo, actúa para destruir la unidad de una familia, de un pueblo".
 
Manada de perros salvajes
 
Llegado a la sinagoga, Jesús es acogido con gran curiosidad pues todos quieren ver con sus propios ojos las grandes obras de las que fue capaz en otras tierras. Pero el Hijo del Padre Celestial usa solo "la Palabra de Dios", como también lo hace cuando "quiere vencer al Diablo", recuerda el Santo Padre.

Y es precisamente esta actitud de humildad la que deja espacio para la primera "palabra-puente", aclara el Vicario de Cristo, una palabra que siembra “duda”, que conduce a un cambio de atmósfera, "de la paz a la guerra", "del asombro a la indignación”. Con su “silencio” Jesús vence a los “perros salvajes”, vence "el diablo" que "había sembrado la mentira en el corazón".

 “No eran personas, eran una manada de perros salvajes -señala el Papa- que lo expulsaron de la ciudad. No razonaban, gritaban ... Jesús callaba. Lo llevaron al borde del monte para tirarlo abajo. Este pasaje del Evangelio termina así: Pero Él, pasando entre ellos, comenzó a caminar. La dignidad de Jesús: con su silencio vence ese mudo salvaje y se va. Porque todavía no había llegado la hora. Lo mismo sucederá el Viernes Santo: la gente que el Domingo de Ramos había celebrado la fiesta para Jesús y le dijo «Bendito seas, Hijo de David», dijo «crucifícalo», habían cambiado. El diablo había sembrado la mentira en el corazón, y Jesús estaba en silencio”.

La verdad es suave
 
"Esto – prosigue el Pontífice - nos enseña que cuando existe esta manera de actuar, de no ver la verdad, permanece el silencio".

“El silencio que gana, pero a través de la Cruz. El silencio de Jesús. ¡Pero cuantas veces en las familias empiezan las discusiones sobre política, sobre el deporte, sobre dinero y una y otra vez esas familias terminan destruidas! En estas discusiones en las cuales se ve que el diablo está allí que quiere destruir… silencio. Expresar lo que sientes y luego callar. Porque la verdad es suave, la verdad es silenciosa, la verdad no es rumorosa. No es fácil, eso que ha hecho Jesús; pero existe la dignidad del cristiano que está asegurada en la fuerza de Dios. Con las personas que no tienen buena voluntad, con las personas que buscan solamente la destrucción, incluso en las familias: silencio. Y oración”. 
 
La reflexión de su homilía fue concluida por el Vicario de Cristo con la siguiente oración:

“Que el Señor nos dé la gracia de discernir cuándo debemos hablar y cuándo debemos callar. Y esto en toda la vida: en el trabajo, en el hogar, en la sociedad ... en toda la vida. Así seremos más imitadores de Jesús”.

 

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