En la misa matutina, desde la casa Santa Marta este viernes 13 de abril, el Papa Francisco reflexionó sobre el don de la libertad, que nos da sólo Jesús. Recordando los ejemplos del fariseo Gamaliel, los apóstoles Pedro y Juan y el mismo Jesús, el Vicario de Cristo invitó a preguntarnos si somos libres o esclavos de las ambiciones, riquezas y modas del mundo actual…
Reflexionando con la liturgia, sobre la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles (5, 34-42), y con el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Juan sobre la multiplicación de panes y peces (6, 1-15), el Papa reiteró que la libertad de la que hablamos en este tiempo pascual es la libertad de los hijos que nos ha donado Jesús con «su obra redentora».
Y recordó a la primera persona libre sobre la cual reflexiona la liturgia en este día, Gamaliel, el fariseo que convence al sinedrio para que sean liberados Pedro y Juan, que habían sido encarcelados por haber curado a un paralítico. «Gamaliel es un hombre libre, piensa lucidamente, los hace razonar, los convence, el tiempo hará su trabajo»:
«El hombre libre –señaló el Papa- no tiene miedo del tiempo, deja actuar a Dios, deja espacio para que Dios actúe en el tiempo. El hombre libre es paciente. Y ése era un judío. No era un cristiano, No había reconocido a Jesús Salvador. Pero era un hombre libre. Formula su pensamiento, lo ofrece a los demás y es aceptado. La libertad no es impaciente».
Señalando que también Pilatos pensaba bien, con la mente fría y se dio cuenta de que Jesús era inocente, «pero no logró resolver el problema, porque no era libre, estaba apegado a la promoción», «le faltaba el coraje de la libertad porque era esclavo del arribismo, de la ambición, del éxito», el Santo Padre recordó el segundo ejemplo de libertad que nos dan Pedro y Juan, que habían curado al paralítico y se encuentran ante el sinedrio…«son liberados y castigados injustamente… pero se van alegres por haber sido ultrajados por el nombre de Jesús»:
«Ésta es la libertad de un enamorado de Jesucristo, sellada por el Espíritu Santo con la fe en Jesucristo. Tú has hecho eso por mí, yo hago esto por ti, También hoy hay tantos en la cárcel, cristianos torturados que llevan adelante esta libertad de confesar a Jesucristo»
El Papa invitó a reflexionar sobre nuestra libertad y recordó el tercer ejemplo, el de Jesús, «que hace el milagro de la multiplicación de los panes y que sabiendo que la gente entusiasmada lo busca para proclamarlo rey, se retira a la montaña: se aleja del triunfalismo. No se deja engañar por el triunfalismo: era libre»:
«Pensemos en este en día en mi libertad, en nuestra libertad. Tres ejemplos: Gamaliel, Pedro y Juan - y el mismo Jesús - ¿mi libertad es cristiana? ¿soy libre? ¿O soy esclavo de mis pasiones, de mis ambiciones, de tantas cosas… de las riquezas, de la moda? Pensemos en nuestra libertad en este mundo que es un poco esquizoide, esquizofrénico ¿no?... Grita: libertad, libertad, libertad… y es más esclavo, esclavo, esclavo. Pensemos en esa libertad que Dios nos dona en Jesús».