Ha tenido un jueves 24 de octubre intenso Papa Francisco. A la par que recrudece la violencia anticristiana en Egipto, Libia y Siria se ha reunido con una delegación del Centro Simón Wiesenthalde, organización judía para la defensa de los derechos humanos a quienes ha recordado que “allí donde una minoría es perseguida y marginada debido a sus convicciones religiosas o por motivos étnicos, el bien de toda la sociedad corre peligro y todos tenemos que sentirnos involucrados".
Pero ha sido al ordenar hoy, por vez primera durante su pontificado a dos obispos, que el Papa se ha dirigido nuevamente al Episcopado del mundo…
“Un Obispo que no reza es un Obispo a mitad de camino. Y si no reza el Señor termina en la mundanidad", señaló al recordar que durante el primer conflicto en la Iglesia de Jerusalén debido al cúmulo de trabajo que tenían los obispos con viudas y huérfanos, decidieron nombrar a diáconos. “¿Para qué?” hicieron esto, preguntó el Papa, y agregó: “Para rezar y predicar la Palabra”.
Al Obispo, explicó el Papa, "le compete más servir que dominar, según el mandamiento del Maestro ‘que el más grande entre vosotros, se haga el más pequeño. Y quien gobierna sea como aquel que sirve’".
"Siempre en servicio, siempre el servicio", agregó el Santo Padre. “‘Episcopado’, de hecho –precisó Francisco- es el nombre de un servicio, no de un honor".
El Pontífice retomó luego la homilía ritual y dijo: "anuncien la Palabra en toda ocasión: oportuna y no oportuna. Amonesten, alienten y exhorten con toda magnanimidad y doctrina. Y mediante la oración y el ofrecimiento del sacrificio por vuestro pueblo, obtengan de la plenitud de la santidad de Cristo la multiforme riqueza de la divina gracia".
El Santo Padre, continuando con su mensaje a los nuevos obispos, les animó a "amar a los pobres, a los indefensos y a cuantos necesitan de acogida y ayuda. Exhorten a los fieles a cooperar en el esfuerzo apostólico (…) y tengan viva atención por cuantos no pertenecen al único rebaño de Cristo, porque ellos también les han sido confiados en el Señor".
El Papa pidió que los obispos "Vigilen con amor sobre toda la grey en la cual el Espíritu Santo los pone a regir la Iglesia de Dios. Velen en el nombre del Padre, de quien hacen presente la imagen; en el nombre de Jesucristo, su Hijo, por quien son constituidos maestros, sacerdotes y pastores. En el nombre del Espíritu Santo que da vida a la Iglesia y con su potencia sostiene nuestra debilidad. ¡Así sea!", concluyó.
Fuente: Radio Vaticana