"Sean constructores de puentes", el Papa a los jóvenes en el libro sobre Madre Teresa

22 de julio de 2016

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«La enfermedad más grave no es la lepra o la tuberculosis, sino la soledad… Esta es la causa de tantos desordenes, divisiones y guerras que hoy nos afligen», lo dice el Papa Francisco en el prefacio al libro “Amamos a quien no es amado” (“Amiamo chi non è amato”), publicado en esta mañana en el diario italiano el Corriere della Sera. El texto recoge dos intervenciones inéditas pronunciadas por Madre Teresa de Calcuta en 1973, en Milán, donde encontró a un grupo de jóvenes y religiosas.En el prefacio, el Santo Padre se dirige a los jóvenes a quienes encontrará la próxima semana en Polonia con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud: “Sean constructores de puentes para romper la lógica de la división, del rechazo, del miedo de unos contra otros, pónganse al servicio de los pobres…”. El Papa ha resumido su reflexión sobre el texto en cinco palabras: oración, caridad, misericordia operosa, familia y jóvenes.

Hablando de la oración, el Pontífice recuerda que “la Madre Teresa non invita incansablemente a recurrir a la fuente del Amor, Jesús crucificado y resucitado, presente en el sacramento de la Eucaristía, para luego tener la fuerza de socorrerlo en los más pobres entre los pobres, con el corazón lleno de alegría”. La Madre Teresa, señala el Papa, iniciaba su jornada participando a la Santa Misa y la terminaba con la adoración a Jesús Sacramentado, sólo así, podía transformar su trabajo en oración.

“La caridad, la segunda palabra que indica el Papa, significa hacerse próximos a las periferias de los hombres y de las mujeres que encontramos cada día, sentir compasión por los hombres en el cuerpo y en el espíritu – sólo es posible cuando la necesidad y las heridas de los demás son acogidos en el corazón – es hacerse testigos de la caricia de Dios para cada herida humana”. De este modo seremos capaces, agrega el Pontífice, de ofrecer lo que las personas necesitan, es decir, la presencia y cercanía de Dios misericordioso.

Efectivamente, la tercera palabra es misericordia operosa. También se podría decir obras de misericordia corporales y espirituales señala el Obispo de Roma, es decir, hacerse cargo de cada hombre y de todos los hombres, especialmente en este Año Santo de la Misericordia. En este sentido, la Madre Teresa había hecho de las páginas del Evangelio la guía de su vida, el camino hacia la santidad, y también podría serlo para nosotros”.

Familia es la cuarta palabra con la cual el Papa resume el texto. En ella sobre sale la figura y la presencia de la madre, como nos lo recuerda la Madre Teresa: “Las madres son el corazón de la casa y son ellas las que forman la familia, aceptando, amando y cuidando amorosamente a sus hijos… De hecho, muchos sufrimientos de los jóvenes son causados en la vida familiar. Es la madre quien hace de la casa un nido de amor. A veces ser madre puede ser una experiencia verdaderamente ardua, puede ser una cruz; pero está con nosotros la Virgen, la mejor de las madres que siempre nos enseña a tener ternura con nuestros hijos”.

Finalmente, juventud, la quinta palabra. Y es precisamente a ellos, a los jóvenes a quienes se dirige el Papa Francisco, a ellos les pide no perder la esperanza, no dejarse robar el futuro, que está en sus manos. A los jóvenes los invita a permanecer en el Señor y amarlo con todas sus fuerzas, para así ser constructores de puentes para romper la lógica de la división, del rechazo, del miedo de unos contra otros, de ponerse al servicio de los pobres, de afrontar con valentía la vida, que es un don de Dios.


 

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