Tiene 77 años y atiende en su peluquería de la costera ciudad chilena Viña del Mar. Fermín dice que algunas veces les ha ofrecido a clientes que sabe que son católicos, rezar juntos por alguna preocupación particular con la que llegan a su peluquería. Si no son creyentes, él ofrece en silencio su labor y alguna oración por ellos.