"Yo tampoco podía creer lo que veía, estaba saltando, corriendo y haciendo movimientos que sólo dos días antes no podía ni soñar con hacer, bloqueada por el dolor", dice la testigo de los sucesos, desde Italia.
Aunque les separan casi seis años de edad, los caminos deportivos, académicos y de fe católica de Ledecky y Bacon se han entrelazado a lo largo de sus jóvenes vidas.