Durante más de 170 años los pequeños videntes de la Virgen fueron objeto de instrumentalización y críticas. Acusados injustamente de locos y exaltados, la damnatio memoriae dura hasta nuestros días, con una leyenda negra que aún pende sobre estos dos niños pastores franceses: Mélanie Calvat y Maximin Giraud, conocidos como los videntes de La Salette.