por Portaluz
2 Enero de 2019No existe ninguna base científica que valide al reiki, pseudoterapia que en algunos países ya está siendo cuestionada por científicos o autoridades de gobierno (pulse para informarse) y que fuese presentada en sociedad el año 1922 por su creador, el budista zen japonés Mikao Usui.
Sin embargo esta pretendida técnica -más cercana al ocultismo o al menos al oscurantismo- continúa campeando a sus anchas, siendo ofertados sus falsos beneficios desde internet, medios de comunicación, entidades legalmente constituidas e incluso, con extraña ética, algunos centros médicos (ver por ejemplo la “oferta de Reiki” que en Chile realiza el Instituto Oncológico Fundación Arturo López Pérez).
El Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias de la Organización Médica Colegial de España, advierte que “gran parte de las pseudoterapias”, entre las que incluyen al Reiki,... “se basan en la inmersión del paciente en un entorno relajante, donde disfrutan de una atención dedicada. El efecto placebo generado al sentirse cuidado disfraza la falta de efectividad de dichas técnicas”.
Al respecto, el psicólogo español Sergio García Morilla en seis acápites nos señala “lo que no es el reiki”:
No es una práctica de origen milenario: Muchas personas creen que lo es y más bien es relativamente nueva, más incluso que otra pseudoterapia muy extendida, la homeopatía, creada en 1796 por Samuel Hahnemann. El reiki fue creada en 1922 por el budista japonés Mikao Usui. Al cabo de unos años al morir Usui un estadounidense de origen japonés, Hawayo Takata la exportó a Occidente.
No es ciencia: La idea de que existe una “energía vital” llamada Qui de origen cósmico que tiene propiedades de sanación, restablecimiento del equilibrio y demás cosas inespecíficas no se fundamenta en ninguna teoría científica aceptada y no se puede medir con ningún artefacto al contrario que otras muchas energías que sí están reconocidas, tales como la energía eléctrica, lumínica, nuclear (fuerte y débil), solar, cinética, mecánica, térmica, eólica, potencial, hidráulica, química, sonora, fotovoltáica, química, radiante, geotérmica, metabólica, magnética, electromagnética, por poner algunos ejemplos. Esta práctica no tiene ningún cuerpo teórico sólido ni lo respalda ningún estudio riguroso. Como toda pseudociencia la explicación del fenómeno por el que cura o funciona entra en contradicción con el cuerpo teórico del resto de las disciplinas científicas (física, química, fisiología, medicina, etc.). Habla de energía cósmica no reconocida que una persona puede canalizar y emitir a corta o larga distancia (violando los principios de conservación de la energía) y que sana mediante el restablecimiento de un flujo energético corporal que la medicina, fisiología, bioquímica o física más básica no encuentran por ningún lado.
No es una práctica eficaz. Hay gente que dice: “A mi me funciona“. Sin embargo,no existe un sólo estudio que diga que el reiki es más eficaz que el placebo para ningún problema. El que “le funcione” a una persona o incluso a varias se puede explicar por otros muchos fenómenos tales como la regresión a la media, selección de memoria o sesgo de confirmación, o el propio efecto placebo. Se han realizado interesantes estudios de revisión que la han descartado como práctica eficaz.
No es una práctica completamente inocua. Hay gente que puede llegar a pensar que si no hace nada malo pues “¿Qué más da?, ¿qué mal puede hacer, no?” Pues parece que si que da, existen estudios que advierten que dar a los pacientes reiki o cualquier otro placebo hace más daño que bien. Generalmente cuando una persona deja la medicina basada en la evidencia por otras alternativas suele acabar mal.
No es una terapia complementaria: Huyendo de la categoría de “terapia alternativa” los defensores de las pseudoterapias han redefinido estas prácticas con la categoría de “terapias complementarias” pero de complementaria no tiene nada ya que para que algo sea complementario de algo tiene que hacerla mejor, más completo, efectivo o perfecto y el Reiki no aporta nada de eso. Se ha demostrado claramente y sin lugar a dudas que cuando el reiki es usado como tratamiento médico, no confiere beneficio alguno: La American Cancer Society, el Cancer Research UK, y el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral entre muchas otras no han hallado ninguna evidencia clínica ni científica que apoye las afirmaciones de que el reiki sea eficaz para tratar enfermedad o dolencia alguna. Sería más conveniente denominar al reiki como una pseudoterapia más que terapia alternativa. Algunas personas la definen como terapia complementaria porque dicen que pueden ir junto a otras terapias médicas basadas en la evidencia. Si es así, ¿para que necesitamos un complemento que sabemos que funciona como mucho con el mismo efecto que un placebo? ¿para qué gastar más recursos en añadir algo que es ineficaz? ¿creemos de verdad que se va a sumar su efecto? Es más, cuando resulte eficaz un tratamiento complementario, ¿podemos afirmar que se debe a la medicina basada en la evidencia o a su complemento no probado? Son cuestiones interesantes.
No hay energías que fluyan. En 1996, Emily Rose una niña de 11 años de edad con un experimento muy sencillo demostró que el reiki no funciona. Una niña que en 1998 se convirtió en el autor más joven en firmar un artículo de investigación en la prestigiosa revista de la Asociación Médica Americana.
No menos importante que los anteriores argumentos es oportuno reiterar que para los católicos el reiki es en todo incompatible con su fe, como bien resumen los obispos de Estados Unidos en el documento: “Directrices para evaluar el reiki como terapia alternativa” (pulse para leer).
Es también lo que denuncian abundantes contenidos testimoniales de ex maestros del Reiki o personas que vieron gravemente dañada su salud espiritual y toda su vida por haberse sometido a estas prácticas; y que puedes conocerlos pulsando aquí.