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Fue asesinada por tres adolescentes en un rito satánico. En su agonía las perdonó y el Papa Francisco la declaró beata

por Portaluz

4 Junio de 2021

Milena, Verónica y Ambra cambiaron de nombre una vez que cumplieron su condena por haber asesinado en un ritual satánico a la hermana María Laura Mainetti en Chiavenna, pequeña ciudad a los pies de los Alpes italianos. Las tres, llamadas hasta hoy en Italia “Le ragazze di Satana” (las chicas de Satanás) eran unas adolescentes conocidas por la víctima. De hecho, la tarde en que sería sacrificada al demonio acudió -bajo engaños- creyendo que una de ellas necesitaba ayuda.

Nacida en Cólico (Lecco, Italia) el 20 de agosto de 1939, como la décima hija de Stefano Mainetti y Marcellina Gusmeroli, quedó huérfana de madre a los pocos días de nacer. Fue bautizada como Teresina Elsa Mainetti y siendo una adolescente sus amigas le llamaban “santa Teresina”, destacando la valía espiritual de esa joven alma.

Un alma para Cristo

Ella misma relata su vocación con motivo de un encuentro vocacional: “Se entra en la vida religiosa fundamentalmente por Cristo, descubierto como 'la perla preciosa', como el 'tesoro'. Es Él, Dios, quien llama. No somos nosotros los que elegimos primero. Inicialmente es un sentimiento de ser amado por Dios, un sentimiento de ser mirado con confianza. Se establece una relación interpersonal con él: todos los demás bienes, otras relaciones, sin ser negadas ni despreciadas, se posponen a Cristo, en él encuentran el lugar que les corresponde. El camino de mi vida religiosa es muy sencillo. Yo era muy joven... Un día durante la confesión un sacerdote me dijo: «Pero ¿qué quieres hacer en la vida?». Nunca lo había pensado: tenía muchos amigos y amigas, uno en particular 'estaba detrás de mí' y me seguía diciendo que me amaba más que a las demás ... Inmediatamente respondí al sacerdote, pero no sé quién me lo sugirió (creo que el Espíritu Santo que está dentro de mí): «Creo que debo hacer algo hermoso por los demás». Y el cura (dijo): «Entonces piensa bien. ¿Cómo? Tienes que hacer algo bonito por los demás». Había un imperativo en esta frase: además, su resonancia en mí me llenaba de alegría. Sentí que le daría pleno sentido a mi vida”.

Apenas con 18 años -en agosto de 1957- ingresó en Roma a formarse como futura religiosa en la Congregación Figlie della Croce (Hijas de la Cruz), entre quienes tomaría el nombre de hermana María Laura. Años después, manifestaba en su Diario el gozo por estar formándose como religiosa en las “Figlie della Croce), asemejando este proceso a “estar en la escuela de Jesús”. Y tiempo después, tras capacitarse y ya prestando servicio como maestra escribió en su Diario: “Mi misión: ser un signo del tierno amor del Padre en la comunidad, en la escuela, entre las niñas”.

Víctima sacrificada por odio a la fe

Nada más ser detenidas, las tres “ragazze di Satana” dijeron que se la habían ofrecido a Satán “para hacer algo diferente a lo habitual y sentir emociones fuertes”. Reconocieron que desde hacía tiempo vivían su devoción satanista y habían planeado ofrecer a Satanás y sus demonios el sacrificio de una persona consagrada. Pensaron en matar al entonces párroco de San Lorenzo, pero desistieron considerando la robusta complexión del sacerdote. Fue entonces que se decidieron por la hermana María Laura Mainetti.

A principios de junio de 2000, una de las tres amigas llamó por teléfono a la religiosa. Con voz dramática le dijo que había sido violada y estaba embarazada, pero que sus padres estaban presionándola para abortar. El 6 de junio, ya entrada la noche, la chica volvió a llamarla y le pidió reunirse, que estaba en la calle y necesitaba ayuda. Eran casi las diez de la noche cuando la hermana María Laura salió de su convento hacia el lugar de encuentro, la Piazza Castello de Chiavenna. La chica la convenció para que la acompañara a buscar su equipaje, que dijo había dejado en casa de una amiga.

Avanzaron hacia un sector solitario de la ciudad, la “Via Poiatengo”. Tras recorrerla unos metros aparecieron de entre las sombras las dos cómplices. Las tres “ragazze di Satana” le atacaron con piedras y así, herida, indefensa, la arrastraron hasta un lugar más aislado, donde cada una de ellas le infligió seis puñaladas. Se trataba, declararon luego a la policía, de marcar a su víctima sacrificial con el número de la bestia señalado en el libro del Apocalipsis: 666.

Beata María Laura Mainetti

Unos meses antes de ser asesinada, hermana María Laura escribio en su diario: «Debemos estar dispuestos a hacer todo por los demás, hasta dar la vida como Jesús». Tras ser aprehendidas, las satanistas asesinas confesaron que ella murió de rodillas y que, mientras la agredían, la hermana María Laura Mainetti susurró antes de morir: «¡Señor, perdónalas!».

En el lugar donde falleció como víctima del odio a la fe, en un ritual satanista, los fieles pusieron una cruz de granito con la inscripción evangélica: “Si el grano de trigo muere, da mucho fruto”. El lugar es hasta hoy destino de peregrinación donde se acumulan miles de frases, oraciones y peticiones de los visitantes.

El 23 de octubre de 2005, el entonces obispo de la diócesis de Como, Alessandro Maggiolini, abrió el proceso diocesano de beatificación de sor María Laura, que concluyó el 6 de junio de 2006. Posteriormente, en 2008, la Santa Sede aprobó la solicitud de inicio del proceso de beatificación. En el verano de 2017 se entregó la "Positio super martyrio". El 19 de junio de 2020, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el Decreto que reconoce su martirio, ya que fue realizado "In odium fidei" (en odio a la fe), abriendo así el camino para su beatificación.

La ceremonia de beatificación y la celebración de la Santa Misa ha tenido lugar en el estadio municipal de Chiavenna el domingo 6 de junio de 2021. Estuvo presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, y concelebrada por el obispo de la diócesis de Como, monseñor Oscar Cantoni, y decenas de prelados y sacerdotes.