Un "hombre de singular belleza" defiende al Padre Pío en su lucha contra el diablo

06 de agosto de 2022

Es una de las visiones y testimonios más interesantes que el fraile de Pietrelcina, relata haber vivido a los 16 años.

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A principios de 1903, cuando Francesco Forgione (ver imagen arriba), el futuro Padre Pío, esperaba entrar en la familia capuchina, le asaltó la duda de que no estaba a la altura de entrar en la Orden y hacerse sacerdote.

 

Para disipar todas sus dudas y temores, Dios intervino mediante una visión extraordinaria, que años más tarde el propio padre Pío describió así: "Vi a un hombre de singular belleza a mi lado, que me invitó a seguirle, diciéndome: «Ven conmigo porque lucharás como un valiente guerrero»".

 

El libro "In lotta con il cosaccio", de Marcello Stanzione y Francesco Guarino, recoge este y otros testimonios del fraile de Pietrelcina, de sus hermanos de comunidad y en particular de su director espiritual, a quienes confió esta visión.

 

La visión

 

 

Cuenta el Padre Pío: “Fui conducido a un campo muy espacioso, en medio de una multitud de hombres, divididos en dos grupos: de un lado, hombres de singular belleza, vestidos de blanco; del otro, hombres de horrible aspecto, vestidos de negro con sombras oscuras. Un hombre de una altura tan inmensa que tocaba el cielo con la cabeza, con un rostro espantoso, se acercó a mí; la figura a mi lado me invitó a luchar contra la monstruosa figura”.

 

El fraile de Pietrelcina afirma haber buscado la ayuda del hombre de singular belleza. "Volviéndome hacia el hombre que estaba a mi lado, le pedí que me perdonara, pero me contestó: «En vano es toda tu resistencia; con esto es mejor que luches. Ten buen ánimo, entra en la lucha con confianza, avanza con valor, y yo estaré a tu lado, te ayudaré y no permitiré que te derriben». Acepté el combate, resultó terrible. Con la ayuda del personaje luminoso, cercano a mí, me impuse y gané. La monstruosa figura huyó, arrastrando tras de sí a aquella gran multitud de hombres de horrible aspecto, entre gritos, imprecaciones y gritos de aturdimiento".

 

La corona

 

El Padre Pío recuerda que "la otra multitud de hombres lanzó voces, aplauso y alabanza hacia quien me había asistido en tan amarga batalla. El personaje, más espléndido que el sol, colocó sobre mi cabeza una corona de la más extraordinaria belleza, que sería vano describir. La corona fue inmediatamente retirada por el buen personaje, mirándome señaló: «Otra más bella es la que guardo para ti. Si sabes luchar con ese que has luchado ahora»".

 

Esas palabras fueron proféticas. "«Siempre volverá al asalto», insistió el hombre de singular belleza, «pero tú lucha con valentía y nunca dudes de mi ayuda. No tengas miedo de su acoso, no temas su formidable presencia, yo estaré cerca de ti, te ayudaré siempre, para que siempre consigas someterlo»".

 

La de Francesco Forgione fue una extraordinaria visión profética y programática, que le llevó en los años siguientes a librar una batalla continua contra el enemigo infernal. De cada enfrentamiento contra el Padre Pío, el diablo saldría derrotado, mientras que el futuro santo, aunque pagó hasta con el derramamiento de su sangre, salió siempre victorioso.

 

 

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